May 24, 2022

La fiebre del petróleo


 

Jorge Zajia

Jorge Zajia | Editor in Chief

Rómulo Betancourt (Guatire Feb. 22, 1908-New York Sep. 28, 1981) en su histórico discurso que, en su condición de Senador Vitalicio, pronunció en el Congreso de la República de Venezuela con motivo de las discusiones de la Ley de nacionalización petrolera, el 6 de Agosto de 1975; cita una anécdota que le había contado en Londres un alto ejecutivo petrolero con sentido del humor.

Resultó que estalló un avión privado en el que viajaban diez dirigentes de grandes compañías del aceite negro. Eran católicos y contribuían generosamente en el sostenimiento de obras pías. San Pedro no sabía que esa generosidad se debía a que deducían del impuesto sobre la renta lo que donaban para orfanatos y hospitales. Llegaron al cielo y continuaban hablando exclusivamente de petróleo, hasta que uno de ellos, muy fastidiado de ese monocorde discurrir, hizo correr la noticia que en el infierno había petróleo. Unos primeros, otros después, los jerarcas del petróleo fueron saltando del Paraíso, poblado de santos y querubines, a las tinieblas y las pailas hirvientes donde reina Lucifer. San Pedro asombrado le preguntó al único que quedaba, precisamente al inventor de la conseja que por qué se fueron para el infierno. -Es que yo fastidiado de su conversación, hice correr esa noticia, respondió. Hasta que un día, San Pedro vio como el inventor del cuento iba a dar también su salto olímpico, le dijo: ¡Pero si usted sabe que eso es mentira!. Y él, lanzándose a las tinieblas, gritó: A lo mejor es verdad”.

 Rómulo Betancourt, Presidente Constitucional de Venezuela en el período 1959-1964 -considerado el Padre de la Democracia en Venezuela-, es el venezolano que más páginas ha dedicado a escribir sobre la política petrolera, su influencia en la geopolítica mundial y su importancia en el desarrollo del país, como una fuente fundamental de ingentes recursos económicos, responsable de todo lo bueno y lo malo que pasa en el mundo.

Ese tema es materia de otro análisis que está fuera de los límites de nuestro propósito, cual es especular un poco sobre la vigencia de los hidrocarburos como la principal fuente de energía con la que cuenta el mundo.

La concentración de CO2 en la atmósfera y su consecuente “calentamiento global” es un asunto que merece toda la atención que se le está dando actualmente; pero endosarle a la quema de los hidrocarburos y el carbón toda la responsabilidad de esta situación es un error que puede salir muy caro, pues ya se sabe que son otros los factores que más contribuyen, como lo son entre otros, la tala de bosques para aprovechar la madera y/o dedicar las tierras a la producción de alimentos y el Sol, pues actualmente La Tierra se encuentra en la órbita elíptica que la acerca al astro rey, un viaje que dura millones de años de ida y vuelta.

Julián Salazar -colaborador de Petroleum-, puede explicar mucho mejor este fenómeno natural, que tiene que ver con las eras glaciares y desérticas o calientes, por las que ha pasado nuestro planeta, como consecuencia de la acción del Sol.

A consecuencia de los recientes acontecimientos que están incidiendo negativamente en la economía mundial, la atención mundial se ha volcado sobre el gas natural, el petróleo y el carbón, como la “tabla de salvación” para resolver la crisis energética, cuyos efectos inmediatos son el aumento, digamos, sustancial de los bienes de consumo y servicios básicos.

A la luz de cómo se están desarrollando las inversiones para la explotación del petróleo, podemos apreciar que el temporal de la transición energética ha perdido fuerza y la guerra contra los hidrocarburos está cediendo espacios, en aras de la realidad económica y la conciencia que son otros los principales contribuyentes del cambio climático.

En todo caso, son las principales compañías petroleras las que más acciones concretas e inversiones de dinero para atrapar y confinar el CO2, porque ello, además de contribuir a subsanar el problema, constituyen un negocio que les retribuye beneficios en dinero contante y sonante.

Los hidrocarburos son como la sangre que corre por nuestras venas y el aire que respiramos. El 80% de la energía mundial la suplen los hidrocarburos y los motores de combustión representan más del 95% del transporte de pasajeros; por ello la transición energética a corto y mediano plazo es una quimera y lo comprueba esta especie de “fiebre del petróleo” que estamos viendo actualmente.