Sep 21, 2022

Notas sobre la historia del gas en Venezuela

Después de pasar  muchos años defendiendo la energía representada en los hidrocarburos quise registrar la  historia para tratar de entender  en qué momento y  por qué se puso en vigencia  el desprecio del gas natural.  Pensé que – para que el público entendiera el valor y la utilidad de esa energía-, había que hablar con “palabras de a centavo” para que todo el mundo pudiera entender la información.

Por Marcías Martínez / iconsa.venezuela@gmail.com

El Tablazo/Zulia

Así, al verificar la equivalencia energética del gas con un equipo de aire acondicionado de 12000  Btu/hora, comprobé que un millón de pies cúbicos de metano,  el hidrocarburo  con  menos capacidad calorífica, equivale a 3500 aparatos de aire acondicionado de un HP. 

Por lo tanto, dado que el metano representa 1.000 Btu/p3, un equipo de l,0 HP utiliza la energía de 12,0 p3/hr. o 288.000 p3/día y el millón de pies cúbicos de metano serían equivalentes a 3.472 aparatos de aire acondicionado.

Al referirlo al mundo del petróleo, recordamos que un mechero con capacidad para quemar 20 millones de pies cúbicos de gas por día,  una cantidad relativamente pequeña, nos indica que estamos despreciando el equivalente a 70.000 aparatos de aire acondicionado.

En lo sucesivo debemos hablar haciendo comparaciones sencillas para que la gente tenga claridad sobre las razones para no seguir quemando el gas natural

¿Qué sucedió, cómo se puso en vigencia un error de tal magnitud y porqué las empresas siguen quemando el gas?

En el inicio del otorgamiento de las concesiones la ley tenía dos expresiones que le permitían a las compañías ventear el gas natural.

Entonces recordé que cuando iniciamos el ejercicio de la profesión, en el año 1961, nos decían que algo tenía valor si había alguien que lo quisiera comprar, por lo tanto, lo que no tenía demanda no valía nada…  Se  podía botar.

Entonces analicé las leyes que tenían vigencia en esa época y descubrí unas cuantas cosas que vale la pena traer al presente.

La ley decía:  “El gas que no se use deberá quemarse” Y así se puso en vigencia el desperdicio de esa energía.  Pero tampoco se podía quemar porque molestaba la navegación lacustre, y – en su defecto – se decidió que había que tirarlo a la atmósfera.

Vaya error…  Se podía haber escrito:  “El gas que no se use deberá reinyectarse al subsuelo”  y, así, hubiéramos  conservado una cantidad de energía de grandes proporciones para el futuro.

Otro de los errores fue: “El gas que se use pagará impuestos”. Si hubieran obligado a las empresas a pagar impuestos por el gas que desperdiciaban habría existido una justificación económica para guardar esa energía en el subsuelo.

Después  descubrimos que, en esa época, eran las empresas petroleras las que redactaban los contratos cuando solicitaban concesiones.  Hubo concesiones a perpetuidad,  a cien años y todas las variedades que podamos imaginar, y muchas acciones indebidas que se pusieron al descubierto y que se corrigieron con la Ley de 1943, con la cual se les perdonaban a las compañías los vicios en los cuales se hubieran incurrido si se adaptaban a la nueva ley, con la cual todas las concesiones tendrían una duración de 40 años.  Así el fin de las concesiones petrolera se produciría en el año 1983. Las empresas petroleras aceptaron de inmediato la nueva legislación con un período definido que  fue adelantado con la Reversión Petrolera.

En el año 1904, fueron cerradas las universidades, con excepción de la  ULA  y la UCV, que permanecieron abiertas.  En Maracaibo, quedó funcionando la Escuela de Derecho, pero los estudiantes tenían que viajar a Mérida o Caracas a presentar los exámenes.

A pesar del daño que se le había hecho a la provincia,  tuvimos un factor de suerte.  Hubo personas como el Dr. Jesús Enrique Lossada, que ocupaba  la posición de Presidente del Concejo Municipal del Distrito Maracaibo, que se había graduado con honores, y quien decidió demandar a una empresa petrolera porque se atrevió a perforar fuera de los límites otorgados en concesión. Y ganó la demanda. Como consecuencia la ciudad de Maracaibo recibió en forma gratuita todo el gas que necesitara para la industria y el servicio doméstico. Esa es la razón por la cual, es muy raro que un maracaibero sepa cuánto se paga en la ciudad por todo el gas que su familia consuma en un mes.  Alguna vez, mientras estudiaba en la Universidad de Oklahoma, los compañeros querían saber el costo de la energía en mi ciudad natal y yo les dije: un dólar por todo el gas que se consuma.

Los muchachos me dieron la espalda y se fueron…  Yo quedé como un gran embustero. Es muy difícil que – en el exterior – alguien acepte que hay un lugar en el mundo donde no se paga el gas natural, o el precio es irrisorio.

Al poner al descubierto que se podían castigar las empresas que hubieran hecho trampas, la respetabilidad de la nación cobró vigencia y  empezó el desarrollo del País en todos los niveles, lo cual colocó a Venezuela entre los principales lugares  donde se podía vivir…  Y los extranjeros que quisieron venir fueron bien recibidos y se convirtieron en venezolanos.

Han pasado cien años de vida petrolera,  lapso en el cual, Venezuela se convirtió en un País extraordinario con un potencial económico excelente, donde la gente podía venir a trabajar y se les recibía como si toda la vida hubieran vivido con nosotros.

Se creó la Escuela del Petróleo y ya en el año 1961, se graduaron 30 ingenieros de petróleo, con un total de 45 graduados, que ingresaron a la industria con una visión diferente dispuestos a defender los intereses de la nación.

En el año 1969, se puso en vigencia el Magister Scientiarum en petróleo, y en el año 1972 se comenzó con el postgrado de Gas. Progresivamente el modelo sirvió de soporte para elevar el nivel de la enseñanza en las universidades venezolanas.  La Universidad de Oriente creó el postrado de gas y la Universidad Simón Bolívar continuó con la iniciativa.

Fueron muchos los ingenieros que vinieron al País a realizar su postgrado, gente de Argentina,  de Colombia, de Ecuador y de otros países. Los venezolanos hemos sido los maestros de América Latina en todo lo inherente al campo de los hidrocarburos. Y estamos dispuestos a continuar con la obligación que nosotros mismos nos hemos impuesto.

Lamentablemente, en los últimos 20 años, ha sido destruido gran parte del progreso que habíamos logrado, pero todavía nos queda mucha gente calificada para recuperar el potencial que hemos tenido. No queda otra alternativa.  TENEMOS QUE VOLVER A EMPEZAR.