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La Revolución de los Tres Dólares

Por: Rafael Gallegos


 

Si algún hecho refleja la profunda destrucción de Venezuela en los últimos veinte años, es el salario mínimo tan mínimo al cual han sometido al pueblo venezolano. Un nanosalario. Mientras la ONU ubica la pobreza crítica en un ingreso menor a un dólar diario – 30 dólares mensuales-, la “revolución” y que bolivariana paga a “su”  pueblo un ingreso diez veces menor. Los haitianos, un país de una pobreza estructural terrible, disfrutan de un salario mínimo más de veinte veces mayor al de los venezolanos, ¡más de veinte veces!, alrededor de setenta dólares. Y ni comparemos con el resto de América Latina, todos con salarios mínimos superiores a cien dólares y hasta quinientos. Claro a excepción de Cuba, jefe y maestro, que apenas llega a los 40 $.

Los economistas dicen que a la fecha, para sobrevivir decentemente en Venezuela una familia requiere 258 dólares.   Sabemos que el salario mínimo – menos de dos dólares –  apenas alcanza para comprar un pedazo de queso, o tres canillas, o tres bistecs al mes… explíquele a su familia que escoja un solo rubro, y que se lo deben comer entre todos poco a poco, para que tengan la ilusión y solo la ilusión, de que llena.  Y eso, una vez al mes.

La primera hambruna petrolera de la historia.

De los pensionados ni hablar. Ya lo hemos dicho. El gobierno se jacta de tener  cinco millones de pensionados… a tres o cuatro dólares al mes cada uno. Nada. Eso no es pensión. Es vergüenza. Léalo: la “revolución” no tiene ni un pensionado. ¿Nano pensión? Es como si usted le entregara a su hijo veinte  bolívares para que fuera  al cine. Él podría pensar con toda propiedad que usted se está burlando de él.

Y encima se jactan. Bécquer les recitaría: “No hay máscara semejante a tu rostro.”

 

“REVOLUCIÓN” VS REPÚBLICA CIVIL

Claro que no se puede regresar a los llamados cuarenta años de democracia. Sería absurdo y además esa república civil, si bien obtuvo maravillosos triunfos, al final  generó peligrosos defectos que trajeron a Chávez, que no nació precisamente por generación espontánea. Es necesario diseñar un futuro diferente basado en la democracia, la libre empresa y la gerencia social.

Sin embargo es interesante comparar la situación actual con esos años, a efecto de analizar las épocas y enterarnos de los que nos ha hecho perder esta “revolución”… lo que el viento se llevó.

Comencemos con los salarios mínimos. A lo largo de los cuarenta años de democracia fueron de tres cifras. Hoy… una cifra. ¿No tendrán otra revolución por ahí?, pregunta un Inocencio.  

Cuando en los años setenta siendo yo estudiante conseguí un trabajo en el entonces Ministerio de Minas  como Liquidador de Hidrocarburos, ganaba más  de dos mil  bolívares mensuales. Saque cuentas, casi quinientos dólares al mes. Las secretarias ganaban un equivalente de entre trescientos y seiscientos dólares. Los profesionales más de mil dólares. El sueldo mínimo no bajaba de doscientos cincuenta dólares. Eso era dinero y la gente que trabajaba podía vivir decentemente.

Pregunte hoy por los ingresos del equivalente de esos trabajadores. Le garantizo que no llegan ni a cincuenta dólares los jefes, porque los demás, sueldo mínimo que aderezan con una más que insuficiente bolsa de comida. ¿Pregúntenle qué hace con esa miseria, cómo le dice a sus tres o cuatro muchachos que no hay comida?  

 ¿Para eso era la “revolución”? Llega el momento de preguntar como Luis Herrera, ¿Dónde están los reales? El próximo Presidente, que lo habrá, envidiará a Luis Herrera que pudo recibir “un país hipotecado”, porque el próximo presidente, no lo dude, recibirá un país quebrado… casi un ex país.

¿Dónde están los reales? ¿Dónde está el casi billón de dólares que recibió la “revolución” en estos veinte años? No están ni en hospitales, ni en centros educativos víctimas de serias carencias, no están en obras de infraestructura. Ojalá estuvieran en viviendas, que por una parte si fueran tantas como dicen, los ranchos hubieran disminuido drásticamente. ¿Se atreverán a hacer un conteo serio? Por otra parte, los expertos dicen que uno de cada tres venezolanos está en pobreza crítica. O sea, no come. Y que una buena porción del resto come apenas dos veces diarias.

Otra “revolución” más y nos quedamos sin país.

Y la culpa no es ni de Uribe, ni de Trump, ni de la guerra económica, ni de las sanciones.

Asuman su responsabilidad.

 

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

No caeremos en el lugar común de que el viento se llevó a Pdvsa, los sueldos, las pensiones, el hierro, el aluminio, los trabajos, etc. etc.etc.

Hay cosas más sentidas que se llevó el “huracán” revolucionario. Anote, se llevó a sus hijos para otro país. Se llevó la comida que usted tenía en su despensa y en su nevera. Se  llevó la continuidad del agua, la electricidad, el gas. El buen Internet. Ahora en lugar de aquel “Petróleo en gotas”, todos los días nos pasan el documental “gasolina en gotas”.

La revolución” se llevó cosas muy sencillas que nos parecían de rutina. Recuerde y anote, los periódicos dominicales, Radio Caracas Televisión, Radio Rochela, las  carreras de caballos televisadas los domingos, el cine de los fines de semana con la familia, las compras de artículos para el hogar a crédito ( y de contado), la venta de viviendas, los alquileres de viviendas, los préstamos hipotecarios, los seguros médicos efectivos, el poder adquisitivo de las jubilaciones, los sueldos decentes, las tarjetas de crédito, las ventas de carros, la compra de ropa, los eventuales fines de semana en la playa, los préstamos bancarios, los viajes vacacionales a Higuerote, la Guaira o a las hoy escuálidas Mérida y Margarita, los estrenos de los niños en Navidad, los regalos de cumpleaños. Sume y siga…

Se llevó aquella frase tan cordial del venezolano: “¿un cafecito?, yo invito”.

Sobre todo esta “revolución”, se llevó su tranquilidad, su futuro.  ¿Recuerda qué era un puente vacacional? ¿Y recuerda cuando los políticos hablaban de consumo suntuario? Muy simple, antes éramos Nuevos Ricos. Ahora Nuevos Pobres… y qué pobres. ¿Para eso fueron los cien muertos del 4F?

Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo. ¿Esa era la meta de la demolición estratégica?

Además el viento revolucionario se llevó las elecciones decentes. ¿Cuándo en la democracia se discutía como tema prioritario las  condiciones electorales, o el árbitro era ficha del  gobierno, o  los ministros se dedicaban a hacer campaña con los recursos del estado, o los canales oficiales se dedicaban a insultar a la oposición o a decir palabrotas impunemente, o se anulaba de un plumazo la directiva de los partidos, o se inhabilitaba a los políticos con una firma? Ah!, y eso de poner “Protectores” a los ganadores de oposición.

Además, se llevaron el respeto por el Poder Legislativo. Aunque usted no lo crea a la Asamblea Nacional le colocaron un “protector”: la Asamblea Constituyente, ¿qué tal? A la Asamblea Nacional le anularon tres diputados, la declararon en desacato, no les pagaban a los parlamentarios, les inventaron un zaperoco para dividirla el pasado cinco de enero.  

¿Qué nos trajo el huracán “revolucionario”  a los venezolanos? La inhabilitación de líderes, la expropiación de los partidos políticos, los presos políticos, los diputados asilados o en el exterior, los protectores para los ganadores de elecciones, las compañías quebradas. El hambre.

Y después se preguntarán por qué nadie los quiere.

 

LA HISTORIA

“Todo pasa todo queda porque lo nuestro es pasar”, hasta Hitler que se preparó para su Reich de mil años, se acabó en apenas trece. Cuando esta “revolución” pase, que pasará, querrán que los recuerden como bolivarianos. Como si Bolívar no  hubiera sido demócrata o hubiera entregado la soberanía del país, o se hubiera enriquecido a costa del Estado.

 Si Bolívar creo la patria no pueden ser bolivarianos quienes  la destruyeron. Y menos los que desfiguraron su imagen, el rostro “oficial” no parece ni prójimo del que reflejaron los pintores de la época. Esa… se la deben al Libertador.

Los “revolucionarios” serán recordados por haber rebajado el ingreso de los venezolanos hasta tres dólares en medio de la bonanza petrolera más grande de la historia.

La verdad es que en lugar de pedir votos deberían pedir perdón.

 

 

CURRICULUM VITAE / RAFAEL GALLEGOS CASTRO

Ingeniero de petróleo, Consultor Gerencial Independiente, Facilitador de talleres a empresas y columnista semanal en la prensa nacional. Ha dictado alrededor de 400 talleres de Gerencia y de Petróleo. Consultor Gerencial.

Profesor invitado en el Programa Internacional de Gerencia de Hidrocarburos en el IESA. Profesor invitado en programa de CENDECO Entorno Social, en la Universidad Metropolitana. Coordinador De Diplomado “Diplomacias, Petróleo y otras formas de Energía”, en la UCV. Coordinador Del Diplomado “Venezuela Energética” en la UCAB. Charlista de “El entorno como componente estratégico del negocio” ante ejecutivos de PEMEX en Villahermosa, México.

Trabajó 23 años en PDVSA donde se desempeño como operador en los campos petroleros e ingeniero de yacimientos y de planificación en las áreas de Oriente, Zulia y Barinas y Apure. Fungió Jefe de Planificación de Operaciones en Corpoven Barinas, Consultor Gerencial de Mejoramiento Continuo de Corpoven, Líder de Inversión Social de PDVSA EyP, Gerente de Asuntos Públicos de PDVSA SUR, Gerente General de AC Voluntariado de PDVSA y líder de proyecto de microempresarios del CIED ( COFIE oriente).

Coautor (en conjunto con Eddie Ramírez) del libro: “Petróleo y gas, el caso Venezuela”, año 2015. Ha sido coautor de libros/compilación de diversos autores acerca de Gerencia y Responsabilidad Social. Columnista semanal del Diario 2001 desde el año 2005 hasta el 2011. Actualmente publica artículos semanales en su Blog “Petróleo sin Reservas”, que son reproducidos en los periódicos digitales de Estados Unidos: Informe21, Diario de Caracas y El Punto News.

Se graduó de Ingeniero de Petróleo en la UCV en 1979 y realizó estudios parciales de postgrado en Finanzas en la misma universidad en los años 1983 y 1984.

Es miembro del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV), de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo (SVIP), del sindicato de trabajadores petroleros Unapetrol, miembro Fundador del Centro de Orientación de Energia (COENER), y miembro del Equipo Coordinador de Gente del Petróleo.