Para empezar podemos aseverar que el futuro del gas natural está íntimamente ligado a los objetivos y acuerdos en la COOP 21 de París sobre cambio climático. No es posible siquiera acercarnos a los objetivos trazados si no se impulsa mucho más el uso del gas natural para reemplazar al carbón y petróleo en la generación de energía eléctrica y al petróleo y sus derivados en el segmento transporte y donde el GNL y el Mini GNL jugarán un rol preponderante.
El GNL viene tomando cada vez mayor relevancia en la oferta y demanda de gas natural a nivel mundial. A finales de 2015, 34 países importaban GNL comparado con 15 países en 2005. La demanda de GNL se incrementó en 2.5% el pasado respecto a 2014, a pesar del reducido crecimiento económico mundial.
Por qué se prefiere al GNL sobre gasoductos? Primero porque los costos de licuefacción, almacenaje y regasificación están reduciéndose significativamente y también por la implosión de GNL de menor escala llegando hasta el Mini GNL. Segundo, porque es una fuente de abastecimiento segura. Tercero, porque cada vez más transacciones se dan en el mercado spot y ya no únicamente en contratos de largo plazo. Cerca al 30% de las transacciones de GNL mundiales ya se hacen en el mercado spot y de corto plazo y están tornando al producto en un commodity.
Contratar GNL en el mercado spot o de corto plazo (a pesar de que pueden darse más elevados precios dependiendo de la oferta y demanda) ayuda a que los compradores no necesariamente deben lidiar con tediosas cláusulas de compra en firme (Take or Pay), que puede facilitar el despacho eléctrico en particular. Gas flexible es la denominación en la industria para este tipo de gas natural.
Adicionalmente, en Sur América, el GNL complementa muy bien la generación hidroeléctrica y solo se debe recurrir a mayores importaciones cuando las lluvias son escasas. Así lo ven varios países que están importando o importarán cada vez más GNL como Brasil, Chile, Argentina, Colombia y Uruguay.
Es interesante analizar que los países en vías de desarrollo optan por la opción de Floating Storage Regasification Units (FSRU) y no los desarrollados. Estos son barcos que reciben, almacenan y regasifican el gas natural y que pueden trasladarse y usarse en otros destinos, dejando atrás instalaciones fijas. Seguro que tiene que ver con la seguridad jurídica de los países. Brasil tiene 3, Argentina 2, Colombia 1, Uruguay tendrá 1. Mientras en Chile las dos terminales existentes son en tierra pero la tercera que se estudia al sur es un FSRU.
En el lado de la oferta se han consolidado como realidad el primer proyecto de Floating LNG en Australia. Es sin duda un quiebre tecnológico para un barco que produce gas, lo licúa, lo almacena y permite despachar el producto a otros barcos de GNL. Hay dos más en construcción y en los años que vienen estamos seguros se gestarán otros proyectos más.
Con 5 nuevos proyectos de licuefacción en tierra, que entrarán en producción entre 2016 y 2018, USA se posicionará como el primer productor de GNL flexible en el mundo a partir de shale gas y desplazará a Catar y aumentará la oferta en las cuencas del Atlántico y Pacífico. Para el 2019, USA tendrá disponible 9.6 billones de pies cúbicos por día para exportar (es decir 9 veces el volumen del contrato Bolivia- Brasil a máxima capacidad). Australia tendrá también nueva capacidad de licuefacción en el Pacífico y está desplazando a Malasia como el tercer productor de GNL. Es decir que USA, Catar y Australia tendrán gran parte del mercado de GNL hacia el año 2020.
La sobre oferta y el menor crecimiento económico hace pensar que por unos dos a cuatro años más tendremos sobre oferta de GNL en el mundo y que los productores se pondrán agresivos para tomar nuevos mercado en firme y spot y sin duda se lograrán mejores precios que en la década pasada.
Como hemos anotado, el GNL importado viene tomado nuevos mercados y las regasificadoras continúan instalándose en las costas de Sur América. Y no es que Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela no tengan gas para abastecerse e integrarse aún más por gasoductos. El potencial gasífero en todos estos países muy abundante. Lo que existe es un marcado déficit exploratorio para atender la demanda y por eso se debe recurrir cada vez más a GNL importado.
Si tomamos los precios promedios del JKM (7.4 US$/MMBtu) para las importaciones por el Pacífico y los precios promedio del NPB (6.5 US$/MMBtu) para al Atlántico del 2015 y los multiplicamos por los volúmenes reales importados de GNL por Argentina, Chile y Brasil llegamos a aproximadamente US$4.190 millones en importaciones que debían haberse quedado en nuestra región.
Estos son los billonarios costos de la desintegración energética regional y todo indica que irán en aumento, debido a que nuevas regasificadoras de GNL se construyen y estudian y la exploración continúa rezagada.
* Actual Socio Director de Gas Energy Latin America y Drillinginfo