Nov 14, 2023

La Endémica Enfermedad Holandesa

Por Daniel Silva


 

“Dutch Disease”, o enfermedad holandesa, ha sido descrito como la aparente relación causa-efecto entre el incremento en el desarrollo económico de un sector específico de la economía como el de los hidrocarburos y el declive en otros sectores de la misma como la manufactura o la agricultura.

El concepto fue creado en 1977 por The Economist para describir el declive del sector manufacturero en Holanda luego del descubrimiento del campo de gas natural Groningen en 1959.[1]

Mas allá del desarrollo dispar entre sectores, debido a la rentabilidad inmediata del sector más próspero, políticas erróneas de protección y promoción a las áreas soporte a los sectores rezagados, su efecto se potencia de la mano de las consideraciones macroeconómicas. Cuando el ingreso/rentabilidad crece en un sector pujante, la moneda de curso en esa economía se aprecia, perjudicando otros sectores capaces de exportar ya que para otros países será más costoso el acceso a esos productos, mientras que las importaciones se hacen más baratas contribuyendo al mismo tiempo a debilitar a sectores menos competitivos.

Mientras mas se mira a los detalles, mas compleja se torna la situación:

  • La abundancia de recursos incrementa la demanda de labor, este efecto causa la traslación directa de recursos desde el sector en mengua. Ahora bien, este movimiento termina siendo detrimental ya que usualmente el sector manufacturero o de extracción es laboralmente intensivo, incrementando el desempleo o el sub-empleo.
  • La teoría de la competitividad indica que ante la presencia de una ventaja comparativa, un país debiera especializarse en dicha industria para convertir esa ventaja en competitiva, entonces un país rico en recursos debería estar mejor especializándose en la extracción de dichos recursos.
  • La especialización en solo un sector, deja vulnerable a la economía a los efectos de extinción o agotamiento de esos recursos ya a la volatilidad en el precio y/o la demanda.
  • Si el resto de los sectores no es capaz de mantener un ritmo de evolución y crecimiento a la par de sus competidores globales, al disminuir los ingresos del sector dominante, el resto tampoco es capaz de suplir este faltante ya que no fue capaz de establecer una posición competitiva.
  • La volatilidad en el precio de los recursos naturales y de la tasa de cambio real, limita la inversión privada al haber incertidumbre en las futuras condiciones económicas.

En estudio desde 1977 no parece haber perdido vigencia y expresado en lenguaje post COVID la enfermedad se mantiene en modo “endémico”. Entonces, ¿Qué ha cambiado desde 1977? ¿Cuáles son las nuevas variantes o los vectores que potencian la endemia?

La “enfermedad” ha sido un concepto ampliamente empleado para estigmatizar al sector O&G como el culpable de la paradoja que ocurre cuando la existencia de grandes ventajas competitivas, como la existencia de cuantiosas reservas de petróleo y gas, ha ido en detrimento de la base económica de un país lejos de potenciarla.

La gastada retórica de las compañías que “roban o depredan” los recursos de un país no resiste el menor escrutinio cuando, en general, el régimen fiscal en países productores de hidrocarburos la suma de los conceptos de regalías más otros impuestos directos e indirectos alcanza y hasta supera el 90% del valor del barril, o del m3, extraído. Este hecho expía de cierta manera a los productores, que, aunque no están exentos de su responsabilidad con la comunidad, sociedad y el ambiente donde operan, no pueden ser señalados como los culpables.

Mas allá de esta realidad, la responsabilidad de una empresa es para con sus socios y se resume en la necesidad de ser rentables dentro del marco de la legalidad y responsabilidad social. Por otro lado, la obligación de un gobierno es garantizar el desarrollo sostenible y bienestar de su población con los recursos disponibles.

Parece que poco se ha avanzado en solucionar este problema y por señalar como culpables solo quedan los sospechosos habituales: políticas erradas de protección y soporte para un crecimiento económico balanceado, corrupción, retoricas ancladas en el pasado, falta de disciplina fiscal, complicidad y clientelismo político, etc.

Aunque el escenario es sombrío siempre hay esperanza y ejemplos positivos de una salida posible. Para ello solo hace falta mirar de nuevo a Holanda, injustamente castigada por la toponimia del fenómeno, Noruega, Azerbaiyán, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Arabia Saudita y México, países donde en mayor o menor grado la abundancia ha potenciado un desarrollo balanceado y sostenido. Donde aun contando con un sector de hidrocarburos de ingresos dominantes se ha logrado el desarrollo de otras ventajas comparativas para volverlas competitivas. Si la vacuna y el tratamiento son conocidos, las herramientas faltantes para erradicar la enfermedad son la voluntad y disciplina para aplicarlas.

[1] “The Dutch Disease”. The Economist. 26 November 1977. pp. 82–83.