Dic 17, 2020

98 Años del Reventón del Barroso II

Andrés González nos ofrece su versión del célebre y celebrado reventón del pozo Los Barrosos-2, perforado hace 98 años en el Campo La Rosa Vieja de Cabimas, el cual estuvo fluyendo 9 días sin control a una tasa que se calculó en 100 mil barriles por día


 

En Abril de 1922, se construyó el taladro en el bloque K2 hato los Barrosos, el supervisor del taladro era el británico George Brake.

A los cabimeros no les gustaba trabajar con la petrolera, porque no les gustaba cumplir horario o que los estuvieran mandoneando, cosas innecesarias cuando se es pescador. Por eso y por la barrera del idioma casi todos los obreros eran curazoleños, el jefe de estos e intérprete era Samuel Smith.

De todas formas un inicio de perforación entonces era pintoresco, con una fiesta, música de retreta, y elección de reina del taladro.

También había venezolanos entre los obreros, pero nadie de Cabimas, entre ellos el señor Arrieta que vino de Bobures buscado trabajo y trajo su devoción a San Benito y su habilidad para tocar chimbangeles.

El pozo Barroso II se perforó sin novedad durante meses, golpeando la tierra que salía desbordada del hueco, sin válvulas, sin lodo de perforación, sin tubería de revestimiento, el motor de vapor levantaba el cable en la cabría de madera que sostenía el pilote de hierro que caía con fuerza enterrandose y removiendo su longitud en tierra, había que subirlo todo el hueco.

Pero para julio de 1922 se rompió el cable que Mr Brake llamaba “wire” (se pronuncia uair) y que para los criollos sonaba “guaya”.

Con el pilote en el fondo del pozo, el pozo estaba perdido y con él todo el trabajo de meses, 1500 pies (500 metros) de profundidad.

Era más fácil tratar de sacarlo, pero habría que buscar al experto en Europa. Enviar el telegrama de Maracaibo a Caracas y de Caracas a Amsterdam fue la parte fácil, traer en barco al experto y los equipos tomaría meses.

Mientras tanto el pilote caía en el hoyo y se volvía a levantar una y otra vez como un corcho en una botella generando más y más presión.

Complejo Artístico Urbano El Barroso en Cabimas, Costa Oriental del Lago de Maracaibo

El experto llegó en diciembre de 1922, cuando el pilote salió el 14 de diciembre, la tierra tembló, se escuchó un ruido como de un trueno, en ese caso solo quedaba: correr.

Salió un chorro de petróleo que hizo pedazos el taladro, luego de 5 meses acumulado presión (imagina agitar una coca cola 5 meses, ahora imagina agitar una coca cola de 500 metros).

El chorro de petróleo tenía 40 metros de alto visible desde Maracaibo, todos los techos y los patios del pueblo se llenaron de petróleo, la laguna de petróleo amenazaba con desbordarse, llegar al pueblo y al lago.

Los obreros trabajaban frenéticamente para hacer muros y zanjas para contener el derrame (el chorro se esperaba que se acabara solo), pronto los cabimeros se ofrecieron a ayudar, luego gente de otros pueblos.

Nunca en el mundo se había visto algo igual, se estimaba que se derramaban 100.000 barriles diarios, más que la producción de muchos campos enteros, más de la de cualquier pozo actual de Arabia Saudita.

Como el reventón duro un día, dos, días y ni siquiera disminuía dio tiempo a que llegarán periodistas y le sacaran fotos y se tomarán fotos con él.

Pronto estaba en la portada del New York Times, y de los principales periódicos del mundo: había un reventón increíble en una aldea venezolana llamada Cabimas.

Las viejas se santiguaban, el chorro indetenible lo mandaba el enemigo malo desde el centro de la tierra, pronto se acabaría el pueblo.

Pero ni se acababa el pueblo, ni el chorro.

Ya llevaba 9 días, cuando el señor Arrieta le preguntó a Samuel Smith si le podía decir a Mr Brake que el quería pedirle permiso para tocarle tambores al pozo, que San Benito era un santo negro como el petróleo y que quizás tendría poder sobre el chorro negro.

A Mr Brake le pareció un gesto inofensivo y dijo: anyway (como sea) y lo dejó hacer.

Arrieta y sus vasallos de San Benito tocaron los chimbangeles alrededor del pozo, poco a poco el chorro comenzó a disminuir, hasta que ese mismo día cesó del todo.

Por eso desde entonces cada taladro tiene una imagen de San Benito, negro como el petróleo.

Lo demás ya lo sabemos, que hubiera tanto petróleo en Cabimas, hizo que viniera mucha gente buscando un mejor, futuro, nuestro pueblo no sería el mismo.

Andrés González