Ene 30, 2023

Blog 571

WOLFANG LARRAZÁBAL:

UN OUTSIDER PARA LA TRANSICIÓN

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A propósito del reciente 23 de enero, que debería ser denominado como el Día de la Democracia, es oportuno recordar a sus protagonistas. Más que eso, indispensable, habida cuenta que la supina ignorancia de la historia que nos caracteriza a los venezolanos, es una de las causales del advenimiento de esta “revolución” que padecemos.

Dos meses antes, el dictador Marcos Pérez Jiménez lucía muy firme en su silla presidencial. Volando su propia Constitución, sus leguleyos inventaron la figura del plebiscito para las elecciones de 1957. El dictador competiría sólo. SÍ o NO. Sabía que, con una oposición unida no tenía la menor oportunidad.

Y por cierto esa unidad, por encima de las diferencias estaba cerca de darse. Betancourt en una carta dirigida a Rafael Caldera, le propuso que fuera el candidato unitario, ya que era el único líder de partido que se encontraba en Venezuela. La oferta de Betancourt iba por encima de serias diferencias. No hay que olvidar que tanto Caldera como Jóvito Villalba habían apoyado el golpe contra Rómulo Gallegos en 1948, creyendo que Delgado Chalbaud iba a convocar pronto a elecciones, actitud cierta, que por cierto le costó la vida.

Dicen que la carta dirigida a Caldera nunca le llegó, que fue interceptada por la Seguridad Nacional.

MPJ hacía énfasis en llamarse presidente constitucional, intentando tapar su condición de usurpador, ya que había llegado a ese cargo luego de falsificar los resultados de la elección para la Asamblea Constituyente de 1952. En esa ocasión expulsó del país a Jóvito Villalba y otros líderes del partido ganador URD. Por cierto, los votos se contaron inicialmente en las mesas, y sus resultados se emitieron desde los cuarteles…

LOS ASTROS SE ALINEARON

En 1957 la resistencia de AD y del PCV estaba prácticamente derrotada. Apenas unos heroicos focos sobrevivían en el país tratando de avivar la candela. Sin embargo, como en un horóscopo coincidieron: el descontento militar, las deudas del gobierno con los contratistas, el rol unitario de la Junta Patriótica, y el hecho que los norteamericanos ahora estimulaban la caída de las dictaduras, luego de haberlas provocado en años anteriores para evitar a demócratas de izquierda en los gobiernos, que hubieran podido favorecer a la URSS.

Cuando cayó MPJ ya habían sido derrocados el colombiano Rojas Pinilla, el guatemalteco Castillo Armas y el peruano Manuel Odría; y hacían cola el cubano Batista y el dominicano Trujillo.

A los “astros” alineados se unió, como guinda de la torta, el descontento nacional por el fraude del plebiscito. El primero de enero el coronel Hugo Trejo encabezando una rebelión militar, se enrumbó con sus tanques hacia Miraflores. Se desvió a última hora; pero… las cartas estaban echadas.

LARRAZÁBAL

El vicealmirante carupanero había tenido un rol neutral durante la dictadura. Ejerció como presidente del Instituto Nacional de Deportes y luego como director del Círculo Militar. Dos cargos de alta opacidad política, sobre todo en relación con su altísimo rango.

Sin embargo, cuando el régimen se tambaleaba, MPJ a la par que se deshizo del temible Pedro Estrada y del ideólogo del Nuevo Ideal Nacional, Laureano Vallenilla; nombró a Larrazábal Comandante General de la Marina. Hasta ese día,  la idea del almirante cómo reemplazo de Pérez Jiménez no estaba en las cuentas de nadie. Fue un outsider.

A la huida de MPJ, Larrazábal era el militar de más alto rango, por ello fue nombrado presidente de la Junta de Gobierno el 23 E. Hubo protestas por la incorporación a la Junta de los coroneles Roberto Casanova y Abel Romero Villate, comandante de la Fuerza Aérea. Fueron sustituidos por los empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti.

Curiosamente, años después salió a la luz que la casa del coronel Romero Villate sirvió de “concha” para políticos de la resistencia. Cosas veredes…

TRANSICIÓN HACIA LA DEMOCRACIA

Apenas tres días luego de tomar el poder, el almirante Larrazábal planteó elecciones presidenciales para fin de año. Además, legalizó a los partidos políticos proscritos durante la dictadura.

En las elecciones pautadas para diciembre de 1958, se hablaba de un candidato unitario. Se asomaron nombres de ciudadanos ilustres como Oscar Machado Zuloaga y Rafael Pizani. Finalmente, Rómulo Betancourt y Rafael Caldera fueron lanzados por sus partidos AD y Copei. Por su parte, URD y el PCV ofrecieron la candidatura a Wolfang Larrazábal. El almirante se había convertido en un líder muy querido, por su simpatía, carisma, y sin duda por el muy criticado Plan de Emergencia.

El 31 de octubre, los principales líderes de los partidos firmaron un acuerdo de gobernabilidad que se conoció como Pacto de Punto Fijo. Que fue un gran soporte para derrotar las guerrillas castristas y las conspiraciones militares de los sesenta, y para implantar la democracia en Venezuela.

Además, el Pacto sirvió de modelo para Chile y España al final de las dictaduras de Pinochet y Franco.

En otra muestra de su talante democrático, el candidato Larrazábal renunció a la presidencia de la Junta de Gobierno. Un ejemplo ante tanto desvío del Tesoro y abuso de poder oficial en los procesos electorales por parte de los gobiernos en la historia venezolana.

Larrazábal arrasó en Caracas. Al comienzo del conteo iba ganando. Cuando llegaron los votos de la provincia, los porcentajes favorecieron a Betancourt. Los caraqueños no querían aceptar la derrota del almirante y salieron a la calle a cantar fraude. Él la aceptó los resultados sin ningún dislate, e instó a sus electores a reconocer a Betancourt.

Otra muestra de su talante democrático.

ANÉCDOTAS PARA CERRAR

Cuando algunos de sus colegas militares le calentaban la oreja para que diera un autogolpe, él   almirante les respondía: Explíquenme cómo es eso que ustedes me designaron para que acabara una dictadura y ahora quieren que me convierta en dictador.

Larrazábal enfrentó con inteligencia y decisión el intento de golpe de Castro León el 23 de julio. Lo convenció para que fuera a Miraflores. El que domina Miraflores es el presidente – decía.

Venezuela fue afortunada al contar Wolfang Larrazábal. Su figura debe ocupar un alto sitial en la memoria de los venezolanos porque bastante valor que agregó a la génesis de los cuarenta años de república civil. Sin duda fue el hombre de la transición.

PD:  El almirante aceptó la Embajada en Chile, porque todo el mundo lo paraba en todas partes para pedirle plata… y él, no tenía.  Fue demócrata y fue honesto. ¿O es lo mismo?

Esta columna se publica en Noticiero Digital, Emisora Costa del Sol 93,1 FM, y Revista Petroleum

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