Feb 08, 2022

Futuro Descarbonizado

El inicio de la transición energética coincide, sin duda, con el incremento de proyectos de inyección de CO2 para almacenaje (CCS) en estructuras de reservorios agotados, yacimientos fracturados inundados por agua, en niveles estratigráficos de carbón reemplazando el metano (CH4) atrapado, en acuíferos salinos profundos, y como almacenaje y uso (CCUS).

Por Alexander Marín


Alexander Marín

Se podría continuar aprovechando en proyectos de Recuperación Mejorada (EOR, siglas en inglés), incrementando el recobro final de los reservorios. Este es un proceso donde existiría un cierto volumen reciclado de CO2, que sería monitoreado y controlado por la gerencia de reservorios, diferenciando la fase del banco de petróleo de la zona miscible, en las cercanías de los pozos productores. El mayor volumen de dióxido de carbono inyectado queda atrapado, sustituyendo al del petróleo en el espacio poral. El volumen descontado de dióxido de carbono producido iría a centros (hubs) de CCUS, que lo capturarían en conjunto con el de varias fuentes industriales.

Las emisiones de CO2 constituyen el principal problema del cambio climático, y la tecnología tipo CCUS es una alternativa para que se reduzcan al máximo. Prácticamente todas las grandes corporaciones energéticas han anunciado la realización de pruebas pilotos, para definir su viabilidad económica.
Esto será parte determinante del Futuro Descarbonizado, que permitirá alcanzar los objetivos climáticos trazados para 2050, y podría lograr el “plateau” de desarrollo en el quinquenio 2025 – 2030.

Según el acuerdo de la COP26, los países podrían comercializar créditos de carbono certificados por la ONU, y utilizarlos para cumplir los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero establecidos en el Acuerdo de París. Los créditos de carbono, o las compensaciones, se otorgan a partir de proyectos para evitar las emisiones de dióxido de carbono o para su captura de la atmósfera.

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