Sep 12, 2023

Septiembre 11, 1891

Oscar Enrique Pulgar Rivas*, el 11 de Septiembre de 1948, publicó un reportaje en la revista ¨TÓPICOS SHELL”, con motivo de la reapertura de La Universidad del Zulia; el cual transcribimos gracias a la contribución de su hijo el ingeniero petrolero y escritor Luis Pulgar, quien nos advierte: “Respeté la redacción original, uso de mayúsculas, etc. Mi papá tenía 22 años y se había iniciado muy joven en el periodismo”.


 

Después de 42 años de inactividad universitaria en el Estado Zulia, el Ejecutivo Nacional ha decretado la reapertura de su Universidad. Hasta la fecha han sido designados el Rector, el Vice-Rector y el Secretario de la entidad estudiantil que enrumbará los destinos de la juventud estudiosa de la más grande región petrolera venezolana.

En la actualidad, el Ministerio de Educación Nacional organiza el profesorado para las escuelas de Medicina, Ingeniería y Derecho. La última funcionará con sus seis años, en tanto que las escuelas de Ingeniería y Medicina iniciarán sus labores este año. La Universidad del Zulia tiene capacidad establecida para cerca de trescientos alumnos, y hasta el presente – según informes obtenidos- los aspirantes están haciendo sus respectivas solicitudes en escala abrumadora.

El presupuesto asignado por el Gobierno para el primer año de estudios es de un millón quinientos mil bolívares. El Ministeriod de Educación ha encargado a Estados Unidos equipos completos para la instalación de laboratorios, los que llegarán, posiblemente, apenas comiencen las labores universitarias. La Universidad será instalada provisionalmente en la Casa del Obrero, local donde podrán funcionar con amplias comodidades las diferentes facultades, y los laboratorios serán instalados en un edificio especial, que en la actualidad se encuentra en período de construcción, anexo al Hospital Quirúrgico de Maracaibo, el que estará terminado a fines del presente mes.

La Universidad del Zulia fue clausurada el año 1904 por disposición del Gobierno del general Cipriano Castro. Desempeñaba en aquella época la cartera de Educación el Dr.Eduardo Blanco. El año 1930, el Congreso en funciones dictó una medida para que abriera nuevamente las puertas dicho Instituto. Sin embargo, la poca preocupación de los gobernantes por el progreso cultural del país, o tal vez el concepto de que eran suficientes las existentes en Venezuela, no hizo efectivotan beneficioso decreto. Los hechos posteriores han demostrado a todos los venezolanos lo contrario. Numerosos jóvenes estudiantes, debido al exceso de inscritos en las Universidades nacionales, se trasladaron al exterior para iniciar o ultimar sus estudios.

Jesús Enrique Lossada

El pueblo zuliano ha recibido con verdadera satisfacción la medida adoptada por la Junta de Gobierno. La disposición, sin duda alguna, constituye una valiosa reivindicación para la juventud estudiosa del Zulia, a quien se la abre ahora un nuevo y vasto campo para sus estudios.

Para ocupar el cargo de Rector de la Universidad del Zulia ha sido designado por el Ministerio de Educación Nacional el doctor Jesús Enrique Lossada, destacado profesional zuliano; así mismo el Dr. Ramón Gómez H. Y el ingeniero Ramón Ocando H. Han sido nombrados Vice-Rector y Secretario del Universidad, respectivamente. Dichos nombramientos han sido acogidos con sumo agrado por el pueblo zuliano, afirmándose desde el momento de la designación que con los ciudadanos mencionados al frente del Alma Mater en la región, no estarán, en ningún momento, defraudadas las aspiraciones de los centenares de estudiantes que penarán las aulas de la magnífica institución que se ha creado.

Hemos solicitado breves declaraciones para la revista “Tópicos Shell”, órganos de la poderosa empresa petrolera The CaribeanPetroleum Company, del Dr. Jesús Enrique Lossada, a quien encontramos ya al frente de sus labores en la Casa del Obrero, donde como dijimos antes, funcionará provisionalmente la Universidad del Zulia. El doctor Lossada acaba de llegar a Maracaibo procedente de la capital del la República, donde ocupa en la actualidad el cargo de presidente del Consejo Supremos Electoral.

  • La Universidad del Zulia -nos dijo- es una gran obra que honra al Gobierno de Venezuela, y viene a colmar una justa aspiración del pueblo zuliano y en general de todos los venezolanos.

Al ser interrogado acerca de las facilidades que les serán dadas a los aspirantes manifestó:

  • La extensión hasta la Universidad del Zulia de la Organización de Bienestar Estudiantil vendrá a solucionar numerosos problemas confrontados por los jóvenes trabajadores que hayan solicitado ingreso, tales como asistencia médica, facilidades económicas, etc. En la actualidad -expresó para finalizar- el Ministerio de Educación Nacional se ocupa de hacer la escogencia del personal docente que dirigirá los destinos de cada una de las asignaturas de las Escuelas de medicina, Ciencias Políticas en Ingeniería.

Así nos despedimos del doctor Jesús Enrique Lossada, quien en breve viajará a Caracas, de donde regresará apenas haya terminado sus labores al frente del Consejo Nacional Electoral.

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*Oscar Enrique Pulgar Rivas Un venezolano de su tiempo
Nació en Caracas el 13 de febrero de 1926, un año antes de la hazaña de Lindbergh y en plena dictadura de Juan Vicente Gómez, en el seno de una familia de clase trabajadora. Su padre, Orángel Pulgar, un zuliano de profesión maestro de obras, casó en Caracas con María Teresa Rivas, hija de un inmigrante español y una baruteña. De ese matrimonio, además de Oscar, nació una larga prole: Consuelo, quien fuera luego una destacada pionera del movimiento vecinal en la urbanización Altamira de Caracas, Emilio, publicista prematuramente fallecido y Amanda, además de otros tres hermanos fallecidos en la infancia.
Orángel Pulgar fue un padre bueno y responsable, que escribía con una bella y cuidadosa letra, como puede verse en la dedicatoria que le puso a una foto en 1924. Lamentablemente falleció a la temprana edad de treinta y cinco años, a consecuencia de un accidente de trabajo. Su esposa, quien hasta el momento se había desempeñado en las labores del hogar, hubo de salir a trabajar, para mantener a su familia y se empleó como obrera en la Cigarrera Bigott, empresa a la que toda la vida agradeció la oportunidad que le dio en ese tiempo de necesidad.
Siendo un niño, Oscar ayudaba a su abuela Marcolina Rivas a repartir las arepas que hacía para vender. En una de esas salidas a la calle, siendo apenas un niño, tuvo su primer contacto con el periodismo, cuando en la redacción de un diario le tomaron una fotografía con su cesta de trabajo y un periodista le escribió por detrás: “Para mi amigo el buen Oscar”.
El mismo se preocupó por educarse, y se inscribía cada año en la Escuela Experimental Venezuela, donde culminó su primaria. De esa época y de su barriada Maripérez conservó amistades toda la vida, uno de los más queridos Marco Antonio, “El Musiú” Lacavalerie. En la Escuela Técnica Industrial estudió tipografía, linotipo y encuadernación, y cursó bachillerato en el liceo Andrés Bello. Simultáneamente completó entrenamiento en taquimecanografía y contabilidad en el Remington Comercial College, todo esto con el fin de cumplir su sueño: entrar en una de esas redacciones que visitaba convertido en periodista. Esto lo logró, antes de que existieran estudios formales para esa profesión en el país.
Años después estuvo entre los alumnos fundadores de la Escuela de Periodismo de la UCV. Para mantenerse actualizado, participó en numerosos cursos y seminarios relacionados con su carrera, entre los que se destaca el entrenamiento que recibió para programación de televisión en la emisora CMQ de La Habana, Cuba.
1. Gracias a su inteligencia y a su inquietud por progresar, quien hubiera podido ser toda la vida obrero, logró ser un trabajador intelectual, sin olvidar nunca su origen y su solidaridad con los menos afortunados.
En 1941, con apenas quince años de edad, fue miembro del equipo fundador del diario “Últimas Noticias”, capitaneado entonces por “Kotepa” Delgado, quien siempre tuvo por Oscar un cariño paternal. Su trabajo inicial fue como receptor de anuncios económicos y desplegados, jefe del archivo gráfico, asistente de composición y montaje en los talleres de impresos Cooperativa de Artes Gráficas y finalmente receptor de quejas y reclamos para la columna del mismo nombre, en la cual comenzó a hacer trabajo de redacción.
En 1943 se cumplió su anhelo de ser incorporado formalmente al “staff” de reporteros del diario, y con orgullo se afilia a la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP), de la cual posteriormente fue directivo en varios períodos. Coincidió en esas lides con el periodista Gregorio Barreto, con quien mantuvo una amistad cercana toda la vida. Fue también Secretario Ejecutivo de la primera directiva del Círculo de Reporteros Gráficos de Venezuela.
En 1946 fue comisionado junto con otros jóvenes periodistas para fundar “Noticias Gráficas” en Maracaibo. El grupo era dirigido por Ciro Urdaneta Bravo, a quien consideró su más importante maestro en el periodismo, Entre los miembros de ese equipo estuvieron Euro Fuenmayor, Jesús “Chuchago” Gómez López y posteriormente en el Zulia se les unió Juan Vené. En esa ciudad conoce a quien habría de ser su esposa, Teresita Finol. Inició también su amistad de toda la vida con el periodista zuliano Rodolfo Argüello, quien le acompaña en diferentes misiones de trabajo por todo el estado, especialmente a los campos petroleros. Ese mismo año, junto con un grupo de colegas funda el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa y figura como miembro de su primera directiva. Cincuenta años después, el 11 de marzo de 1996, le tocó ser el orador de orden en los actos conmemorativos del primer medio siglo de esa institución.
En 1947 viajó por primera vez a Estados Unidos. Trajo a su regreso información sobre una materia que para entonces era nueva en Venezuela: Las Relaciones Públicas.
Ese año se integra a la plantilla de reporteros del diario El Nacional por su amistad con Miguel Otero Silva y María Teresa Castillo a quienes conocía desde antes de la fundación del Sindicato de la Prensa. Es designado jefe de la corresponsalía del oriente del país con sede en Maturín, estado Monagas. Simultáneamente es director de “El Informador Pepsi Cola” en la emisora “La Voz de Anzoátegui”, de Barcelona; y paralelamente, a partir del 24 de noviembre de 1948, asume, junto con sus colegas Jesús Antonio Sardá y Federico Alberto Ruiz, la responsabilidad de una emisora clandestina en el oriente del país, que hacía oposición al régimen dictatorial. También en compañía de Sardá inicia la publicación del semanario “Noticias de Oriente” del
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cual fue director. En estas labores permanece hasta 1950, cuando se incorpora como reportero al diario “El Universal”.
Permanece en Caracas por un corto tiempo y es enviado nuevamente a Maracaibo, como corresponsal exclusivo de ese rotativo, desempeñándose al mismo tiempo como redactor de la revista “Estampas”. En esa ciudad, a los 24 años de edad, acepta la Jefatura de Información del diario “Informaciones”, su primer cargo ejecutivo. El 17 de noviembre de 1951, víspera de la festividad de la Virgen de Chiquinquirá, contrae matrimonio con su novia Teresita, con quien formó una pareja que permaneció estrechamente unida por el amor durante casi 50 años.
A mediados de 1952 se traslada a Caracas con su esposa, como corresponsal deportivo del diario “Panorama”, y en ese mismo año se desempeña como redactor de los informativos de “Radiodifusora Venezuela. Entre 1952 y 1958, de lleno en la faceta de periodista deportivo, edita con su compadre Gerónimo Ascanio y con “Rolito” Martínez, el diario “HIT”; y luego, junto con Ascanio, “Ultima Hora Hípica”. A propósito, “Kotepa” Delgado escribió en una ocasión, ya en los años 90, que ese había sido el inicio del periodismo deportivo moderno en Venezuela. Este grupo, en unión con otros colegas, fundó en 1951 el Círculo de Periodistas Hípicos.
Oscar trabajó también para el diario deportivo “Record” y para el importante periódico zuliano “Diario de Occidente”, aunque se mantuvo siempre con base en la capital de la república…eran los tiempos de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez. Compartía oficina con su gran amigo el publicista y actor de origen argentino Máximo Guimaraz, cuyo seudónimo era Giralde, quien se hizo conocido por su serie de televisión sobre el cura Don Camilo.
De ese período se recuerda que durante la celebración del Congreso de Seccionales de la Asociación Venezolana de Periodistas, al cual asistió en representación del estado Zulia, fue el autor de la propuesta que exigió, en nombre de sus colegas, cambiar el temario inocuo de la reunión, convocada originalmente para tratar asuntos de organización. La nueva propuesta pedía a la asamblea demandar la libertad de expresión y la liberación de numerosos periodistas y otros presos políticos, además del regreso de los exiliados y el reconocimiento de los partidos políticos y sindicatos ilegalizados por la dictadura. Fue aprobada por aclamación.
De 1953 a 1955 fue jefe de relaciones públicas de “The Daily Journal”, y entre 1955 y 1960 de la revista Momento, en la cual coincidió con periodistas de la talla de Carlos Rangel y Sofía Imbert y con Gabriel García Márquez.
Fue uno de los miembros fundadores de la Asociación de Relacionistas Públicos de Venezuela, en 1956. Ya para entonces había coleccionado una
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vasta biblioteca, la cual alimentó toda su vida con innumerables volúmenes sobre todos los temas, los cuales leía continuamente con avidez.
En 1952, 1953, 1956 y 1960 nacieron sus cuatro primeros hijos, Luis Enrique, Marisol, Hugo Orángel y María Teresa. Posteriormente, en 1970, nació María Alejandra, para completar la familia Pulgar Finol.
La dictadura lo hizo víctima de su represión, con detenciones producto de sus opiniones públicamente expresadas. Es elocuente la dedicatoria que escribió en el libro “Tríptico Bolivariano”, de Alfonso Rumazo González, obsequiado a su hijo mayor el 2 de agosto de 1973: “Para mi hijo Luis a quien la SN y Pérez Jiménez me obligaron a no llamarlo Oscar, con mi más inmenso amor”.
Durante los años 60 prestó sus servicios a los diarios “La Razón”, cuyo director era José Vicente Rangel, y “La República”, en el cual ocupaba ese cargo Luis Esteban Rey. Entre 1962 y 1965 trabajó en la revista Variedades y en el famoso semanario humorístico “El Gallo Pelón”. Por ese entonces, participó como socio en una empresa que trajo la primera imprenta offset a Venezuela.
Su amigo, el doctor Simón Antoni Paván, le invitó a acompañarlo en su equipo cuando entre 1965 1969 se desempeñó brillantemente como ministro del Trabajo. Fue su primera actuación en el sector público. Su condición de funcionario honesto y eficaz le fue reconocida por miembros de todas las toldas políticas. Prestó sus servicios al gobierno por varios períodos no continuos, como Jefe de Relaciones Públicas de los ministerios del Trabajo y Sanidad y Asistencia Social, y Director de Información y Relaciones Públicas del Ministerio del Trabajo, hasta su jubilación del sector en 1994. Entre sus compañeros y amigos más cercanos de esa época tuvo a los doctores Manuel Álvarez Loreto y Carlos Herrera
Entre 1969 y 1974 y luego entre 1978 y 1983, se desempeñó como Gerente de Promociones del Bloque Dearmas, preparando numerosas ediciones especiales para las revistas Bohemia y Momento, dirigidas particularmente al sector agrícola y al de turismo nacional. Aún posteriormente a su retiro, mantuvo vínculos profesionales con esta empresa, la cual siempre le demostró alta estima y consideración. En ese tiempo hizo equipo con su buen amigo Armando De Armas hijo. Simultáneamente comenzó a trabajar en la promoción publicitaria del equipo de béisbol “Águilas del Zulia”, contratado por su amigo el empresario zuliano Luis Rodolfo Machado. La relación con el equipo la mantuvo hasta los años noventa.
Una de sus mayores inquietudes fue lograr la creación del Colegio Nacional de Periodistas, y del Instituto de Previsión Social del Periodista. Al concretarse ambos objetivos, figuró entre los miembros fundadores y fue directivo durante tres períodos del CNP del Distrito Federal. También integró la primera directiva del IPSP, junto al periodista José “Chepino” Gervasi, y permaneció luego en la
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misma por un período adicional. Esta fue una de sus grandes satisfacciones, ensombrecida posteriormente por la decadencia de la institución.
A partir de 1995 volcó toda su experiencia en la investigación de los problemas sociales de nuestro país, los cuales le inquietaban tremendamente. Escribió entonces más de 60 extensos reportajes, que fueron publicados por el Diario “El Globo”, de Caracas. El último, lo entregó un mes antes de su fallecimiento, ocurrido el 11 de diciembre de 1997 luego de sufrir digna y valientemente una penosa enfermedad. Estos reportajes fueron recogidos en el libro “Todos Somos Buhoneros- El drama de la Seguridad Social en Venezuela”
Oscar Pulgar fue reconocido en vida por el Estado venezolano con la más alta condecoración que éste otorga en el Día del Periodista a quienes ejercen esta profesión: La Orden Francisco de Miranda en su primera clase. Recibió además una muy justificada Orden al Mérito en el Trabajo y la Orden Primero de Mayo, ambas también en su primera clase. Sus colegas le impusieron los reconocimientos formales del gremio.
En todo caso, sus mayor satisfacciones las obtuvo de sus innumerables amigos, y de una gran familia que fructifica en aportes a la patria, al seguir su extraordinario ejemplo de honradez y responsabilidad.
Oscar Pulgar vivió una vida intensa y variada. Una existencia que se entrelazó e identificó con la de la Venezuela que tanto amó, a cuyo periodismo del siglo XX aportó iniciativas y esfuerzos sólidos que permitieron robustecer y engrandecer la profesión. Ciertamente fue un venezolano de su tiempo