Jun 10, 2024

Día D y el clima

En el LXXX Aniversario del Día D, este extracto de mi libro The Quest muestra cuán fundamental fue el clima para dar forma a esa celebérrima fecha.

Por Daniel Yergin/Autro de The New Map

(Foto:Carmen Martínez Torrón/gettyimasges)

“OK, VAMOS”:

La importancia estratégica del clima

Luego estaba el clima. El IGY aportó una concentración sin precedentes de talento científico para abordar el clima. Además de la curiosidad científica, también hubo importantes consideraciones estratégicas. La Segunda Guerra Mundial apenas había terminado una década antes, y una y otra vez durante ese conflicto, el clima había demostrado ser de importancia decisiva en el campo de batalla. En Rusia, las garras heladas del invierno (lo que los rusos llamaban el General Invierno) diezmaron a los ejércitos nazis cuando sitiaron Leningrado y asaltaron Stalingrado.

(Foto: Hulton Archive/gettyimages)

Pero nada había subrayado con tanta fuerza la importancia estratégica de una mejor comprensión del tiempo que el Día D, la invasión de Normandía en Junio de 1944. El “Día más largo”, como se le llamó, había sido precedido por las “horas más largas”: horas y horas de estrés desgarrador, incertidumbre y miedo en la sede a lo largo de la costa sur de Inglaterra, mientras sesiones informativas cada hora indecisas seguían a sesiones informativas cada hora indecisas, con la decisión de “ir/no ir” sujeta a un solo factor: el clima.

Dwight Eisenhower

“El tiempo en este país es prácticamente impredecible”, se había quejado el Comandante en Jefe Dwight Eisenhower mientras esperaba ansiosamente la próxima sesión informativa. Las previsiones eran de muy mal tiempo. ¿Cómo se podía poner en peligro a 175.000 hombres en circunstancias tan espantosas? En el mejor de los casos, la fiabilidad del pronóstico del tiempo no se perdió más de dos días; las tormentas sobre el Canal de la Mancha redujeron la fiabilidad a 12 horas. El tiempo era tan incierto que en el último momento se pospuso la invasión prevista para el 5 de Junio y los barcos que ya habían zarpado fueron llamados a regresar justo a tiempo antes de que los alemanes pudieran detectarlos.

Erwin Rommel

Finalmente, en la mañana del 5 de Junio, el meteorólogo jefe dijo: “Les daré una buena noticia”. Las previsiones indicaban que se avecinaba una especie de cambio temporal en el tiempo.

Eisenhower se sentó en silencio durante 30 o 40 segundos, equilibrando mentalmente el éxito con el fracaso y el riesgo de tomar una mala decisión. Finalmente, se levantó y dio la orden: “Está bien, vámonos”. Con eso se lanzó en el clima apenas marginal del 6 de Junio de 1944, la armada más grande de la historia del mundo.

Afortunadamente, los meteorólogos alemanes, al no ver la ruptura, le dijeron al comandante alemán, Erwin Rommel, que no se preocupara por una invasión.

Daniel Yergin, vicepresidente de S&P Global,

Autor de “El nuevo mapa: energía, clima y choque de naciones”.

www.danielyergin.com