Sep 16, 2023

Blog 603

42 AÑOS SIN RÓMULO BETANCOURT

Rafael Gallegos

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El 28 de septiembre de 1981 no presagiaba nada fatal para el líder venezolano Rómulo Betancourt. Se encontraba leyendo plácidamente en su biblioteca de Nueva York. Se paró y estiró para tomar un libro… y eso fue todo. Un accidente cardio vascular, se cayó, se pegó en la cabeza y murió horas después. Se apagaba la vida del político venezolano más importante del siglo XX… y lo que va del XXI.

Betancourt nació en una Venezuela muy pobre, llena de paludismo, de malaria, con más de 80% de analfabetas y un promedio de vida de 34 años. El año de su nacimiento, 1908, coincidió con el advenimiento de Juan Vicente Gómez al poder, que le aplicó a su compadre Cipriano Castro la inmutable Ley de la Patada Histórica. Cipriano Castro lo dejó cuidándole el coroto mientras se iba un momentico a operarse del riñón en Alemania. “Obedezcan a Juan Vicente como si fuera yo” – ordenó el Cabito al pie del barco. Y … cómo le obedecieron.

Rómulo Betancourt murió en una Venezuela democrática, con alternabilidad, que había tenido el crecimiento sostenido más alto del planeta durante cincuenta años. Una Venezuela que no tenía nada que ver con la de 1908. Y lo más importante, su vida fue un factor fundamental en ese portentoso cambio.

ANTÍPODA DE ESTA REVOLUCIÓN

En sus albores políticos Rómulo Betancourt fue comunista. A la muerte de Gómez ya se había deslindado de esa ideología y circunscrito en la socialdemocracia. Su comportamiento político fue profundamente democrático y nacionalista. Todo lo contrario de lo que ha sido esta “revolución” bolivariana.

Comparemos:

–      Aplicó el diálogo entre rivales que tuvieran como norte la democracia. El Pacto de Punto Fijo (que deberíamos imitar hoy los venezolanos) junto a Caldera y Villalba, sus rivales cuando los militares tumbaron a Rómulo Gallegos en 1948, es una muestra de ello.

Todo lo contrario de esta “revolución” que se alimenta de las rivalidades entre los venezolanos, al punto que los ha convertido en enemigos.

–      Su partido AD (acorde con Copei, URD y otros partidos) estimuló la colaboración entre trabajadores, empresarios, banqueros, sindicalistas, amas de casa, gremios.

Todo lo contrario de lo que ha hecho la “revolución” que en sus albores expropio fincas, empresas y todo tipo de iniciativa privada, colocando a los empresarios y sindicalistas en una picota y promoviendo la polarización.

–      Su norte fue la democracia. Promovió elecciones limpias, la separación de poderes, el voto universal directo y secreto. La alternabilidad. Cuando entregó la presidencia en 1964, se fue de Venezuela para no influir en el nuevo gobierno. Cuando Caldera ganó las cerradas elecciones de 1968, se empeñó en que se le entregara el poder. ¡Ah! y no quiso ser presidente nuevamente, con todas las de ganar, en 1973.

Cualquier parecido con esta “revolución”, es pura coincidencia.

–      Los gobiernos de Betancourt, Leoni, Caldera y sucesivos, producto del movimiento democrático que ayudó a implantar, construyeron el Guri, los puentes Orinoco y Lago de Maracaibo, autopistas, caminos vecinales, hospitales, escuelas, viviendas, universidades, Teresa Carreño, el Poliedro, El Metro, a Venezuela …

… todo lo contrario de esta “revolución”, que en casi 25 años ha construido pocas obras y dejado muchas inconclusas. La democracia construyó y la revolución destruyó.

–      Cuando Fidel Castro visitó Venezuela en 1959 y le pidió dinero a Betancourt para “echarles una vaina a los gringos”, éste le dijo con su chillante y antipaticona voz “no tengo dinero”. Su olfato político le indicaba que Fidel era un dictador en ciernes. Fue de los pocos venezolanos que no sucumbió ante el gigantesco carisma del cubano.

Al revés de esta “revolución”, que se ha arropado y protegido con el manto de la dictadura cubana.

–      Lleno de valor, defendió la democracia de los llamados Barcelonazo, Porteñazo y Carupanazo, así como de las intentonas comunistas dirigidas por Fidel Castro. Su Doctrina Betancourt prohibía establecer relaciones diplomáticas con dictaduras.

Todo lo contrario de lo que hoy acontece con tanto “pana” autocrático: Cuba, Nicaragua, Irán, Corea del Norte, China y paremos de contar.

–      Nació pobre y murió pobre. Su familia es pobre.

O sea…

PETRÓLEO

Se dio cuenta muy temprano de la importancia fundamental de los hidrocarburos para el siglo XX. Estudió el negocio petrolero a fondo. Se empeñó en incrementar la participación de Venezuela en el negocio y de usar los beneficios como puntal del desarrollo. Junto a Caldera, Villalba, Pérez Alfonzo y luego de Carlos Andrés Pérez y otros desarrollaron políticas que desembocaron en la nacionalización del petróleo. Un gran logro que se materializó a través de Pdvsa, “la segunda petrolera del mundo”, que fue destruida (estratégicamente), por la “revolución”.

Rómulo Betancourt encabezó una gloriosa generación demócrata: Villalba, Otero Silva, Pérez Alfonzo, Leoni, Ruiz Pineda, Caldera, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco y muchos otros. Hasta ahora irrepetible… pero que falta hace una generación similar para contrarrestar este desmantelamiento nacional.

El maravilloso legado de Rómulo Betancourt hace gigantesco contrapeso a la “revolución”. Adelante, por arriba de las tumbas, adelante.

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