Feb 27, 2025
La Transición Energética necesita reconsideración
Es hora de reconsiderar las prioridades, las políticas y las inversiones a la luz de las complejas realidades actuales, afirmaron en un artículo reciente Daniel Yergin, Peter Orszag y Atul Arya.
La transición energética será más difícil, costosa y complicada de lo esperado, según los expertos en energía.
En la edición de Marzo-Abril de Foreign Affairs, en un artículo escrito por Daniel Yergin, Vicepresidente de S&P Global; Peter Orszag, CEO y Presidente de Lazard; y Atul Arya, Estratega Jefe de Energía de S&P Global, los autores sostienen que es hora de reconsiderar las prioridades, las políticas y las inversiones a la luz de las complejas realidades actuales.
Yergin, Orszag y Arya, escriben “Lo que está quedando claro es que el cambio en el sistema energético global no se desarrollará de manera lineal o constante. Más bien, será multidimensional: se desarrollará de manera diferente en diferentes partes del mundo, a diferentes ritmos, con diferentes combinaciones de combustibles y tecnologías, sujeto a prioridades en competencia y determinado por los gobiernos y las empresas que establezcan sus propios caminos”.
Afirman que la transición energética no se ha desarrollado como muchos anticiparon y no lo hará. Las caídas significativas, aunque temporales, en la demanda de energía y las emisiones de carbono durante la pandemia de COVID-19 llevaron a muchos a creer erróneamente que era alcanzable una transformación rápida y singular del sistema energético global.
Según los expertos, “Esta ambición, sin embargo, ha chocado con la magnitud y las limitaciones prácticas de revisar por completo las bases energéticas de una economía global de 115 billones de dólares en un cuarto de siglo”.
Los autores dijeron que el mundo está lejos de estar en camino de lograr el objetivo a menudo declarado de alcanzar emisiones netas cero para 2050, y no hay un plan claro para realizar la inversión masiva que se requeriría para hacerlo.
Yergin, Orszag y Arya. Escriben “Parte del problema es el costo total: muchos billones de dólares, con una gran incertidumbre sobre quién lo pagará. Parte del problema es la falta de apreciación de que los objetivos climáticos no existen en el vacío. Coexisten con otros objetivos –desde el crecimiento del PIB y el desarrollo económico hasta la seguridad energética y la reducción de la contaminación local– y se complican por las crecientes tensiones globales, tanto entre Este y Oeste como entre Norte y Sur. Y parte del problema es cómo esperaban los responsables políticos, los líderes empresariales, los analistas y los activistas que se desarrollara la transición, y cómo se diseñaron los planes en consecuencia”.
Afirmaron que “Ha surgido una nueva división Norte-Sur sobre cómo equilibrar las prioridades climáticas con la necesidad de desarrollo económico. Este es un factor clave para repensar el ritmo y la forma de la transición energética y que el camino a seguir requerirá concesiones significativas y un enfoque más pragmático, que considere una multitud de factores como la necesidad de crecimiento económico, seguridad energética y acceso a la energía”.
Concluyeron que “El primer paso en este replanteamiento es comprender por qué los supuestos clave detrás de la transición energética han resultado insuficientes. Eso significa lidiar con las concesiones y limitaciones geopolíticas, económicas, políticas y materiales en lugar de desear que desaparezcan”.