Ago 28, 2024

Adrian Duhalt en el Congreso GASNOVA

Entrevista con el Investigador del Center for the US and Mexico, Baker Institute, y el Texas-Mexico Center de Southern Methodist University, participante del 6º Congreso Internacional del GLP – GASNOVA.

“En la transición energética, el Gas LP seguirá siendo una fuente importante”

……………..

Adrian Duhalt

En el 6° Congreso Internacional del GLP – GASNOVA, que se realizó los pasados 21 y 22 de agosto en el Club El Nogal de Bogotá, se analizó el rol que tiene el Gas LP (GLP) como combustible de bajas emisiones, siendo una alternativa energética importante para 12 millones de colombianos en los sectores residencial, comercial e industrial.

Organizado por la Asociación Colombiana del GLP – GASNOVA, este evento reunió en un mismo espacio a los actores más importantes del sector del Gas LP en Colombia  y a importantes personalidades y expertos a nivel mundial procedentes de Estados Unidos, Francia, Polonia, México, Brasil, Chile, Perú, Guatemala y Colombia.  La World Liquid Gas Association (WLPGA), la Asociación Iberoamericana del GLP (AIGLP) y OPIS, a Dow Jones Company, fueron aliados del evento.

Entrevista con Adrián Duhalt, Investigador del Center for the US and Mexico, Baker Institute, y el Texas-Mexico Center de Southern Methodist University (EE.UU.), quien fue uno de los conferencistas internacionales del evento, y participó en la sesión “Retos en la adopción de fuentes de energía renovable”.

Evidentemente el gas natural es una fuente limpia muy importante, pero el GLP ofrece también un gran  potencial. ¿Qué tanto está avanzando el GLP en esa transición a nivel mundial?

La transición a una economía baja en carbono es un proceso de muy largo plazo, lo que sugiere que fuentes de energía como el gas natural y el propio GLP continuarán siendo relevantes en las décadas por venir. Incluso se podría argumentar que en ciertos mercados, principalmente en desarrollo, existen condiciones socioeconómicas que favorecen un mayor consumo de GLP como sustituto de alternativas cuya huella de carbono es mayor. Pero mucho de este potencial también se ve limitado, o favorecido, por factores como los objetivos propios de cada país y las políticas públicas que acompañen estos esfuerzos.

Para los países en vías de desarrollo una preocupación central es el costo de la transición cuando hay mucho que avanzar en materia de eliminar la pobreza energética. ¿Cuáles serían sus recomendaciones para un país como Colombia al enfrentar ese dilema de avanzar en la transición pero no dejar rezagada la parte más vulnerable de su población?

Dada las características de nuestros países, coincido con el hecho de que financiar la transición no es un reto menor. Sin embargo, es necesario puntualizar que, en varios países de América Latina, incluido Colombia, la matriz energética es hasta cierto punto más limpia que en otras regiones del mundo. Tomemos el ejemplo de la generación de electricidad, donde el 66.49% corresponde a fuentes bajas en carbono, un porcentaje mayor que el promedio mundial, el cual es de 39.35%. Es decir, con estas cifras, se puede argumentar que Colombia se encuentra donde muchos otros países buscan estar en 20-30 años.

Esto no significa que haya que pausar los esfuerzos para que las fuentes renovables/limpias sigan creciendo en importancia pues su uso no se limita a la generación eléctrica. Y es ahí donde creo que hay retos importantes en materia de financiamiento. En un entorno donde se busca limitar el peso de las actividades petroleras, ya sea vía menores inversiones o niveles de producción, se corre el riesgo de que el espacio fiscal para apoyar los esfuerzos asociados a la transición energética se acote, lo que podría resultar en un deterioro de la seguridad energética e incluso conducir a retos aún mayores en materia de desarrollo social, económico e industrial.

Las contingencias que se han presentado en Europa en los últimos tiempos, han hecho recapacitar a los tomadores de decisión sobre la imperiosa necesidad de contar con una garantía importante en el suministro de energía a sus ciudadanos. ¿Esto ha hecho cambiar favorablemente la percepción sobre los combustibles fósiles como respaldo para garantizar  el suministro de la energía en forma segura?

Hasta cierto punto. Durante muchos años, Europa construyó una dependencia enorme hacia el gas natural proveniente de Rusia. Ante la invasión de Rusia a Ucrania, el viejo continente experimentó las consecuencias de dicha dependencia, especialmente vía precios altos de gas natural y deterioro de la competitividad industrial. Si bien este contexto hizo repensar la estrategia de acelerar la transición energética, otra consecuencia clara fue la búsqueda de proveedores alternos de gas natural.

Noruega fue parte de la respuesta, pero también Estados Unidos, quien gracias a su enorme producción de gas natural (licuado) se ha convertido en un importante jugador en el mercado europeo. El punto es que el gas natural es uno de los pilares de la seguridad energética de Europa, lo cual no está peleado con el hecho de que haya un mayor énfasis en energías limpias actualmente y en el futuro. Al 2024, Europa invierte significativamente más en energías limpias que en combustibles fósiles.