Oct 12, 2023

Reactivación Sostenible: Petróleo, Gas y Economía

Por Luis Xavier Grisanti[1]


 

 Bonanza de precios y choque expansivo de oferta 2003 – 2014

La bonanza de precios del petróleo del período 2003 – 2014, al igual que en los años 70 del siglo XX, dio origen a un choque expansivo de oferta, signado por los diversos elementos: abundancia de hidrocarburos derivada de la revolución del petróleo y gas de lutitas; nuevas tecnologías de exploración y producción; aumento constante de las reservas y la producción de crudo y gas natural; expansión masiva de la producción de hidrocarburos en Estados Unidos y Rusia; autosuficiencia energética de Norte América; surgimiento de nuevos productores y exportadores en el Hemisferio Occidental (Argentina, Brasil, Colombia y Guyana); y economicidad de las fuentes de energías renovables (eólica y solar).

Del lado de la demanda, los países industrializados lograron romper la tradicional correlación entre el consumo de petróleo y el crecimiento económico, alcanzando su pico en 2005. Otros factores ejercen presión sobre el consumo: infraestructuras inteligentes, vehículos eléctricos, sistemas eléctricos sin combustibles fósiles, descarbonización, almacenamiento y captura de carbono, cambio climático, emisiones neutras, regulaciones ambientales, economía circular, transición energética y III y IV Revolución Industrial.

El choque expansivo de oferta y la ralentización de la demanda causaron un colapso de los precios del petróleo y el gas en 2014 – 15. El crudo marcador Brent cayó de un promedio de US$ 114,20 por barril (b) en 2012, a $ 44,54/b en 2016. Pero también colapsó la inversión mundial (CAPEX) en petróleo y gas, desde un nivel cercano a $ 900 millardos a alrededor de $ 400 en dicho lapso.

Forjar un nuevo ciclo virtuoso de inversión

El desafío económico primordial de Venezuela es alcanzar una reactivación sostenible del sistema productivo nacional, apalancada por su industria de los hidrocarburos; objetivo que es sólo factible si el país atrae ingentes recursos de inversión privada extranjera y nacional.

Es imperativo un consenso nacional sobre una estrategia de desarrollo no rentístico de la economía, conjuntamente con una política energética integral; ambas dirigidas a reinsertar a Venezuela en el mapa mundial de la energía. Será imposible atraer capitales sin refinanciar la deuda externa y sin obtener fondos de los organismos multilaterales, conforme a un programa creíble de estabilización macroeconómica.

Es preciso un nuevo círculo virtuoso de inversión, producto de una modificación mental y cultural de la interacción entre la industria, la sociedad civil y el Estado, a objeto de que el ciudadano deje de ser un “cazador de rentas” (“rent-seeker”), para convertirse en un emprendedor que lidere el despliegue de las fuerzas productivas privadas del país, como lo proponía el economista Alberto Adriani (1898 – 1936) hace casi un siglo. Hay que despojarse de la noción del Petro-Estado paternalista que durante más de un siglo no pudo trascender su condición extractivista de recaudador de regalías e impuestos.

Transición energética y pico de la demanda

En 2015, 193 naciones miembros de la Organización de las Naciones Unidas suscribieron el Tratado de París sobre cambio climático, precedido de la adopción de las nuevas diecisiete metas de desarrollo sustentable para el año 2030. Cuando se inició un leve incremento de la inversión mundial en hidrocarburos, sobrevino la pandemia del COVID-19, gestando una nueva contracción. Los precios y la demanda volvieron a caer; pero la reducción de la inversión tuvo un impacto contrario, al gestarse un excedente de demanda sobre la oferta.

Los países industrializados y emergentes elevaron la inversión pública y el gasto fiscal y flexibilizaron sus políticas monetarias para evadir la recesión, mientras que tomó cuerpo a nivel de los organismos multilaterales, Estados, corporaciones y mercados de capital, el concepto de transición energética. Se prevé que el pico de la demanda petrolera mundial para poco antes o poco después del año 2030, con un nivel no mayor a 110 MMBD en el más optimista de los escenarios. Para 2023, se espera una demanda de 102 MMBD. Gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales han anunciado compromisos de reducción de emisiones tóxicas de efecto invernadero; y van más allá, al fijar metas de emisiones netas cero o neutras.

Seguridad energética y geopolítica

En Febrero del 2022, se produjo un hecho que ha redibujado la geopolítica mundial, incidiendo poderosamente en la industria del petróleo y el gas: Rusia decidió invadir a Ucrania, desencadenándose un conflicto bélico aterrador que vuelve a ubicar la seguridad energética del planeta en el vértice de las relaciones internacionales. La transición energética parece ralentizarse ante las urgencias de la seguridad de suministros. Los precios suben nuevamente y luego bajan, intensificando la volatilidad que ha sido la marca del mercado en las últimas cinco décadas.

Creemos que las perspectivas de la demanda de petróleo y gas natural son más promisorias ahora que antes de iniciarse la guerra; pero también alertamos que la transición energética, y en particular la descarbonización de la economía y de la propia industria petrolera, lucen irreversibles, y a ello debemos dirigir las políticas públicas en Venezuela.

Es necesario advertir que, para levantar en los mercados globales de capital la inmensa cantidad de recursos de inversión (CAPEX) que requiere la industria de los hidrocarburos, nosotros los venezolanos, Estado y sector privado, como aliados, debemos presentar compromisos factibles de emisiones netas cero, sin lo cual será muy difícil que fluyan a Venezuela nuevos flujos de inversión.

Alianza Estado – Empresa Privada

Para aprovechar la ventana de oportunidad de unas dos décadas que nos ofrecen los mercados mundiales de energía, pensamos que la cooperación y/o asociación entre el Estado y el empresariado privado nacional e internacional, supone actuar en cinco áreas:

  1. Cumplimiento contractual: las leyes económicas constituyen un pacto social para el desarrollo de los sectores productivos. Debe ser prioritario el cumplimiento pleno de los objetivos de desarrollo fijados en las actas constitutivas y estatutos de las empresas mixtas y en las licencias de exploración y producción de gas natural, en la Ley Hidrocarburos Gaseosos (1999) y en la Ley Orgánica de Hidrocarburos (2002). El cumplimiento contractual generará confianza en los inversionistas calificados.
  2. Acordar un nuevo modelo de negocios competitivo y sustentable entre el Estado y los inversionistas calificados. Ello significa aprobar un modelo económico que sirva de referente para las empresas mixtas y licencias de gas, a objeto de que se pueda lograr una tasa interna de retorno que incentive permanentemente la inversión y reinversión de capital para el sostenimiento y expansión del potencial de producción.
  3. Reformar la presión tributaria de la industria de los hidrocarburos para garantizar la competitividad internacional de Venezuela, tomando en cuante que Venezuela exhibe uno de los más altos y complicados regímenes fiscales del mundo.
  4. Reimpulsar el capital social de las 44 empresas mixtas y 21 licencias de gas y efectuar nuevas licitaciones trasparentes. El capital social, formado por el Estado y por los socios minoritarios privados (Socios B), son los que mejor conocen las condiciones de los yacimientos y sus necesidades de mantenimiento, capital y tecnología; manejan sus estados financieros y deudas con socios y contratistas; y pueden los estándares internacionales de higiene, seguridad y ambiente (HSSE).
  5. Suscribir los Acuerdos de Servicios de Hidrocarburos (ASHs) o de Servicios Productivos (ASPs) y los Convenios de Asistencia Técnica (CATs) conforme a la Ley de Hidrocarburos, y evaluar los beneficios de ampliar las áreas geológicas de las actuales empresas mixtas y capitalizar las deudas. De esta manera, se puede maximizar la producción a corto plazo en forma técnicamente eficiente.

Existen otras áreas de cooperación en las cuales las empresas privadas trasparentes y profesionales pueden aportar sus mejores prácticas: talento humano, formación de capital nacional, procura, higiene, seguridad y ambiente, mantenimiento, financiamiento de proyectos, tecnología, transición energética, descarbonización, etc.

En 2023 se celebra el 80mo aniversario de la histórica Ley de Hidrocarburos de 1943. La historia nos enseña que cuando el Estado y las compañías petroleras nacionales e internacionales, como socios y aliados a largo plazo, alcanzan acuerdos estables y mutuamente beneficiosos, conforme a un ordenamiento jurídico y fiscal competitivo, la inversión y la producción de petróleo y gas aumenta en obsequio del desarrollo sustentable de Venezuela.

………………..

LXG/julio 2023.

[1] Profesor, Posgrados de Gerencia y Economía de Hidrocarburos, UCV (Coordinador), IESA y USB. Presidente de la junta directiva del Banco Exterior, C.A. Banco Universal.