Jorge ZajiaEl azar no existe y todo lo que sucede en el Universo está escrito desde el principio de todos los siglos: Es obra de Dios. Zulay Socorro llegó a la redacción de Petróleo y Tecnología (antecesora de Petroleum) por esos avatares de la vida que uno los atribuye al azar, pero que al hilar los hechos concluimos que ello estaba determinado desde el primer día de la Creación… desde siempre.

Corrían los azarosos días de 1980 y en la búsqueda de mejorar la calidad de la impresión de la revista y mejores precios llegamos a la Imprenta Universitaria, ubicada en una especie de semisótano en el edificio de la Facultad de Humanidades de la ilustre Universidad del Zulia, LUZ. Luego de mi reunión, estaba ante mi vehículo -que por error, deje mal estacionado-, un grupo de estudiantes de periodismo que protestaban mi atrevimiento, al constatar que el carro que obstaculizaba su salida era el mío. Aclarado el asunto y ofrecidas las disculpas del caso, una de las estudiantes, al conocer que yo dirigía una publicación, sin mediar preámbulo me dijo que estaba por graduarse de comunicadora social y que necesitaba hacer una pasantía para llenar todos los requisitos del grado. “Concedida su pasantía, señorita Zulay”, le contesté de inmediato.

Desde su primer día en la redacción de Petróleo y Tecnología dio pruebas contundentes e irrefutables de su calidad humana, excelencia comunicacional e incorruptible ética periodística; valores que marcaron para siempre nuestra pauta y nuestra forma de hacer un periodismo de calidad superior, sostenido con una base moral íntegra; aun cuando la necesidad y el hambre haya tocado, como tantas veces tocó, con fuerzas nuestras puertas. Allí estaba ella siempre, erguida y firme, fuerte o abatida… pero ni un paso atrás y mucho menos una mínima concesión al palangre y la miseria. Gracias, mi Zulay, por sembrar en nuestra esencia de sinceros comunicadores esa forma tan noble y limpia de ejercer nuestra profesión.

Zulay debutó en Petróleo y Tecnología en la edición de Julio-Agosto 1980 con una larga y densa entrevista al celebrado geólogo venezolano Aníbal R. Martínez. Aún tierna y recién salida del horno, con ese trabajo mostró sus dotes, cualidades y vocación innata para la comunicación social; que a lo largo de estos 40 años, fue puliendo, especializándose en el área de la energía, hasta convertirse –y esta afirmación no es un halago gratuito, ni sugestivo-, en la mejor periodista petrolera de América Latina.

Humberto Peñaloza, el ínclito ingeniero petrolero venezolano fundador de la petrolera Mito Juan, la Emisora Cultural de Caracas y la Cámara Petrolera de Venezuela, entre otras notables iniciativas, recién nombrado como miembro de la Junta Directiva de PDVSA, fue su segundo entrevistado en la sección “Vida y Opiniones” (creada en la edición anterior). Aquí Zulay ratificó sin lugar a dudas su calidad y me dio una lección de ética profesional inolvidable. Todavía hoy, 36 años después, me ruborizo al recordar ese hecho.

Yo la acompañé a su primera entrevista, a esta y a muchas otras, como fotógrafo, aportando mis facultades en el desarrollo de las mismas. Humberto fue amigo de mi casa. Mi abuelo Rafael Sorocaima Guariguata lo acompañó en la promoción, desarrollo y consolidación de Mito Juan (empresa petrolera venezolana de participación popular) y yo, en base a esa amistad, fui el primer Director Ejecutivo del Capítulo Zuliano de la recién creada Cámara Petrolera de Venezuela. Allí consolidé mi amistad con él y me convertí prácticamente en su mano derecha.

Terminada la entrevista, le solicité al amigo que intercediera para conseguir la publicidad de PDVSA para Petróleo y Tecnología. Eran tiempos duros y me pareció natural la iniciativa. ¡Dios mío, no sabía lo que había hecho! Al llegar a la planta baja del edificio de PDVSA en La Campiña, Caracas, Zulay me devolvió el grabador, renunció a su cargo y me insultó: ¿Cómo se te ocurre solicitar publicidad después de una entrevista?, me espetó. Molesta dijo que “canjear” redacción por publicidad iba contra la ética periodística y que no iba a ofrecer sus servicios a un medio que se prestara para ello.

Desde ese entonces, supe que Zulay llegaría a convertirse en la periodista que nuestra revista y la industria reclamaba y a través de todos estos años de fructífera labor, quedó demostrado. Gracias mi Zulay bendita. Tu honestidad, tu ética, tus valores morales y todas tus virtudes largas de enumerar. Tu belleza y tu hermosura de negra preciosa. Tu pluma hecha para la escritura de calidad inmejorable es lo que nos tiene aquí desde 1977 como la mejor revista petrolera de la región, bañado en llanto, derramando un caudal de lágrimas, moqueando, tecleando estas líneas en honor a tu memoria, como un humilde homenaje a tu recuerdo y para pedirte que desde la eternidad sigas vigilante a nuestro quehacer. Dios te bendiga hoy y siempre, eternamente Zulay Socorro.