El regreso a nuestra dignidad costará sangre

Por Gustavo Coronel


 

*** EL REGRESO DE VENEZUELA A LA DIGNIDAD COSTARÁ SANGRE

Decir esto en Venezuela es ser instantáneamente definido como un desequilibrado sediento de sangre. Pero Yo, quien nunca ha matado ni una hormiga desde que, a los doce años maté sin pensar un garzón soldado, para nunca más disparar un arma,  digo hoy, al final de mi trayectoria vital, que el regreso de nuestro país a la dignidad va a necesitar – como dijo Tomás Jefferson – regar el árbol de la libertad con la sangre de tiranos. Decir esto es casi una blasfemia en Venezuela, país en el cual ha existido una vigorosa tradición de paz por muchos años, una tradición basada en consideraciones hermosas de hermandad y solidaridad, las cuales  – sin embargo – se han frecuentemente desvirtuado para transformarse en complicidad.  En el nombre de esa hermandad hemos dejado libres a los asesinos del golpe de 1992 y en el nombre de esa hermandad estamos hablando hoy de negociar con los asesinos del siglo XXI, quienes son ideológicamente los mismos golpistas violentos  de 1992.

Lo que hemos logrado con esta actitud sumisa, más propia de esclavos que de un bravo pueblo,  es convertirnos en espectadores de nuestra propia tragedia.  El país se ha derrumbado frente a nuestros ojos.  Unos 25000 venezolanos mueren cada año de forma violenta, muchos de ellos a manos de las policías y ejércitos del régimen, otros de hambre, otros por falta de atención médica. Mientras el liderazgo político “solidario”  sigue hablando de una solución electoral, constitucional y pacífica, han muerto más de 300.000 venezolanos víctimas de la barbarie en función de poder. Censurar a quienes hablan de insurgir cuando la sangre de esos 300.000 venezolanos ya ha sido derramada  es cinismo, hipocresía y cobardía.

Quizás comprendo pero encuentro injustificable el por qué  nuestra sociedad ha permitido la desintegración del país sin rebelarse masivamente  contra gente como Hugo Chávez y su pandilla, incluyendo esa degeneración macabra que es Nicolás Maduro. Gloria a los mártires que se rebelaron, a los valientes quienes han pagado con su vida y con su libertad su postura digna frente a estos criminales. Gloria a los pobres y dignos venezolanos quienes han salido del país caminando para no vivir bajo una dictadura de analfabetas.  Gloria a nuestros héroes, sí.

Pero, no solo los hemos olvidado sino que  enfrentamos hoy la realidad de una masa de millones de venezolanos sumisos y aletargados, sin liderazgo que los inspire a rebelarse,  millones  quienes han ido olvidando sus deberes ciudadanos a cambio de un pernil o una caja de alimentos, entregas con las cuales los criminales no solo se enriquecen al convertirlas en un negocio sino que les sirven para consolidarse en el poder al exigir lealtad a quienes las reciben.

 Nos enfrentamos hoy a una realidad de sociedad venezolana  profundamente humillada y degradada por una pandilla de asesinos analfabetas. Mucha de la oposición está integrada hoy por  líderes  invertebrados, algunos de quienes han llegado a ser  cómplices abiertos de la pandilla de bárbaros que domina el poder. ¿Que los anima a venderse? ¿dinero? ¿ansia de figuración para quienes ya habían desaparecido de la escena y desean regresar, como aquella grotesca protagonista (Gloria Swanson)  de “Sunset Boulevard”?

Al enfrentarnos con esta realidad es necesario aceptar que no es con esta gente que saldremos del yugo y que deberíamos avergonzarnos como sociedad por aceptar el dominio  de gentes sin escrúpulos, sin visión de país, quienes comenzaron hablando de una “revolución bolivariana” y han terminado como   narcotraficantes, contrabandistas,  lavadores de dinero, ladrones de millones unos, roba gallinas otros, pero todos igualmente despreciables.

Es contra este gente que carece de la estatura mínima para guiar a un país contra la cual hay que insurgir y con cuya sangre se tendrá que regar el árbol de la dignidad y de la libertad.

¿O es que no henos oído al narco-patán Diosdado Cabello decir que “sin no votan no comen”?    ¿O es que Luis Acosta Carles no nos dice que su “eructo fue una estrategia para oponerse al paro económico”? ¿O es que el régimen de Maduro y El Aissami no  dice que PDVSA está en su mejor momento? ¿ O es que Iris Varela no dice: “El que no vote será botado”.

¿Hasta cuándo aceptar tantos insultos y humillaciones?

¿Hasta cuándo va a arrodillarse el país frente a este grupo de payasos asesinos? Recuperar nuestra dignidad como pueblo, como país, como sociedad, no se va a lograr con gente sentada en las tribunas, viendo como la tragedia termina con todo lo que alguna vez deseamos ser como país. Hoy ya estamos al nivel de Haití y de los más pobres países africanos y seguimos hundiéndonos. No es posible continuar con la cabeza baja frente a la tribu de bárbaros que ha usurpado el poder ni es posible que se vayan sin castigo a disfrutar de sus dineros mal habidos,, dinero que es de los venezolanos que hoy mueren de mengua

El día que alguien pueda liderar una insurgencia en Venezuela, desde adentro o desde afuera,  estaré a su lado. La tragedia de Venezuela no se arregla por las buenas, so pena de entregar lo poco que nos queda de alma nacional.

Publicado por Gustavo Coronel