En mi blog de Enero 06, 2022

Rómulo Resiste: NOSTALGIA, ORGULLO, INDIGNACIÓN

Por Gustavo Coronel


UN DOCUMENTAL GENERADOR DE NOSTALGIA, ORGULLO E INDIGNACIÓN

VERLO EN:    https://americanuestra.com/romulo-resiste/

RÓMULO RESISTE

He pasado casi toda la mañana de este domingo viendo el extraordinario documental de Carlos Oteyza: “Rómulo Resiste”, de 1 hora y 41 minutos de duración. No he podido apartarme de mi computadora al verlo, porque yo viví esos años plenamente como miembro de la industria petrolera operando equipos, perforando pozos, explorando por el petróleo que daría ingresos a los venezolanos, mientras a mi alrededor se desarrollaba una lucha incesante por parte de otros venezolanos para destruir lo que nosotros estábamos construyendo. El documental me ha generado sentimientos profundos y encontrados.

El primero fue la nostalgia, causada por ver las imágenes de la Venezuela de esos años, pulcra, de limpias avenidas, plazas, gente sencilla y, aún las más pobres, correctamente vestidas, gente exhibiendo sonrisas amplias y libres de angustia, niños jugando, desfiles cívicos multitudinarios, gente votando en masa, líderes de diferentes partidos políticos reunidos civilizadamente y sentando las bases mínimas de un consenso que garantizase la estabilidad política. Sentí nostalgia de aquel país donde se desarrolló mi juventud profesional, en el cual encontré compañera inolvidable para el gran viaje que ha sido mi vida.

Sentí orgullo de ver las imágenes de aquel país de inauguraciones, no tanto de obras espectaculares sino de carreteras, escuelas, acueductos, sistemas de cloacas, dispensarios rurales, comedores escolares, estadios deportivos. Orgullo de ver a Betancourt viajando por toda Venezuela, en estrecho contacto con su pueblo, nada de refugiarse entre las cuatro paredes de Miraflores a pesar de los peligros que debió enfrentar. Orgullo de ver en acción el verdadero liderazgo, firme, sin vacilaciones, aquel que decía: “No soy un presidente que renuncia o me renuncian”. Orgullo de ver la resistencia de la democracia contra quienes trataron en Carúpano o en Puerto Cabello de destruirla, sin lograrlo pero  causando centenares de víctimas inocentes. Orgullo de ver como la banda presidencial era traspasada de un presidente libremente elegido a otro presidente  también elegido libremente, después de un evento electoral ejemplar donde acudió el 92,2% de los inscritos, un evento en el cual los contendores eran todos gente honorable: Leoni, Caldera, Villalba, Uslar Pietri, Larrazábal, Ramos Giménez.

Sentí indignación por ver como grupos de venezolanos militantes del Partido Comunista de Venezuela o del MIR, motivados por absurdas razones ideológicas, llegaron al extremo de convertirse en asesinos, secuestradores, saboteadores, ladrones de bancos y traidores a la patria, al sumarse al castrismo de extrema izquierda, en su intento de descarrilar a un país que buscaba el camino de su progreso en base a reformas pacíficas y no en base a la violencia. El documental, sin aspavientos patrioteros, llama la atención sobre estos grupos criminales que asesinaron policías y guardias nacionales, que secuestraron a Di Stefano, que saboteaban elecciones por medio de la violencia urbana, que dinamitaban las instalaciones petroleras, que robaban bancos para financiar sus tareas subversivas, que acompañaron al castrismo como subordinados en intentos de invasión y desestabilización de los gobiernos democráticos.

Y todo esto en nombre de ideologías que nunca han traído algo bueno, algo que no sea muerte y ruina a Venezuela, movimientos que hoy persisten y se han adueñado de un país para destruirlo en nombre de una cruel e ignorante revolución.

Indignación por ver como muchos de quienes ayer se sumaron a esos intentos criminales permanecen sin arrepentirse y  persisten en pintarse como héroes folklóricos.

El documental mezcla la bonita historia de la familia del productor del documental, la familia Oteyza y de cómo los hijos van creciendo en aquella Venezuela. Las imágenes se van tejiendo junto a los comentarios de venezolanos que vivieron esos años o  los han estudiado como profesionales de la historia. Casi todos los comentaristas son muy buenos, en especial Pedro Palma, muy sobrio y coherente, Héctor Pérez Marcano, de gran candor y honestidad intelectual, Marco Tulio Bruni Celli, Elisa Lerner, Paola Bautista y Lorena Puerta.

Un comentario de Elisa Lerner me impresionó profundamente y me hizo pensar en que lo citado por ella podría llegar a ser la definición exacta de cobardía ciudadana. Dice Lerner: “Elías Toro se dolía de que los venezolanos no tuvieran con la democracia la misma paciencia que han tenido con las dictaduras”. En efecto, creo que un ciudadano cobarde es aquél que tiene mucho más paciencia con una dictadura que con una democracia. En la Venezuela de hoy el liderazgo político venezolano está caracterizado – con honrosas excepciones –  por la cobardía ciudadana. Muchos de quienes aplaudieron a Hugo Chávez y toleran hoy con resignación a Nicolás Maduro son los mismos quienes criticaban ásperamente a Betancourt, Leoni, Caldera y Carlos Andrés Pérez. Algunos de los “héroes” de las guerrillas de ayer son hoy discretos y pacientes opositores, cuando no sumisos súbditos o hasta entusiastas seguidores del chavismo.

RÓMULO RESISTE es un recordatorio a los venezolanos sobre el precio que se debe pagar por la libertad y una severa admonición a la sociedad venezolana de hoy que no parece dispuesta a pagar ese precio.

Son pocos los venezolanos que tienen y exhiben la R de RESISTENCIA, entre ellos: la férrea MaRia CoRina y los mártires FrRanklin Brito y OscaR PéRez.

Venezuela debe escribirse con R.

Publicado por Gustavo Coronel

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