Los subsidios prolongados terminan siendo perversos para las sociedades. Los sucesivos gobiernos de nuestra región, han instaurado o conservado subsidios, algunas veces con muy sensibles intenciones, pero las más de las veces en afán de votos y mantenerse en el poder.

Empero, los subsidios pasan factura tarde o temprano. A continuación un análisis de qué estimula los subsidios en energía, los resultados de aplicarlos en algunos países de nuestra región y finalmente lo que acontece actualmente en Argentina por mantenerlos por década y media.

Cómo impactan los subsidios
Los subsidios a los energéticos, lamentablemente, van contra toda tendencia a conseguir eficiencia y competitividad. Cuando los energéticos tienen bajos precios, nadie los preserva y el consumo es generalmente desmesurado. No hay señal para tomar la eficiencia energética con seriedad y el derroche es el derrotero.

Los que más se benefician de los subsidios son aquellos que cuentan con acrecentados recursos económicos. Las familias con dos o tres vehículos, los que viajan constantemente, los que tienen piscinas calefaccionadas y muchos otros placeres de alto consumo energético. Por lo tanto, el que menos tiene, el que anda a pie, en bus, en metro, que mora en una habitación, termina subsidiando al que más recursos económicos posee.

Sufren las economías de los países porque ven desangrar sus arcas. Cuando toca realizar ajustes y levantar subsidios, las sociedades no están preparadas para recibirlos y se producen crisis políticas, institucionales y sociales muy fuertes, como en el caso de Argentina, que analizaremos más adelante.

Fuertes subsidios a la energía por prolongados periodos también llevan a desabastecimientos como es el caso de Venezuela y Argentina. Se ahuyentan inversiones en generación de energía eléctrica y exploración de hidrocarburos y se termina importando estos productos. Los servicios públicos de transporte y distribución se deterioran y no se expanden en detrimento de sus ciudadanos.

Algunos estudiosos aducen que sostener precios de energía subsidiados son alicientes para el desarrollo y crecimiento económico. Esto no es cierto, debido a que, por ejemplo, países como Chile, Perú y Paraguay, que no han practicado subsidios, han liderado crecimiento económico en la región. Entre 2011 y 2015 el promedio del PIB fue: Chile 3.84%, Perú 4.78% y Paraguay 4.98%. Argentina y Venezuela, que mantuvieron elevados subsidios a los precios de los energéticos en el mismo periodo, han logrado tasas de crecimiento promedio del PIB de 2.93% y 0.31% respectivamente.

Los impactos en Argentina y otros países con subsidios
El caso de Argentina es probablemente el más emblemático de la región en estos días. Desde 2001, Argentina practica fuertes subsidios a los precios de los energéticos, que lo ha transformado de neto exportador en importador. Las importaciones de energía en 2013 llegaron a bordear los 12.000 MMUSD, en un país que no requiere importarlos, porque los tiene en abundancia y los puede producir y ha contribuido a desangrar su economía.

En Argentina, los servicios públicos de transporte y distribución de gas natural y electricidad están deteriorados, no se expanden. Existen fuertes racionamientos de gas natural en invierno y de electricidad en verano. Argentina paradójicamente se ha tornado en el mayor “subsidiador” de importaciones de energía de toda América Latina. Es decir importa caro para vender barato. En realidad, por lo menos debería producir caro para comercializar barato y fomentar inversión, empleo y pago de impuestos internos.

El nuevo gobierno del Presidente Macri está tratando de corregir esta anomalía de levantar subsidios. Esta medida antipopular está deteriorando su caudal político, causando un feroz malestar social y poniendo en riesgo hasta una futura gobernabilidad. Los ciudadanos argentinos no están en capacidad de tolerar alzas de precios entre 300 a 500%. En el otro lado del espectro, la economía argentina tampoco puede seguir sobrellevando un creciente déficit fiscal por importaciones y subsidios de energía. Brutal encrucijada.

Los resultados en Venezuela son desastrosos y conocidos por todos y no vale la pena analizarlos. Ecuador y Bolivia son los otros dos países con fuertes subsidios a sus energéticos en la región. En ambas naciones se está tratando de paliar los subsidios con fuertes inversiones estatales en proyectos hidroeléctricos que permitan reemplazar GLP y derivados del petróleo en Ecuador y gas natural en Bolivia. Esperemos las medidas sean acertadas y funcionen. Conclusión: Los subsidios deben ser focalizados y de corto aliento. Caso contrario se tornan perversos.

* Actual Socio Director de Gas Energy y Drilling Info.