Pandemia y Recuperación Petrolera

Daniel Rodríguez
Director de la Cámara Petrolera de Venezuela

Daniel Rodríguez

El futuro cercano no pareciera promisorio para la producción petrolera en general, menos aún en Venezuela. Ciertamente no lo es el presente, signado por una crisis económica mundial, cuya contracción debido al confinamiento y la paralización de actividades, el BM sitúa en 5,2%, en lo que califica como la peor recesión desde la segunda guerra mundial.

En nuestro país, este contexto se da en paralelo a una caída histórica de la producción, con el agravante del deterioro de la infraestructura de producción y transformación del crudo.

La crisis del coronavirus tiene otra arista crucial y con grandes implicaciones para el sector de los hidrocarburos. Las imágenes satelitales han mostrado un marcado cambio en la contaminación del aire. La Agencia de Energía Internacional estima que en 2020 el mundo usará un 6% menos de energía, lo que a su vez lleva a una caída de las emisiones de CO2. Sin embargo, cabe preguntarse si la crisis climática seguirá su curso cuando los países retomen la forma de vida previa, y con ello la emisión de los gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.

Se discute sobre el hecho de que la pandemia podría impulsar cambios en la matriz energética, ya que los países harían esfuerzos para acelerar la transición hacia alternativas más limpias. Aunque también regresar a la “normalidad” podría amenazar las iniciativas de los estados para cumplir con los compromisos ya asumidos en materia climática. Por ejemplo, China ha incrementado el uso del carbón, ha anunciado la postergación de la aplicación de políticas para la reducción de emisiones y la construcción de parques solares. La Unión Europea enfrenta presiones de algunos miembros para suspender trascendentales iniciativas de protección climática: el diferimiento de un programa de comercio de carbono por parte de Polonia, y el exhorto de la República Checa para desistir del proyecto de ley sobre el clima, así como de las aerolíneas para aplazar la reducción de emisiones.

Tras un lobby petrolero al gobierno de USA, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) señaló que no sancionaría a las empresas que incumplan los requisitos federales de monitoreo o informes, siempre que demuestren que su incumplimiento se debió a la pandemia. También anunció que no se aplicarán las normas sobre emisiones de automotores, punto clave en la disminución de los gases de efecto invernadero. Y en Brasil, la autoridad federal ambiental flexibilizará las acciones de fiscalización, que incluyen la deforestación en la Amazonía, uno de los sumideros de carbono más importantes del mundo.

En medio de este panorama, una posibilidad de articular esfuerzos para la recuperación de la economía y la sanidad del planeta al mismo tiempo, es utilizar los recursos energéticos disponibles para despegar la economía, en tanto se brindan incentivos para estimular la instrumentación de medidas de control ambiental en el mediano y largo plazo. Posiblemente lo que ocurra es que el cumplimiento global de las metas de la agenda verde, acordada en Paris, sufra un aplazamiento.

No obstante, en lo que pareciera ser un sombrío panorama se atisban oportunidades para la recuperación petrolera, ya que a pesar de las firmes acciones dadas por algunos países de economía desarrollada para el uso de energías alternativas, la mayoría requerirá del petróleo y otras fuentes tradicionales de combustible para apuntalar sus economías. En tal sentido, los venezolanos tenemos la oportunidad y la obligación de aprovechar el potencial gasífero que hoy se quema, o se emite indiscriminadamente a la atmósfera, transformándolo en energía accesible para consumo industrial, comercial y doméstico.

En un momento en que los productores de petróleo deberán competir por cuotas de mercado, es imprescindible revertir las acciones fallidas para convertirnos en actores de importancia, estructurando nuevas condiciones legales, fiscales, sociales y ambientales para operar la industria en condiciones de competitividad con el resto del mundo.

Es en esta visión que se insertan las propuestas de la CPV, en una firme alianza y esfuerzo mancomunado del sector público y privado, nacional e internacional,  de manera de sumar capacidades y recursos que permitan rehabilitar la industria de los hidrocarburos y frenar la declinación de la producción nacional.

Este objetivo pasa por concretar las reformas legales que auspicien y den soporte jurídico firme a la participación del sector privado, de manera de asegurar los ingentes recursos para acometer los proyectos de recuperación de la infraestructura energética, aguas abajo y aguas arriba, de la mano de una gestión ambiental amigable.

En nuestra línea de acción, reiteramos la indeclinable voluntad de sumar esfuerzos y manifestamos la absoluta confianza en la recuperación de la industria baluarte nacional y del conjunto de la sociedad venezolana. Regresar a la “normalidad” supone emplear todas nuestras capacidades en el manejo del sector de los hidrocarburos con responsabilidad. El plan de recuperación no parte de cero, tenemos los equipos y el capital humano preparado, con conocimiento y experiencia técnica y gerencial, que hacen que el camino sea más corto.