Abr 20, 2022

Perfora, bebé, perfora


 

Jorge Zajia

Jorge Zajia | Editor in Chief

Sarah Palin en el debate con Joe Biden por la vicepresidencia de Estados Unidos en el 2008, popularizó la frase “Drill, babe drill”, copiada del eslogan de campaña de su compañero del Partido Republicano Michael Steele. La aguerrida ex gobernadora de Alaska, en aquella oportunidad expresó: “El canto es “perfora, bebé, perfora”. Y eso es lo que escuchamos en todo el país, porque la gente tiene mucha hambre de aprovechar las fuentes de energía doméstica”.

Tres décadas después el eco de la simpática frase de Sarah y Michael resuena con más fuerza que nunca.

El negocio de mantener al petróleo como la principal fuente de energía del mundo es un tema complicado y las compañías petroleras están atrapadas en una madeja confusa, enredada, pero muy bien orquestada, que los enfrentan a los activistas climáticos, un enemigo tenaz quienes sin argumentos científicos de valor, avalan que la quema de hidrocarburos y carbón es el único culpable del calentamiento global.

Ese es un diagnóstico erróneo (y falso) de las causas de esta situación indeseada y realmente no hay que ser un erudito para intuir que hay otros factores que están afectando negativamente el clima del planeta; algunos producidos por la mano del hombre, como la tala y la quema de bosques; y otros de origen natural donde destaca el Sol.

Ese tema es materia de otra discusión, pues por ahora nos ocuparemos brevemente de la resurrección del petróleo, cuyo cortejo fúnebre ya había avanzado un importante trecho sobre los hombros de quienes decretaron su muerte.

“Y por cierto, no más perforaciones en tierras Federales y punto. Punto, punto y punto”, le dijo Joe Biden a los votantes en New Hampshire en Febrero del 2020, golpeando enérgicamente la plataforma con el puño de su mano izquierda.

Apenas han pasado dos cortos -cortísimos-, años desde que el ahora Presidente de Estados Unidos prometió a sus seguidores que la acción de su gobierno estaría enfocada en la sustitución acelerada de los hidrocarburos y el carbón; privilegiando las fuentes alternas de energía, que hoy comienzan a llamarse fuentes de energía “estacionarias”, porque dependen de los caprichos de la naturaleza y, además, no son tan limpias como se presume o supone.

El pasado viernes, cuando el mundo recordaba la Pasión de Cristo, el gobierno norteamericano anunció oficialmente que esta semana se subastarán unas 150 mil hectáreas de terrenos federales, además de los 80 millones de hectáreas ofertadas en el Golfo de México a fines del año pasado. Esta subasta viene acompañada de un aumento significativo de las regalías, lo cual podría frenar una acción decidida de la industria petrolera.

La poderosa industria del petróleo y gas se encuentra en medio de una tormenta que ya se presagiaba en la Conferencia sobre el Cambio Climático COP 26 de Glasgow, el desequilibrio de la oferta y la demanda de hidrocarburos y carbón, entre otros hechos que avivaron la llama del petróleo, que ha tenido un formidable catalizador en la guerra de Rusia y Ucrania, que han derrumbado todas las estrategias de sustitución de los combustibles fósiles en el corto y mediano plazo.

Mientras lee esta nota, en todos los rincones del planeta se reactivan con fuerza las industrias del petróleo y el carbón y estamos seguros que la senadora Sarah Palin repite -ahora con más fuerza y convicción-, la frase “Drill, babe, drill”.