Sep 12, 2023

Vicisitudes de nuestros trabajadores petroleros

Por Eddie A. Ramírez S.


 

Eddie Ramirez

Casi todos pasamos por vicisitudes, es decir períodos positivos y otros adversos. Los trabajadores petroleros no somos la excepción. Aquí esbozaremos algunas de esos altibajos, desde los inicios de la actividad petrolera hasta nuestros días.

Inicialmente, nuestros trabajadores tuvieron pésimas condiciones de vida e incluso algunos fueron armados para enfrentar a los indígenas que defendían sus tierras. Las protestas de los obreros se materializaron en las huelgas de 1925 y 1936, que permitieron algunas mejoras. Los empleados venezolanos estuvieron relegados. Gradualmente, tanto por presiones del gobierno nacional, como por la toma de conciencia de las compañías foráneas, mejoró la calidad de vida de los trabajadores; instalaron comisariatos para el suministro de alimentos, construyeron campos residenciales y mejoraron los sueldos y salarios.

Con respecto al personal universitario, el Colegio de Ingenieros jugó un papel importante en venezolanizar a la industria y las empresas se percataron de que estaba en su interés enviar a jóvenes a formarse en el exterior. Cabe citar que al momento de la nacionalización varios venezolanos ocupaban cargos importantes y que solo había doscientos extranjeros. Al acercarse la nacionalización, redujeron drásticamente las inversiones, con el consecuente despido de personal. La producción que en 1970 llegó a un máximo de 3.700.000 barriles por día (b/d), cayó a 2.350.000 b/d en 1975. La nómina propia, es decir sin incluir los contratados, era de 23 097, de los cuales 10 552 eran obreros y 12 545 empleados.

A partir de 1976, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) mantuvo las mismas condiciones que tenían previamente los trabajadores. Pasar de 22 empresas privadas, incluyendo tres venezolanas, a solo cuatro operadoras no fue fácil. Hubo que hacer reacomodos del personal, pero se realizó sin traumas. Los sueldos estaban dentro del 75 percentil de las mejores empresas venezolanas, el plan médico era excelente y había préstamos para la adquisición de viviendas. El plan de jubilación contemplaba aportes del trabajador y no era indexado y con la inflación se volvió sal y agua.

En 1997 se eliminaron las filiales operadoras, quedando solo Pdvsa Petróleo, por lo que fue necesario reducir personal, incentivando el retiro o la jubilación prematura. En algunos casos se acogieron a ese plan profesionales que era preferible retener. Los trabajadores de la nómina contractual no fueron afectados y se respetaron los contratos colectivos. A principios del 2002 el presidente Chávez decidió poner a Pdvsa al servicio de su proyecto político y en junio de ese año, después del conflicto en defensa de la meritocracia, creamos la Asociación Gente del Petróleo para estrechar relaciones entre los petroleros y el resto de la sociedad, y el sindicato Unapetrol para defender los derechos laborales.

En diciembre 2002, todos los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil convocaron un paro cívico en defensa de la democracia, al que nos sumamos por iniciativa individual miles de trabajadores. Como consecuencia, fuimos despedidos 726 ejecutivos, 12 371 de la nómina profesional, técnico y supervisorio, 3705 operadores y artesanos y 1964 operadores y mantenedores, además de personal de empresas mixtas y contratados, para un total de unos 23 000.

Después de los despidos, la asociación se comprometió en la lucha por la democracia, y Unapetrol puso la denuncia de los despidos ilegales ante la Organización Internacional del Trabajo, la cual nos apoyó y es un aval para nuestros reclamos. Ambas organizaciones introdujeron ante la Asamblea Nacional 2015 un anteproyecto de ley para que se reconocieran nuestros derechos una vez que cambiara el régimen, ya que las demandas ante las Inspectorías del Trabajo y ante los tribunales fueron rechazadas por órdenes de Miraflores.

Ante esta situación, unos pocos trabajadores pensaron que lo apropiado era negociar con el régimen y no enfrentarlo. Otros fueron engañados por quien era o se hacía pasar como un militar cercano al gobierno, que ofreció solucionar nuestras demandas e incluso alguien ofreció que el gobierno interino otorgaría un bono en dólares. Ahora, otro grupo que pertenecía a la nómina contractual piensa demandar a Citgo para cobrar lo que nos deben. Esto lo entendemos, ya que la gran mayoría de nuestros trabajadores, al igual que muchos otros venezolanos, tienen muchas necesidades y sus prestaciones, depósitos en fondo de ahorros y aportes al plan de jubilación fueron confiscados.

Gente del Petróleo y Unapetrol no se oponen a esa acción, pero han advertido que los abogados consultados opinan que no es viable y que tiene un alto costo. Si alguien piensa lo contrario está en su derecho de intentar esa demanda. Solo hacemos notar que no es ético recurrir a calumnias contra quienes dirigen esas organizaciones, los cuales trabajan sin remuneración y corriendo riesgos para mantenerlas luchando por la democracia y por nuestros derechos confiscados.

Por otra parte, referente a los trabajadores que laboran en Pdvsa, su último Informe del 2016 menciona que eran 168 905, pero muchos han renunciado por la falta de seguridad en las operaciones, por maltrato de gerentes sin méritos, bajos sueldos y deficiente atención médica. Sin embargo, todavía hay un cierto número de trabajadores que tienen conocimientos y cumplen con su trabajo. Con ellos habrá que contar cuando se proceda a recuperar la industria petrolera.

Hemos pasado por muchas vicisitudes e incomprensiones, pero seguimos presentes y comprometidos.

Como (había) en botica

Muchos se preguntan qué busca la veleta Carolina Uzcátegui.

Lamentamos el fallecimiento de la periodista Jurate Statkuté de Rosales, inmigrante lituana que aportó mucho a nuestro país.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamires@hotmail.com