Abr 10, 2025
Anécdotas Históricas Que Describen
Ejemplos de Geólogos Antiguos Geniales
Donald A. Goddard
Liverpool Petroleum, LLC- Abril 2025
RESUMEN
Estas nueve anécdotas presentan de forma divertida y amena las experiencias profesionales de un “geólogo jefe” durante los trabajos rutinarios, día a día con sus colegas venezolanos más jóvenes. El objetivo de estos cuentos es recalcar algunos hechos agradables, a veces cómicos y a veces fuera de lo común y con recuerdos lo más cercano posible a lo sucedido durante los años 1980.
Los geólogos con muchos años de experiencia quizás están de acuerdo que para que un geólogo tenga una carrera exitosa, necesita poseer cuatro características principales que son: 1) Mantener un buen comportamiento ético y ser honesto con los demás; 2) Tener conocimientos geológicos básicos y basarse en evidencias geológicas antes de hablar tonterías. Sobre todo, cuando se reúnen varios geólogos con los ingenieros, deben traerse un solo mapa y no cada uno con un mapa diferente. No hay que dejar que los ingenieros los consideren unos confundidos, poetas del subsuelo; 3) Saber trabajar en equipo con todas las disciplinas profesionales y escuchar sugerencias de los demás y 4) entender lo que significa la famosa frase de Abraham Lincoln: “You can fool all the people some of the time and some of the people all the time, but you cannot fool all the people all the time.”
1) El Geólogo Recién Graduado y Confundido en Maracaibo
Había una vez un geólogo recién graduado quien llego muy orgulloso a una entrevista de trabajo con una de las filiales petroleras del país. Lo recibió el geólogo jefe con mucho entusiasmo. Tenían en las manos la hoja de vida (CV) del joven donde había observado que fue muy buen estudiante y con puras notas altas. Lo recibió cordialmente y comenzó explicándole lo que se esperaba de un geólogo petrolero durante los trabajos de oficina correlacionando registros eléctricos, dibujando mapas estructurales e isópacos y describiendo los núcleos de las rocas. El joven recién graduado escuchaba atentamente y lucia muy interesado. Luego, se le explico que parte importante del trabajo requería ir con cierta regularidad a los taladros en tierra o en el Lago de Maracaibo durante la perforación de los pozos. Allí permanecerá algunas veces hasta dos semanas en el taladro y muchas veces durante los fines de semana también.
En ese momento todo cambio. El joven geólogo casi entro en pánico, puso una cara de sorpresa y respondió. “Durante mi trabajo de tesis, pase unos cuantos días en el campo en el Estado Falcón y eso de estar tanto tiempo fuera de mi casa me pareció horrible. Nadie me explico que un geólogo petrolero tenía que permanecer tantos días en los taladros. Yo no voy a poder realizar ese tipo de trabajo donde tengo que estar alejado de mi familia por más de un día”. El geólogo jefe le contesto muy tranquilamente: “Joven, si usted piensa así, lamento decirle que este trabajo de geólogo petrolero no es para usted. Le recomiendo que se busque un trabajo como banquero o como profesor universitario donde regresas todas las tardes a tu casa y nunca tienes que estar ni un día fuera.” El joven muy amablemente respondió; “Señor usted tiene razón. Buscare otro tipo de trabajo menos exigente”.
Se levantó y dejo la oficina del geólogo jefe después de una reunión que duró apenas 15 minutos. Posiblemente, resulto ser un muy buen banquero.
2) El Geólogo Político en Trabajos de Campo en el Estado Lara
Había una vez un geólogo con cierta experiencia de campo quien a finales de 1968 fue asignado por tres meses a un proyecto importante en una región en el Estado Lara remota, desértica y montañosa con una geología complicada y muchos afloramientos rocosos interesantes. En esta localidad había unos cuantos caseríos entre las montañas con una población mayormente de campesinos. Para el geólogo jefe, la llegada de esta persona fue una sorpresa. Primero, nadie involucrado con el proyecto lo pidió y ni hacía falta. En su carta de presentación, firmada por un director en Caracas, tenía instrucciones de ponerlo a trabajar como geólogo en el proyecto. Por lo tanto, se le entrego un jeep, un martillo, una brújula Brunton, un mapa base y lo más importante, se le asignó un baquiano. Como parte del proyecto, le indicaron las áreas donde requería estudiar la geología y tomarles el rumbo y el buzamiento a las capas rocosas. Esta información tenía importancia geológica estructural regional.
El geólogo jefe llevaba más de un ano en esas montañas, conocía en detalle la geología del área, incluyendo los rumbos y buzamientos en la mayoría de los afloramientos rocosos en el área del proyecto. Al regresar en las tardes ese nuevo personal, el geólogo jefe le revisaba los mapas con la información geológica de campo. Desde el primer día, se observó que las descripciones geológicas eran puro disparates, y que los datos de rumbo y buzamiento colocados en el mapa estaban todos al revés y no “daban pies con bola.” Se decidió no reclamarle al geólogo nuevo pensando que su experiencia en el campo era limitada y quizás necesitaba más tiempo trabajando con la brújula. Sin embargo, después de un par de semanas, los mapas de esta persona presentaban un sinfín de errores.
Finalmente, el geólogo jefe decidió que era tiempo preguntarle al baquiano asignado a esta nueva persona, lo siguiente: “Señor baquiano, está usted contento con el trabajo, ¿pueden llegarles fácilmente a los afloramientos y estas ayudando al geólogo a no perderse en la montaña?” Esta persona contesto muy sorprendido y muy sonriente. “Mi jefe, este es el mejor trabajo que usted me ha asignado. Nunca salimos al campo en ese calorón hacia los afloramientos de las rocas. Lo que hacemos es ir todos los días a un caserío diferente”. El geólogo jefe muy asombrado, le pregunto. “Pero ¿qué están realizando todos los días en esos caseríos?” Esta persona muy humilde, le explico todo. “Mi jefe, yo pensaba que usted sabía que desde que este señor llego, el me pedía que le llevara todos los días a un caserío diferente. Me hacía tocarle la puerta de todas las casitas en el lugar para que las personas salieran a la plaza. Enseguida se encarama encima del jeep y después de llegar la multitud, se pone a dar discursos políticos por hasta dos a tres horas. Lo que hace es pegar gritos sobre lo bueno que es su candidato presidencial y porque es necesario votar por él y ganar las elecciones que vienen pronto. Además, en la tarde, antes de llegar al campamento, lo veo escribiendo notas en una libreta y sobre el mapa, pero nunca vistamos ningún afloramiento de las rocas en el área de interés.
Desde ese día de la explicación del baquiano, el geólogo jefe dejo de revisarle los mapas del geólogo político y no lo tomo en cuenta durante el resto de su estadía, que duro dos meses más. Era evidente que dicho geólogo fue enviado desde la capital por los directores políticos mandamás, sin explicarle al geólogo jefe que el objetivo de esta persona no era hacer geología si no hacer campaña política para uno de los partidos. Esta persona resultó ser un político exitoso ya que su candidato a la presidencia en 1969 llego a ser el presidente del país. No le importaba que las notas geológicas y rumbos y buzamientos de las rocas en sus mapas fueron puro inventos. El geólogo jefe se dio cuenta enseguida. Sin embargo, para este profesional político eso de vivir esa farsa, fue lo importante y consiguió lo que quería. Lo nombraron director de geología en una entidad del nuevo gobierno de turno en el interior del país. Aunque fue un buen político activista, la geología no fue su llamado ya que se equivocó de profesión.
3) El Geólogo Fotógrafo Perdido en un Pozo Exploratorio Costa Afuera
Había una vez un geólogo que el tomar fotografías era una de sus pasiones. En 1980 trabajaba en la unidad de exploración costa afuera en una de las filiales petroleras importantes. Estaba cumpliendo su asignación de dos semanas en un taladro semi-sumergible. Uno de esos días, durante horas de la mañana, el geólogo jefe llego al taladro en helicóptero y fue a buscar al geólogo de turno. No lo encontró ni en el cuarto dormitorio, ni en el comedor, ni tampoco en el salón de descanso donde había una biblioteca. Se buscó debajo del taladro, casi llegando al mar por una escalera empinada y donde el personal en su tiempo libre bajaba a pescar. Después de una hora de intensa búsqueda en ese taladro de gran tamaño y con aproximadamente unas 50 personas, comenzó a preocuparse. Ya era tiempo de informarle al ingeniero jefe del taladro la situación con esta persona perdida y obtener su opinión de cómo proceder en estas situaciones. Se consideró la posibilidad de introducir los buzos del taladro al mar para buscarlo o quizás llamar a la oficina central de la empresa en Caracas para darle la mala noticia. Conjuntamente, decidieron esperar hasta el mediodía y la hora del almuerzo para ver si el geólogo apareciera en el comedor. No apareció y sabiendo que este geólogo era una persona muy curiosa, se pensó que podría estar tomado fotos y metido dentro de los tantos compartimentos que tenía el taladro. También se sabía que era una persona muy comilona y por eso se tomó la decisión final de esperar hasta las 6:00 p.m. de la tarde, la hora de la cena, antes de reportar su sorprendente desaparición. Esto para no alarmar la oficina principal, ni a los familiares del geólogo fotógrafo, prematuramente.
Cuando casi todo el personal del taladro estaba sentado en el comedor, muy preocupados y sin ganas de cenar, entra tranquilamente el geólogo fotógrafo perdido con su cámara colgada alrededor del cuello y con un saludo muy cordial, dijo algo así: “Hola mis panas, como están ustedes y como pasaron este día tan fastidioso para los geólogos sacando la tubería de perforación para cambiar la mecha”. Tanto el geólogo jefe así como el ingeniero jefe del talador estaban muy aliviados con la aparición del geólogo y al mismo tiempo bastante molestos con él. El geólogo jefe, tratando de mantenerse calmado, le pregunto: “Muchacho, donde carajos has estado metido todo el santo día y sin decirle a nadie donde ibas a estar.” Muy tranquilamente contesto: “Mi jefe, usted sabe que cuando están realizando las operaciones de cambio de mecha y sacando la tubería de perforación, nosotros los geólogos no tenemos nada que hacer. El pozo ya había alcanzado 10,000 pies de profundidad y se estimó que se iban a tardar unas 10 horas para sacar la mecha vieja y meter una nueva. Por lo tanto, tome mi cámara y subí hasta arriba de la torre del taladro y pase todo el día con el encuellador tomando fotos. Por cierto, te vi llegar en el helicóptero y te tomé unas fotos maravillosas. Otra cosa que aprendí allá arriba es que el trabajo del encuellador (Derrick Hand) es bien difícil y bastante peligroso. El geólogo jefe ya más tranquilo, le advirtió: “Justamente por esa razón no debes estar en ese lugar tan peligroso y quien se hubiera imaginado que un geólogo sería tan irresponsable de subirse al tope de esa torre. Justamente allí no te buscamos. Nos haces el favor de no cometer semejante locura en el futuro.
Ese día estábamos todos muy felices que no le había sucedido nada grave a esta persona. El asunto quedo como un susto y nada más. Menos mal que no nos apresuramos llamado a la oficina en Caracas, ni a los familiares para darles malas noticias equivocadas. Llego a ser un excelente geólogo petrolero y luego escalo posiciones gerenciales muy importantes dentro de otra excelente empresa petrolera.
4) El Geólogo Hambriento Durante la Perforación Somera En La Costa Bolívar
Había una vez un joven geólogo quien tuvo la oportunidad en 1988 de disfrutar de una política nueva de una de las filiales petroleras para el entrenamiento de los geólogos recién empleados. El plan fue asignarlos por dos años a la unidad de ingeniería de perforación. Se consideró importante que ellos aprendieran que: 1) los pozos que producían petróleo pesado se completaban hueco abierto con empaque de grava (openhole gravel pack) y 2) que la producción del líquido, se facilitaba a través de la tecnología de inyección de vapor (huff & puff). Los de la unidad de perforación (ingenieros y ahora geólogos también) eran responsables de la completación de un pozo. Este trabajo incluía estar en la localización para medir precisamente el largo de cada tubo de producción (production casing) antes de colocarlos en el hoyo hasta el tope de la arena de interés y cementarlo. Al hoyo restante en el intervalo petrolifero se llenaba con grava. Los tubos median alrededor de 30 pies cada uno, pero la mayoría podían variar entre dos y cuatro pulgadas. En un pozo de 2000 pies a 3000 pies de profundidad, esta diferencia de unas cuantas pulgadas puede incidir considerablemente en la cantidad de tubos que hay que introducir al pozo.
En un pozo en particular que fue asignado un geólogo a la unidad de perforación, se dieron cuenta que, debido a la medición incorrecta del largo exacto de cada tubo, se cementaron demasiados tubos (casing). Por lo tanto, se cubrieron los intervalos petroleros de interés hasta el fondo, no se podían producir y el pozo lo tenían que abandonar. Enseguida, el ingeniero jefe de perforación llamo al geólogo jefe para quejarse: “Parece que tus geólogos no saben ni contar correctamente y por eso se dañó un pozo. Espero que esto no siga sucediendo en el futuro porque esos errores cuestan mucho dinero”. Este señor ingeniero tenía razón. El geólogo jefe averiguo quién fue el geólogo responsable del pozo y le explicaron que dicha persona había abandonado el pozo sin explicación, dejándolo en manos de los obreros quienes fueron los que midieron los tubos.
Al llegar el geólogo delincuente a su oficina, el geólogo jefe le pregunto: “Necesito que me expliques porque te fuiste del pozo dejando personas no entrenadas para realizar un trabajo muy importante que te correspondía a ti”. La excusa que le dio esta persona fue insólita: “Mi jefe, ese día decidí llevarme al pozo una señora geólogo para entrenarla en las actividades de completación de un pozo somero. Ella de repente se me acerco y me pidió que la llevara de inmediato al hospital ya que tenía la regla y estaba sangrando demasiado. Para cumplir con ella, me la lleve rapidísimo al hospital y me quede allí unas cuantas horas y hasta que los médicos le dieron de alta”. Al principio la excusa sonaba razonable, pero se decidió hablar con la señora geólogo el siguiente día sobre los hechos. Ella explico lo que en realidad sucedió. “Señor geólogo jefe, lo siento mucho, pero no fue sino esta mañana que me entere sobre lo que le sucedió al pozo y del cuento chino que este señor le hecho sobre la menstruación que yo supuestamente padecía ese día. No fue así. Yo si estuve en el pozo observando las actividades. Sin embargo, cuando ya eran las doce del mediodía, el compañero geólogo le dio hambre y me sugirió que fuéramos a almorzar y a tomarnos unos refrescos fríos ya que hacía muchísimo calor. Le sugerí en quedarnos para la medición de los tubos, pero él insistió que eso era muy fácil y que cualquiera persona podría realizar esa tarea. Nos fuimos y el dejo a los obreros midiendo los tubos. Luego me fui a la oficina y no supe más nada.”
Aunque había razón suficiente para despedir a este profesional por irresponsable y mentiroso, esto no se hizo. Sin embargo, para no aplicar la desgracia de un despido penoso a un profesional joven que cometía algún error, se buscó una alternativa no tan grave. Dicha alternativa consistía en transferirlo al depósito de materiales, donde no tenía responsabilidades mayores. Además, las tareas eran de muy bajo requerimiento mental. Por lo general, la mayoría de los profesionales en esta situación, al poco tiempo, renunciaban por su propia cuenta. Este joven geólogo hambriento no renuncio y después de varios años trabajando en dicho depósito, llego a ser un experto en los equipos y en los materiales utilizados en la perforación y la producción de hidrocarburos. Sin querer, consiguió su llamado.
5) El Geólogo Galán En la Perforación de Pozos Exploratorios en Los Andes
Había una vez un geólogo que le daba mucha importancia a su imagen físico y vestía muy elegante como el propio galán y con las últimas modas de ropa para hombres. Sin embargo, fue un buen geólogo, trabajador, quien siempre estaba dispuesto a tomar su turno en los taladros durante la perforación de pozos de desarrollo, de avanzada o exploratorios y por los días que fueran necesarios. En 1987, la unidad de exploración en Caracas había propuesto varios pozos exploratorios a ser perforados en el piedemonte de los Andes Venezolanos entre las ciudades de El Vigía y La Fría. Varios geólogos, incluyendo al geólogo galán ya habían estado varios meses trabajando durante la perforación de dos de estos pozos en turnos de hasta dos semanas en el pozo y una semana en su casa en Maracaibo. Los pozos programados median entre 15,000 pies y 17,000 pies de profundidad y se tardaban hasta tres meses para perfóralos.
El trabajo de los ingenieros de perforación, así como el de los geólogos se puede considerar bastante cansón y peligroso. Sin embargo, lo más difícil fue el tener que soportar varios días alejados de sus familiares. Los profesionales vivían en tráileres cómodos en la localidad de la perforación y disfrutaban de buena comida en un tráiler comedor. Por lo tanto, tenían muy pocos gastos. Cuando llegaban de vuelta a casa, es cuando toda la ropa sucia utilizada durante su estadía en el pozo, la enviaban a la tintorería. Este costo con cualquier otro gasto de viaje o compras pequeñas, se los pagaba la empresa una vez entregadas las facturas de las mismas. Los geólogos le pasaban las facturas al geólogo jefe quien las revisaba y luego se la pasaba a la unidad de finanzas donde se encargaban de pagarles a los geólogos estos pequeños montos. Se consideraban gastos operacionales (OPEX) y se los cargaban a los gastos de perforación del pozo.
Un día, el geólogo jefe recibió una llamada del ingeniero jefe mandamás de ingeniería operacional quien le pregunta en un tono despectivo: “¿Mi querido geólogo jefe, desde cuando se visten tus geólogos con corbatas y trajes formales (flux) durante los trabajos de perforación de pozos exploratorios en Los Andes?”. Ya conociendo a este señor que acostumbraba “buscarle el pelo al gato” cuando se trata de los geólogos, le respondió: “No entiendo a qué te refieres, ni entiendo tu pregunta”. El jefe mandamás le explica: “Pues, aquí tengo en mis manos una factura de una tintorería de uno de tus geólogos y en el listado se puede notar que este señor incluyo tres corbatas y dos trajes con la ropa que fue lavada. No pienso pagarle el costo de las corbatas y los trajes y luego cargarle este gasto al pozo exploratorio. Te sugiero arregles este asunto enseguida”. En ese momento el geólogo jefe tuvo que aguantarse las ganas de reírse a carcajadas, pero no lo hizo porque sabía que esta persona necia estaba hablando en serio y era su jefe. Sin embargo, algo molesto, le contesto lo siguiente: “¿Mi querido jefe ingeniero, con todo respeto, seguramente usted sabe que un pozo exploratorio de estos cuesta unos $20 millones y al cual sus ingenieros le asignan los costos de vehículos y otros incidentes por montos de hasta $50,000 y usted está reclamando el costo de cinco dólares por el lavado de tres corbatas y dos trajes?”. Envíame la factura y hablare con el geólogo sobre esta tremenda carga económica a ese pozo y arreglare el asunto.” El geólogo jefe tranco el teléfono y sabía que el asunto no tenía nada que ver con los $5, sino con el hecho que tales “abusos” de los geólogos no se iban a tolerar y por ganas de joder de su jefe. Al recibir la factura de la discordia, llamo al geólogo galán a su oficina y le reclama: “Aquí tengo tu factura de la tintorería donde incluiste tres corbatas y dos trajes. Debido a que no pierdo mí tiempo revisando facturas de este tipo en detalle y porque confió en mis geólogos, esto se me paso. Más me molesta que me halaron la oreja por esta ridiculez que el monto de la factura. La voy a romper y no se te va a pagar. En el futuro tienes que ser honesto con estas cosas. Ahora explícame que paso.” El geólogo galán, todo avergonzado, respondió: “En ese momento no estuve pensando, ni le di importancia y simplemente metí toda la ropa sucia junta en una bolsa y la llevé toda a la tintorería. Pero no se preocupe ya que entiendo porque usted no me va a pagar este pequeño gasto. Le aseguro que en el futuro seré más cuidadoso en no cometer errores de ese tipo con mis facturas.”
Este asunto se resolvió amigablemente, fue complacido el necio, ingeniero jefe mandamás y todos aprendieron algo. El geólogo jefe fue más cuidadoso con la revisión de las facturas de su equipo de geólogos. El geólogo galán no cometió tales abusos en el futuro. Tuvo la fortaleza de explicarles a sus colegas los pormenores de su error y estos entendieron la importancia de preparar sus facturas correctamente. El ingeniero jefe mandamás siguió siendo la misma persona atravesada. El geólogo galán siguió realizando buenos trabajos geológicos por muchos años y escalo puestos gerenciales importantes dentro de la empresa.
6) El Geólogo Marihuanero en la Perforación de Pozos Costa Afuera
Había una vez un geólogo con una preparación geológica sólida y un trabajador incesante que dedicaba horas extra hasta terminar sus tareas de mapeo y para terminar a tiempo los informes geológicos requeridos. Estaba asignado el grupo de geólogos que se turnaban asistiendo a trabajos de perforación de pozos exploratorios en el taladro semi-sumergible costa afuera en 1980. Además del personal de la empresa filial que consistía de ingenieros de perforación, uno de yacimiento y geólogos, el taladro venía con sus propios obreros, toolpusher y un equipo de cinco buzos. Contratados eran la empresa de lodo con dos ingenieros y la empresa de mudlogging con dos geólogos. Los empleados de la empresa dueño del taladro al igual que los de la empresa mudlogging, permanecía 30 días de turno antes de ser cambiados. El personal de la empresa filial trabajaba turnos de dos semanas. En total, había unas 50 personas de diferentes nacionalidades y diferentes profesiones viviendo y trabajado en el taladro todo el tiempo. Los buzos tenían un trabajo peligroso pero su experticia era requerida muy pocas horas durante su estadía de 30 días en el taladro. Solamente antes de comenzar la perforación ellos bajaban al fondo marino para observar las condiciones de la misma. También instalaban un equipo cónico, especial que guiaba la entrada de la mecha de perforación al punto preciso cada vez que esta operación fue necesario. Sin embargo, y para cubrir cualquiera emergencia que podría requerir de sus talentos, permanecían los 30 días en el taladro. Ellos pasaban más tiempo durmiendo, leyendo y comiendo que trabajando.
Después de haberse perforado unos cuantos de esto pozos exploratorios costa afuera, llego el rumor a la unidad encargada de la perforación en Caracas que había algunas personas fumando marihuana en el taladro. Para averiguar los hechos, la empresa envió su personal de seguridad, unos detectives haciéndose pasar de obreros y en poco tiempo tenían una lista de sospechosos. Pocos días después, el geólogo jefe mandamás llamo al geólogo jefe a su oficina y le dijo muy molesto lo siguiente: “Señor geólogo jefe me sorprende mucho que aquel buen geólogo, muy trabajador se encuentra en la lista de sospechoso fumadores de marihuana en el taladro costa afuera. Debido que es uno de los tuyos, necesito que hables con él para ver si es verdad o no, antes de despedirlo.” El geólogo jefe, también muy sorprendido, llamo al geólogo supuestamente marihuanero a su oficina y le dijo: “Después de una investigación realizada por los detectives de la empresa sobre la fumadera de marihuana en el taladro costa afuera, tu estas en la lista de los sospechosos. Estos detectives tienen experiencia y no mienten, así que explícame si esto es cierto o no. El geólogo sospecho, muy asustado, contesto nerviosamente: “Señor geólogo jefe, le juro por mi madre que no fumo ni cigarrillos y mucho menos esa vaina, pero yo entiendo porque estoy en esa lista. Usted sabe que estudié mi carrera en USA y para no olvidarme el inglés me hice amigo de los buzos gringos y con ellos me la pasaba hablando en inglés. Varias veces me reunía con ellos en sus camarotes para hablar pendejadas. Habían rumores que estos buzos fumaban esa vaina y debo admitir que el camarote tenia olor fuerte a humo de cigarrillo, pero nunca fumaban frente a mí. Usted puede consultar con ellos y te aseguro que ellos pueden confirmar que jamás he fumado esa porquería.”
El geólogo jefe, quien hablaba muy bien el inglés y conociendo lo serio que era este asunto, enseguida llamo al Ingeniero jefe del taladro y le pidió que pusiera uno de los buzos en el teléfono. El buzo le confeso que estaban al tanto de la investigación y que los detectives tenían pruebas que ellos si fumaban marihuana. Explico que les habían pedido la renuncia a todos y estaban esperando al helicóptero para llevarlos al aeropuerto de Maiquetía. Lo más importante de la conversación fue que admitió que ninguno de los geólogos ni los ingenieros de la empresa había fumado marihuana con ellos. Menos mal que estos buzos, aunque marihuaneros, fueron honestos y le salvaron el pellejo a nuestro geólogo. El supuesto geólogo marihuanero siguió siendo un excelente profesional, persona muy trabajadora y muy responsable por muchos años más en la empresa.
7) El Geólogo Buen Padre en la Perforación de Pozos Someros en La Faja Petrolifera Había una vez un geólogo de experiencia y muy trabajador asignado a la perforación de pozos someros exploratorios en la Faja Petrolífera Del Orinoco en 1981. Este profesional vivía en la ciudad El Tigre y aun casado con niños pequeños, cumplía sus turnos al igual que los demás, sin quejarse. Para realizar las operaciones de perforación, se contaba de cuatro taladros pequeños (chivos) que venían acompañados de tráileres para dormir y para comer. Por lo somero de los pozos, se requerían apenas cuatro días para perforar y completar un pozo y enseguida se mudaban a otra localización. Las operaciones eran rápidas y continuas y con el personal técnico (ingenieros y geólogos) dando saltos entre pozo y pozo por turnos de siete días y luego tres días de oficina escribiendo informes.
Aunado a este ritmo intenso de trabajo normal, cuando salía un profesional de vacaciones y si no había reemplazo, a los que se quedaban a veces les tocaba trabajar turnos dobles. Así le sucedió a esta persona que llamaremos en esta anécdota “geólogo buen padre”. Algunos de los profesionales que no tenían la familia con ellos en El Tigre y los solteros vivían en un hotel que utilizaba la empresa para hospedarlos. El geólogo jefe, quien estaba asignado por una corta temporada a ese proyecto en la Faja, también vivía en el hotel. Una tarde, después de llegar de la oficina al hotel, oyó que alguien le estaba tocando la puerta.
Al abrir se encontró con una señora y tres niñitas que parecían entre cuatro y ocho años de edad. La señora le dijo: “Señor geólogo jefe, soy la esposa del geólogo buen padre y estas son nuestras hijas”. El geólogo jefe algo sorprendido le pregunta: “¿Señora, en que la puedo ayudar?” Enseguida las tres niñas al mismo tiempo comienzan a llorar y todas juntas dicen: “Señor donde esta nuestro papi, ya tenemos 10 días que no lo vemos y nos hace mucha falta. ¿Cuándo regresa?” El geólogo jefe, muy conmovido, les dice: “Espérenme aquí que voy un momento a mi automóvil donde tengo un radio y lo voy a llamar para ver donde esta y le diré que se venga para su casa enseguida. Rápidamente lo ubico y llamo al taladro donde se encontraba el geólogo y le dijo: “Geólogo buen padre, sé que le estas tomando el turno a la persona que está de vacaciones, pero tenías que haber regresado a casa a los siete días. ¿Porque sigues allí todavía después de diez días?” El geólogo buen padre le responde: “No he podido irme porque tuvimos un problema mecánico con el taladro y ahora que llegamos a la profundada final y como suelen hacer los ingenieros de perforación a propósito, esta noche me sale la toma de registros eléctricos del pozo”. Ya claro con la situación, el geólogo jefe le ordeno: “Tan pronto terminas te vienes con los registros y te vas enseguida para tu casa que tus hijas y tu señora están muy preocupadas y te quieren ver. Ya estoy enviando otro geólogo para reemplazarte. Debido a que estas tan lejos, el llegara dentro de unas cuatro horas y puedes estar aquí mañana a más tardar”.
Con esa buena noticia que le dio a las hijas y a la esposa del geólogo buen padre, que dentro de unas horas estará de regreso, se fueron muy contentas para su casa a esperar la llegada de su muy querido padre. Este profesional siguió trabajando muchos años más en la empresa, siempre cumpliendo a cabalidad las tareas asignadas.
8) El Geólogo Turista en la Perforación de Pozos en Apure
Había una vez un geólogo que pertenencia a la unidad de exploración en la empresa filial A. Este profesional poseía bastantes conocimientos en la perforación de pozos exploratorios adquiridos en costa afuera, así como en tierra en la Cuenca del Lago de Maracaibo. Había otra empresa. filial B, que en 1984 estaba listo para iniciar la perforación de su primer pozo exploratorio ubicado unos 50 kilómetros al suroeste del pueblo de Guadualito en el Estado Apure. Por no tener suficientes geólogos de experiencia en exploración disponible para este importante programa, dicha empresa B le pidió a la empresa filial A, si era posible asígnale uno de sus geólogos de más experiencia. Dicha filial A tuvo ningún inconveniente y su geólogo comenzó a trabajar en ese primer pozo (Guafita -1X) del programa exploratorio de la empresa filial B.
Durante la perforación de la misma y alrededor de unos 8000 pies de profundidad y antes de alcanzar la profundidad final programada de unos 9000 pies, la mecha de perforación comenzó a agarrar torque y había que sacarla y cambiarla por una nueva. Se estimó que esta operación de sacar la tubería de perforación para realizar el cambio de mecha y reiniciar la perforación, duraría unas 12 horas. Debido a que los trabajos geológicos cesaban y para cambiar de escenario, el geólogo prestado decidió irse temprano en la mañana para la bella ciudad San Cristóbal para hacer turismo. Quedaba apenas 220 kilómetros de distancia y dos horas y media de viaje por carretera. Los tres ingenieros de la empresa filial B también decidieron acompañarlo en su viaje de turismo y dejaron al toolpusher encargado de esta operación rutinaria. Calcularon que tenían suficiente tiempo para pasearse unas horas por la ciudad y regresar esa misma noche a tiempo para continuar la perforación. Se fueron en el vehículo de la empresa que tenía radio y de esa manera mantenerse en comunicación con el taladro.
Da casualidad que ese mismo día, sin aviso previo, llego de sorpresa al taladro un geólogo mayor contratado para inspeccionar los trabajos relacionados con la perforación de este primer pozo exploratorio. Antes de salir de Caracas, esta persona no se molestó en llamar al taladro para asesorarse de las operaciones de cambio de mecha. Como era de esperar, cuando llega al taladro y encuentra la misma sin los ingenieros ni el geólogo y le dicen que ese personal técnico andaba haciendo turismo en San Cristóbal, este señor agarra una tremenda arrechera. Después de ese largo viaje desde Caracas hasta ese lugar remoto, en Apure y sin encontrar a nadie quien le podría explicar los detalles geológicos y los resultados de la perforación, enseguida se va del taladro echando humo. Al llegar a su oficina en Caracas, lo primero que hace es llama al geólogo jefe mandamás de la unidad de exploración de la empresa filial A insistiendo que tiene que despedir al geólogo turista. El geólogo jefe mandamás, una persona de mucha experiencia, siempre calmado y muy cauteloso, le pide al geólogo jefe que investigue los hechos. Se comunicó con el taladro en Apure y le explica al geólogo turista; “Te has metido en un grave problema. Según un geólogo mayor contratado y quien fue al pozo ayer, nos llamó para decirnos que tú y todos los ingenieros dejaron solo el taladro y se fueron de rumba para San Cristóbal. Él está insistiendo que seas despedido. Explícame tu versión de los hechos. El geólogo turista algo preocupado explico lo siguiente: Señor geólogo jefe, eso es correcto y si me fui para San Cristóbal por unas horas. Pero usted muy bien sabe que cuando hay cambio de mecha que dura muchas horas, los geólogos tenemos nada que hacer y aprovechamos ese tiempo para tomar un descanso e irnos del taladro. Traté de disuadir a los tres ingenieros y les sugerí de no acompañarme. Ellos son personas adultas, no me hicieron caso y me los lleve conmigo. Nunca llegamos a ver a este señor, pero el toolpusher nos comentó que se fue muy molesto. De todos modos, la operación de cambio de mecha fue exitosa y actualmente seguimos perforando y profundizando el pozo tranquilamente”.
Al tener claro la situación, el geólogo mandamás de la unidad de exploración de la empresa filial A llamo al geólogo mayor contratado y le dijo que la empresa filial B estaba en la libertad de hacer con sus ingenieros lo que les parecía lo más correcto. Sin embargo, le explico que, según los hechos, su geólogo turista no cometió ningún delito y no se podía justificar un despido. Dicho geólogo joven continúo trabajando en ese pozo y en dos más, realizando muy buena tarea y en el futuro siempre fue un profesional muy dedicado. Además, ese primer pozo exploratorio (Guafita-1X) fue muy exitoso con una prueba de producción inicial de 2000 barriles de petróleo por día (BOPD) y el Campo Guafita en Apure, como resultado de ese primer pozo, fue un productor de petróleo sumamente importante.
9) El Geólogo Con Dos Cachuchas: Operaciones en Maracaibo y Minero en Caracas Había una vez un geólogo joven que era un brillante profesional, técnicamente muy sólido, bastante ambicioso y quien fue asignado a la unidad de geología operacional en Maracaibo en 1988. Cumplía con sus tareas a cabalidad y asistía puntualmente a las operaciones de perforación cuando le tocaba su turno. Era un profesional ejemplar hasta que un día a principios de 1990, desapareció de repente y reapareció a la semana. El geólogo jefe no se preocupó creyendo que se había ido para un pozo. Después de algunas semanas, dicha persona desapareció de nuevo. Esta vez, le llego una noticia de carambolas que el geólogo joven se había ido para Caracas en el avión de la empresa. Ya algo sorprendido y también preocupado que nadie le había informado oficialmente sobre esta situación fuera de lo común, el geólogo jefe decidió llamar a su jefe en la unidad de producción en Caracas y le explico: “Señor geólogo jefe mandamás, tengo una situación bastante misteriosa en que uno de los geólogos asignado a esta unida de geología operacional, ocasionalmente se desaparece, va para Caracas en el avión de la empresa y sin avisarme. Me han dicho las malas lenguas que hay un alto ejecutivo que envía el avión a buscarlo. Ni entiendo lo que está sucediendo, ni se cómo manejar esta situación. ¿Qué sabe usted de esto y que me sugiere?” El geólogo jefe mandamás de producción, le contesta riéndose a carcajadas: “Amigo geólogo jefe, este es un ejemplo de un marido a quien la esposa le es infiel, todo el mundo lo sabe, pero nadie le dice nada. Ha, Ha, Ha.” Muy sorprendido el geólogo jefe le responde: “Esto no me parece nada cómico y me gustaría si me puedes explicar de qué se trata todo esto”. Su jefe le responde: “Te sugiero no te des mala vida con esta situación, que mantengas confidencial lo que te voy a explicar y recuerda el famoso dicho que dice donde manda capitán no manda marinero. Lo que sucede es que ese joven geólogo es amigo personal de un alto ejecutivo de la empresa. Se ha visto en varias oportunidades al joven reuniéndose con el ejecutivo aquí en Caracas. Él está interesado en unas minas de oro en Guayana, pero es economista y conoce poco sobre la minería. Por lo tanto, necesita a un geólogo para que visite y estudie el potencial económico de las mismas. Este ejecutivo es muy buena persona, es muy tranquilo y para no mezclar sus asuntos personales con las de la empresa, se buscó este muy talentoso, geólogo amigo para que lo asesorara. También, es una persona muy privada, quiere mantener este asunto en muy bajo perfil y por esa razón no se te dijo nada”.
Estaba agradecido que el geólogo jefe mandamás en Caracas le dio esta clara explicación y lo entendió perfectamente bien. Así como le fue sugerido, no se habló del asunto y al joven geólogo no había nada que reclamarle. Cuando andaba en sus labores rutinarios como geólogo operacional en Maracaibo, realizo su trabajo muy adecuadamente y sin indicarle que su geólogo jefe conocía las razones de sus viajes a Caracas. Había que permitirle a esta persona utilizar dos cachuchas; el de geólogo petrolero operacional y el de geólogo minero del alto ejecutivo. Basado en sus méritos, llego a ser un alto ejecutivo en una empresa petrolera internacional. Esta persona siempre tuvo una personalidad muy agradable y le daba mucho placer intercambiar ideas técnicas con todos sus colegas.