CHEVRON-VENEZUELA

En medio del debate


 

Jorge Zajia

Jorge Zajia Editor in Chief

El 21 de Octubre del 2019 el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos extendió por tres meses más, hasta el 22 de este mes de Enero del 2020, el plazo para que Chevron finiquite sus operaciones en Venezuela. Esta resolución también involucra a las firmas estadounidenses Baker Hughes, Halliburton, Schlumberger y Weartherford. O sea que las sanciones impuestas por Estados Unidos al régimen de Venezuela afectan a la tercera compañía petrolera más grande del orbe, después de ExxonMobil y Shell, y a las cuatro mayores empresas de servicios petroleros.

Chevron es la última de las compañías petroleras estadounidense que mantiene actividades en Venezuela, luego que ExxonMobil y ConocoPhillips fueran expropiadas y expulsadas del país. Su presencia en el país que exhibe una de las reservas petroleras más grandes del mundo, data de la década de 1920, cuando una empresa antecesora de Chevron, la Gulf Oil Corporation inició la explotación de petróleo en prolífico Campo Costanero Bolívar, en la ribera oriental del Lago de Maracaibo.

La Chevron de nuestros días nace de la fusión de la Gulf, la Standard Oil Co. de California y la legendaria Texaco, tres petroleras de la que conformaban el cartel conocido como las Siete Hermanas, que hasta finales de 1970 controlaron el comercio de los hidrocarburos a nivel mundial.

Luego de la nacionalización petrolera venezolana en Diciembre de 1975, Chevron abandona el país y regresa en 1996, principalmente para asumir de nuevo la explotación de Campo Boscán, a 40 kilómetros a Oeste de Maracaibo, en la Costa Occidental del Lago; pero además instaló en Caracas las oficinas de Chevron Africa & Latin America Exploration & Production, cuya presidencia ejerció el conocido ejecutivo petrolero Alí Moshiri.

En Venezuela, Chevron ha participado asociada con Pdvsa en cuatro proyectos, de los cuales vale mencionar a los dos activos: PetroPiar con el 30% para la explotación y mejoramiento de crudos extra pesados de la rica Faja del Orinoco; y PetroBoscán donde ostenta el 39.2% de las acciones, campo bandera de la empresa en Venezuela, ya que fue descubierto en 1946 y explotado hasta la nacionalización en 1975, por su antecesora la Gulf.

En los corrillos petroleros de Caracas y Washington se está corriendo la voz de la probabilidad que el Departamento del Tesoro prorrogue el plazo para que Chevron continúe sus actividades en Venezuela, porque por una parte el Presidente Constitucional de Venezuela Juan Guaidó -quien ha recibido un respaldo unánime de los diputados de la Asamblea Nacional que son la mayoría aplastante-, ha manifestado su deseo que Chevron continúe operando en Venezuela, ya que su presencia en el país representa un apoyo muy importante para su recuperación económica una vez que se restablezca la normalidad política en la Patria de Simón Bolívar.

En la Casa Blanca también existen funcionarios de alto nivel, muy influyentes en sus políticas, que se inclinan por una extensión de la exención de las sanciones para evitar que la salida de Chevron propicie la expropiación de sus activos y estos sean transferidos a Rusia y China, dos de los socios con los cuales cuenta el régimen.

Esa es a grandes rasgos la situación que tiene planteada la permanencia o no de la petrolera estadounidense en suelo venezolano, dentro de una situación política de mucha inestabilidad, enmarcada en una crisis económica, social y moral de dimensiones catastróficas.