Feb 03, 2025
Recordando el pasado
Revisando los archivos de Petroleum, nos encontramos con un Editorial, que se nos antoja apropiado reproducir para remembrar viejas promesa, hoy cuando se le ha renovado la licencia a Chevron para continuar explotando el petróleo en Venezuela.
Jorge Zajia | Editor in Chief

Jorge Zajia | Editor in Chief
Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela en Enero del 2015, expresó, con voz fuerte y diáfana: “Por eso he designado a esta junta directiva, para curar las heridas económicas, morales, políticas y sociales y que Pdvsa vuelva a ser una gran palanca de desarrollo de inversión, de crecimiento, de diversificación de la vida económica del país”.
“Difícil e imposible comprenderlos. Pero los hechos son testarudos e implacables. Son tan torpes que hasta ellos mismos comienzan a reconocerlo públicamente. Después de 17 años en el poder, luego de gastar cerca de 800 mil millones de dólares en barajitas y espejitos, el nobel ministro de Industrias Básicas, Socialistas y Estratégicas, Juan Arias, acaba de calificar el 2016 como un año «terrible» para las empresas básicas de Guayana” (Damian Pratt)
Con esas mismas palabras podríamos describir la situación de quiebra moral y económica que sufre Petróleos de Venezuela, cuya realidad inocultable, que está a la vista de todos, fue reconocida públicamente por el propio presidente de la República, durante la asamblea de trabajadores convocada para designar a los nuevos miembros de su Junta Directiva, donde no ahorro palabras (sintetizadas al comienzo de esta nota editorial), para señalar los males que aquejan, “…y que tenemos que sanar”, a la otrora empresa petrolera de clase mundial, hoy enferma, víctima de la ineficiencia operacional y la corrupción administrativa.
La actitud asumida por el Presidente Nicolás Maduro es encomiable y debe ser respaldada y apoyada por todos, pues sabido es que un acertado diagnóstico, libre de dogmas y subjetivismo, sin complejos de ningún tipo, es la condición necesaria para solucionar el problema y el de Pdvsa es de dimensiones catastróficas; y de su buena salud, de su buen desempeño económico, depende a su vez la salud de la nación venezolana que se ha jugado su destino a la única carta del petróleo, que dicho sea de nuevo, la Providencia depositó en su subsuelo con desmedida generosidad.
“Es de sabios rectificar” y nunca es tarde cuando la dicha llega. La prosperidad y la fortaleza de la región dependen en grado supremo del desempeño de la industria petrolera más importante de América Latina. Ya han pasado 10 años desde aquel 31 de Enero cuando Maduro, “El Ilegal”, llamó de viva voz –a todo gañote- “a curar las heridas económicas y morales de la industria petrolera nacional”; por eso ya no hay espacio para las posiciones ideológicas del pasado, obsoletas, que han traído ruina y miseria en nombre de la justicia social.