Feb 17, 2025

Lentes para la miopía petrolera (II/II)

Rafael Gallegos  669


 

LAS RESERVAS

No  es cierto que Venezuela tenga las mayores reservas petroleras en el mundo. Esa es otra historia: las reservas geopolíticas. Y si fuera cierto, habría que citar al admirado Gustavo Coronel cuando expresó que suponiendo que tuviéramos más reservas que Arabia Saudita, ellos tienen güisqui quince años y nosotros si acaso de cuatro.  Sin embargo, hoy en día hay en el mundo buena capacidad de refinación para el petróleo pesado. En el Golfo – de México – se  procesan unos cuatro millones de barriles de ese crudo, mayoritariamente el canadiense y el mexicano Maya, que está hoy en mínimos históricos, lo cual es otra oportunidad para Venezuela.

Por otra parte, si Venezuela produjera 5 millones de barriles diarios por 30 años, gastaría menos de 60.000 millones de sus barriles de reserva… y Venezuela tiene mucho más. O sea, reservas… sí hay.

En cuanto al gas, sin acometer exploración desde hace décadas, Venezuela tiene la séptima reserva del mundo. Hay vastas zonas inexploradas, que según conocedores, nos ofrecen la oportunidad de convertirnos en la quinta reserva mundial. O sea que gas… también hay.

Y gas para la Petroquímica, que está en su mínima expresión. ¿Qué tal si desarrollamos una industria petroquímica de primer mundo? Hay gas, hay ríos, energía barata… ¿Entonces? ¿Hasta cuándo?

¿LEVÁNTATE LÁZARO?

Si algo hemos aprendido los venezolanos es que en materia petrolera, soplar no es hacer botellas. Que el petróleo es un negocio que requiere muchas inversiones, estrategias de alto nivel, innovación tecnológica permanente y sobre todo un ambiente institucional adecuado.

Por ello, para resucitar nuestra industria petrolera hace falta mucho más que decir levántate Lázaro y esperar un milagro.

En primer lugar, se requieren  milmillonarias inversiones. Se habla de más de 150.000 millones  de dólares en los próximos ocho o diez años. ¿De dónde van a salir? Del Estado, ni modo, no hay. Tienen que salir del capital privado, venezolano y muy mayoritariamente extranjero. Y para que esos capitales se incorporen a nuestra industria, lo primero que se requiere es Confianza. Y, ¿qué hace falta para que los capitales confíen? Antes que nada,  que se sientan respetados, que no teman que en cualquier momento les puedan cambiar las reglas del juego.

Por otra parte, es imprescindible que haya instituciones  que los respalden a la hora de desavenencias, es decir que haya separación de poderes que impida que los autócratas tomen decisiones “porque sí”, que haya una banca dinámica, impuestos competitivos, reglas del juego claras… un cúmulo de condiciones que les hagan decidir invertir en Venezuela en lugar de hacerlo en Brasil, Guyana o Argentina. Caso contrario, los inversionistas se irían con sus capitales a otra parte.

Ellos también requieren de un marco legal adecuado. Una Ley Orgánica de Hidrocarburos (LOH) que les dé seguridad de ganancias.

Una LOH que estamos obligados a elaborar, en primer lugar adecuada a la Visión Petrolera que los venezolanos tenemos del negocio; y además moderna, competitiva y que fomente con los capitales una relación ganar-ganar.

Una LOH que atraiga inversionistas, contemple Agencias de Energía para que elaboren paquetes energéticos para subastarse en Rondas de Licitación. Una LOH con regalías e impuestos competitivos. Que tenga como meta una industria petrolera (petróleo y gas) integrada por muchas empresas privadas y mixtas, y si es necesario una estatal de petróleo pequeña (que cotice en la bolsa de valores), que compita en igualdad de condiciones con las privadas.

Un Estado que se dedique a diseñar las políticas petroleras y que   básicamente no opere, sino que controle el negocio.

Más que “soplar”, se trata de confianza, instituciones, leyes adecuadas y sobre todo la voluntad de construir una industria petrolera de primer mundo.

EL DESARROLLO PETROLERO ES SISTÉMICO, O NO ES

Para que la industria petrolera sea óptima, es necesario que esté dotada de servicios óptimos.

Electricidad: Sin electricidad no hay petróleo y sin petróleo no hay electricidad. O sea, la recuperación de la industria petrolera pasa por la recuperación de la industria eléctrica. En cuanto a generación, el Guri debe ser reparado – más de la mitad de sus turbinas están inactivas –  también hay que optimizar otras represas del Caroní y de otros ríos. Igualmente es necesario activar las plantas eléctricas y en ello juega un papel importante el combustible de hidrocarburos. Y en cuanto a transmisión de electricidad, también hay un trabajo titánico que requiere de millones de dólares.

Igual sucede con el servicio de agua, de carreteras, de medios de transporte. Todos los servicios que influyen el desarrollo de la industria petrolera  deben ser activados, de lo contrario apenas se lograría el repetido e improductivo efecto de tornillo aislado.

El desarrollo sistémico de la industria petrolera, es el desarrollo del país.

¿Y QUÉ HACEMOS CON LA RENTA?

Hay que estar claros: si el desarrollo de la industria petrolera no va a reflejarse en el desarrollo del país… dejémoslo así.

Es imperativo que la renta petrolera y todos los beneficios que genere la industria sirvan de palanca para construir una dinámica socioeconómica de prosperidad. “Una industria próspera para un país próspero”, podría ser el lema.

La renta petrolera no puede ser despilfarrada ni utilizada para engordar el gasto público. Las regalías y los impuestos deben ser utilizados únicamente para proyectos de inversión, y descentralizados en un alto porcentaje. Hay que evitar a toda costa la repetición del Efecto Venezuela, que tan infructuosamente alertó nuestro héroe civil Pérez Alfonso en los años setenta.

La Economía Conexa debe ser orientada de modo que cuando la industria petrolera deje de ser, no queden tras sí ni pueblos fantasmas, ni países niños incapaces de gestionar su bienestar sin las divisas petroleras.

La Responsabilidad Social Empresarial debe ser una guía obligatoria para todas las empresas petroleras, de modo que con sus recursos, energía creadora y capacidad de coordinación, contribuyan a elevar la calidad de vida de sus zonas aledañas (buena parte de Venezuela), y a la larga a  generar una dinámica económica productiva.

Sembrar el petróleo, sigue siendo el lema. O lo sembramos… o nos estará esperando un desierto al final del camino.

Verbigracia…

¿PAÍS CON PETRÓLEO O PAÍS PETROLERO?

He ahí el dilema. Somos un país con petróleo en el subsuelo, su mal aprovechamiento nos hace ver ante el mundo con la vergonzosa figura de un limosnero sentado en un barril. Nuestro deber es convertirnos en un país petrolero, que sepa gerenciar sus recursos y transformarlos en calidad de vida sustentable, y que a la larga sea independiente del petróleo.

Finalizamos parafraseando a Einstein, si seguimos haciendo las cosas de la misma manera, obtendremos los mismos  (pésimos) resultados. Es la hora de cambios profundos para que como generación no pasemos la vergüenza de haber recibido un Kuwait y entregado un país despilfarrado. Es la hora de ponerse los lentes para el petróleo y para Venezuela.

Adelante, por arriba de las tumbas, adelante.

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CURRICULUM VITAE / RAFAEL GALLEGOS CASTRO

Ingeniero de petróleo, Consultor Gerencial Independiente, Facilitador de talleres a empresas y columnista semanal en la prensa nacional. Ha dictado alrededor de 400 talleres de Gerencia y de Petróleo. Consultor Gerencial.

Profesor invitado en el Programa Internacional de Gerencia de Hidrocarburos en el IESA. Profesor invitado en programa de CENDECO Entorno Social, en la Universidad Metropolitana. Coordinador De Diplomado “Diplomacias, Petróleo y otras formas de Energía”, en la UCV. Coordinador Del Diplomado “Venezuela Energética” en la UCAB. Charlista de “El entorno como componente estratégico del negocio” ante ejecutivos de PEMEX en Villahermosa, México.

Trabajó 23 años en PDVSA donde se desempeño como operador en los campos petroleros e ingeniero de yacimientos y de planificación en las áreas de Oriente, Zulia y Barinas y Apure. Fungió Jefe de Planificación de Operaciones en Corpoven Barinas, Consultor Gerencial de Mejoramiento Continuo de Corpoven, Líder de Inversión Social de PDVSA EyP, Gerente de Asuntos Públicos de PDVSA SUR, Gerente General de AC Voluntariado de PDVSA y líder de proyecto de microempresarios del CIED ( COFIE oriente).

Coautor (en conjunto con Eddie Ramírez) del libro: “Petróleo y gas, el caso Venezuela”, año 2015. Ha sido coautor de libros/compilación de diversos autores acerca de Gerencia y Responsabilidad Social. Columnista semanal del Diario 2001 desde el año 2005 hasta el 2011. Actualmente publica artículos semanales en su Blog “Petróleo sin Reservas”, que son reproducidos en los periódicos digitales de Estados Unidos: Informe21, Diario de Caracas y El Punto News.

Se graduó de Ingeniero de Petróleo en la UCV en 1979 y realizó estudios parciales de postgrado en Finanzas en la misma universidad en los años 1983 y 1984.

Es miembro del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV), de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo (SVIP), del sindicato de trabajadores petroleros Unapetrol, miembro Fundador del Centro de Orientación de Energia (COENER), y miembro del Equipo Coordinador de Gente del Petróleo.

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