Mar 13, 2024

BLOG 625

¿Volverá la Venezuela Petrolera?

Rafael Gallegos


 

La industria petrolera venezolana de hoy es apenas una fracción de lo que llegó a ser en los años de la república civil. Un fantasma. La increíble exclusión de 23.000 trabajadores – hoy digna y valientemente agrupados en Gente del Petróleo y Unapetrol – durante el conflicto de diciembre 2002, devino en una minimización de su gestión. Los números de la Pdvsa de hoy reflejan apenas 25 % de la producción previa al conflicto, 15 % de la refinación, 20 % de las divisas, y el acabose de la seguridad energética.

Esta debacle, aunada al proceso de transición energética, ha hecho que muchos opinen que los hidrocarburos en nuestro país son cosa del pasado. Que ya se dio inicio a la Venezuela post petrolera.

Pero …  ¿será cierto? Veamos.

LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

La transición energética es una tendencia irreversible, muy cierto; pero su velocidad de sustitución de los fósiles deja mucho que desear. En las matrices energéticas, que muestran las fuentes de energía que movilizan a la civilización, las energías llamadas limpias apenas ocupan menos del 15 %, mientras que los fósiles siguen ocupando casi el 80 %.

El carbón, que fue “sustituido” por el petróleo hace más de cien años, todavía juega un importante rol. Una de cada cinco fuentes de energía, es carbón.

El petróleo, que supuestamente será sustituido por las energías limpias, cada año bate récord de demanda.

Y en referencia al gas, su participación como fuente de energía se incrementa en todas las proyecciones. De hecho, el Parlamento Europeo, preocupado por la baja capacidad de sustitución de las energías solar, eólica y otras, se vio obligado a clasificar al gas como una energía limpia.

¿Entonces? Está claro que el petróleo y el gas no han encontrado la puerta de salida. A las energías alternas les falta todavía un largo camino. Y por cierto, si las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC) se vuelven disruptivas… habrá petróleo para cien años.

 ¿VENEZUELA PREPETROLERA?

Abusando el lenguaje, podríamos afirmar que nos encontramos nuevamente ante una Venezuela prepetrolera. Como si los dioses nos hubieran dado otra oportunidad.

Los niveles de reservas de petróleo (de las más altas del mundo), de gas (la séptima del mundo y la más alta de América Latina), la infraestructura (a pesar del daño…), el capital humano (Venezuela tiene el mayor número de técnicos petroleros del mundo por kilómetro cuadrado); son indicadores de que tenemos una gran oportunidad de volver a ser un país petrolero, que no debemos desaprovechar.

Pero no se trata de magia, ni de langostas que caen de cielo, ni de estornudos de jeques árabes.  Si queremos resucitar la industria petrolera, debemos ser estrategas. Crear condiciones para que ello suceda.

Lo primero es no contentarnos con parchetes que hagan que la producción petrolera suba cincuenta o cien mil barriles, que se incremente en algo la producción de gas, o que en las refinerías lleguemos a procesar doscientos mil barriles diarios.

No, resucitar a la industria petrolera implica llevarla hasta tres o cuatro millones de barriles de petróleo por día, por lo menos triplicar la producción de gas, reparar las refinerías para ponerlas a producir a su capacidad de diseño, satisfacer la seguridad energética de los venezolanos, y producir cinco o seis veces más divisas de las actuales, para invertirlas en el desarrollo sustentable del país.

CERO MAGIA

No se trata de soplar y hacer botellas. Si algo hay que aprender de la destrucción a la que han sometido a Pdvsa, es que una industria petrolera para ser competitiva debe poseer por lo menos cuatro factores: Alto nivel estratégico, gerencia de primer nivel, tecnología estado del arte y milmillonarias inversiones.

No se trata de competir con la bodega de la esquina, sino con empresas que son paradigmas de gestión, como la Shell, la Exxon – Mobil, BP, etc.

LA NECESIDAD DE UN NUEVO MODELO

Para la resurrección de la industria petrolera, es imperativo en primer lugar, generar confianza para que vengan los inversionistas. Se requieren quince o veinte mil millones de dólares al año durante siete u ocho años.

La confianza implica respeto, transparencia, reglas claras, democracia, separación de poderes, estamento legal que cree un ambiente apto para los inversionistas. Todo lo contrario de lo que inspira el gobierno actual.

También se requieren nuevas leyes de hidrocarburos que contemplen creación de Agencia de Energía, Rondas de licitación, flexibilidad en impuestos y regalías, de manera de estimular las inversiones, así como el logro una retribución justa para el estado venezolano. Leyes que redunden en una industria petrolera con empresas privadas compitiendo en igualdad de condiciones con una Pdvsa pequeña que sería una más, y con un estado que se limite en lo fundamental no a operar, sino a planificar, regular y monitorear el negocio.

De no cubrirse estas condiciones, los inversionistas se irán para Guyana, que ya superó a Venezuela en exportaciones de crudo; para Brasil, el nuevo gigante petrolero latinoamericano, que ya llega 4 millones de barriles por día; o a Argentina, que promete crecer exponencialmente con su campo de lutita Vaca Muerta.

Ya pasó la época en que Venezuela era el monopolio petrolero de América Latina.

RESURRECCIÓN

Si la resurrección de la industria no va a servir para utilizar los beneficios en un desarrollo sustentable de Venezuela, sino para ser fuente de despilfarro, corrupción y populismo… “déjalo así”.

Se trata más bien de una resurrección como la del personaje de Tolstoi en su novela “Resurrección”. Desde adentro, desde nuevos valores y nuevas metas. Una resurrección que busque el zumo de la idea original de “sembrar el petróleo”, en conciencia que si no lo hacemos pasaremos nuevamente del “nuevoriquismo” a otro “nuevo pobrismo” como el que padecemos; pero mucho peor.

Porque si algo nos debe dejar esta “revolución”, es una dolorosa lección aprendida.

PD: Todos a votar e 28J. Sin excusas.

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CURRICULUM VITAE / RAFAEL GALLEGOS CASTRO

Ingeniero de petróleo, Consultor Gerencial Independiente, Facilitador de talleres a empresas y columnista semanal en la prensa nacional. Ha dictado alrededor de 400 talleres de Gerencia y de Petróleo. Consultor Gerencial.

Profesor invitado en el Programa Internacional de Gerencia de Hidrocarburos en el IESA. Profesor invitado en programa de CENDECO Entorno Social, en la Universidad Metropolitana. Coordinador De Diplomado “Diplomacias, Petróleo y otras formas de Energía”, en la UCV. Coordinador Del Diplomado “Venezuela Energética” en la UCAB. Charlista de “El entorno como componente estratégico del negocio” ante ejecutivos de PEMEX en Villahermosa, México.

Trabajó 23 años en PDVSA donde se desempeño como operador en los campos petroleros e ingeniero de yacimientos y de planificación en las áreas de Oriente, Zulia y Barinas y Apure. Fungió Jefe de Planificación de Operaciones en Corpoven Barinas, Consultor Gerencial de Mejoramiento Continuo de Corpoven, Líder de Inversión Social de PDVSA EyP, Gerente de Asuntos Públicos de PDVSA SUR, Gerente General de AC Voluntariado de PDVSA y líder de proyecto de microempresarios del CIED ( COFIE oriente).

Coautor (en conjunto con Eddie Ramírez) del libro: “Petróleo y gas, el caso Venezuela”, año 2015. Ha sido coautor de libros/compilación de diversos autores acerca de Gerencia y Responsabilidad Social. Columnista semanal del Diario 2001 desde el año 2005 hasta el 2011. Actualmente publica artículos semanales en su Blog “Petróleo sin Reservas”, que son reproducidos en los periódicos digitales de Estados Unidos: Informe21, Diario de Caracas y El Punto News.

Se graduó de Ingeniero de Petróleo en la UCV en 1979 y realizó estudios parciales de postgrado en Finanzas en la misma universidad en los años 1983 y 1984.

Es miembro del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV), de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo (SVIP), del sindicato de trabajadores petroleros Unapetrol, miembro Fundador del Centro de Orientación de Energia (COENER), y miembro del Equipo Coordinador de Gente del Petróleo.

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