Ago 11, 2025
ENERGÍA Y FUTURO
Las Tres Dimensiones de la Sostenibilidad
Maria Angela Capello, PhD
Para mí es importante en esta serie de artículos sobre energía y futuro, que la sostenibilidad no se refiere solamente a la protección del ambiente. De hecho, tiene facetas bien definidas y medibles, dentro de un marco que se inició formalmente en el 2015, pero que comenzó mucho antes, ayudando a definir y medir lo que es progreso. En el contexto energético, la sostenibilidad como concepto no solo redefine cómo producimos y consumimos energía, sino también cómo entendemos el progreso.
La sostenibilidad ha pasado de ser una noción filosófica a convertirse en un marco operativo para gobiernos, empresas y ciudadanos. Para abordar los desafíos del siglo XXI, es imprescindible comprender las raíces históricas de la sostenibilidad y sus tres dimensiones fundamentales: progreso social, protección ambiental y prosperidad económica, o de manera más concisa, Gente, Ambiente y Prosperidad. Estas son las famosas “tres P”, por sus siglas en inglés: People, Planet and Prosperity ( y en ese orden!).
Orígenes del concepto: del informe Brundtland a los ODS
El término “desarrollo sostenible” fue popularizado en 1987 por el informe Nuestro Futuro Común, elaborado por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas, presidida por Gro Harlem Brundtland. Allí se definió como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”.
Este planteamiento introdujo una visión sistémica del desarrollo, reconociendo que el crecimiento económico, la equidad social y la protección ambiental no son objetivos aislados, sino interdependientes. El informe Brundtland marcó el inicio de una nueva ética global, que luego se consolidaría en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Posteriormente, en el 2015, los Estados Miembros de la ONU adoptaron la Agenda 2030, que incluye 17 ODS como guía para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Estos objetivos representan una evolución del pensamiento sostenible, integrando metas específicas en salud, educación, igualdad de género, energía limpia, acción climática y más. Los 17 ODS han venido a ser una guía y un parámetro de medida de nuestro progreso como sociedad, protección ambiental y prosperidad.
Las tres dimensiones de la sostenibilidad
La sostenibilidad se estructura en tres pilares que deben ser considerados de forma simultánea:
Gente (Dimensión Social)
Esta dimensión aborda la equidad, la inclusión y el bienestar humano. En el sector energético, se traduce en garantizar acceso universal a energía asequible, confiable, segura y moderna. También implica respetar los derechos de las comunidades locales, promover la diversidad en la fuerza laboral y asegurar condiciones laborales dignas.
La sostenibilidad social exige que las decisiones energéticas consideren el impacto en las personas, especialmente en poblaciones vulnerables. Un ejemplo destacado es el de Acciona, con acciones globales, y cuyos proyectos siempre integran el factor Gente, como en sus proyectos eólicos en Oaxaca con participación de comunidades indígenas zapotecas. La empresa ha implementado cientos de procesos de consulta previa, programas de desarrollo local y mecanismos de beneficio compartido en energía y más allá, fortaleciendo el vínculo entre energía renovable y justicia social. Me encanta su lema “somos expertos en diseñar un planeta mejor”.
Ambiente (Dimensión Ecológica)
La dimensión ambiental se centra en la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la mitigación y remediación de afectaciones al medio ambiente. La industria energética, históricamente asociada con emisiones de gases nocivos y derrames de hidrocarburos en agua y tierra, participa hoy en esta dimensión de manera activa, asumiendo el reto de una actividad efectiva en la protección del medio ambiente y en la descarbonización de sus operaciones.
En energía, la dimensión Ambiente incluye además adoptar tecnologías limpias, reducir la huella hídrica, gestionar y reciclar residuos de forma responsable y restaurar hábitats degradados. La sostenibilidad ambiental exige reconocer los límites planetarios y operar dentro de ellos. Es fundamental que la expansión de las fuentes energéticas, incluyendo las renovables, se realice de manera equitativa, protegiendo el derecho a la prosperidad de las comunidades y países afectados por la descarbonización. Así como exigimos a las empresas productoras de energía acciones directas para una descarbonización efectiva, también la sociedad debe asumir su parte, tomando decisiones conscientes sobre las fuentes y el uso de la energía. Las acciones deben ser conjuntas.
Un ejemplo a resaltar en Ecopetrol lidera el Proyecto Vida Silvestre, en alianza con Wildlife Conservation Society y Fondo Acción, para proteger 15 especies de fauna en regiones clave de Colombia como los Llanos Orientales y el Magdalena Medio.
Prosperidad (Dimensión Económica)
La dimensión económica no se limita al crecimiento del PIB. Se enfoca en generar valor compartido, resiliencia financiera y modelos de negocio circulares. En energía, esto implica invertir en innovación, diversificar portafolios y fomentar cadenas de suministro sostenibles.
La prosperidad sostenible requiere que las empresas integren criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) en sus decisiones estratégicas, no solo por razones éticas, sino sobre todo porque actualmente los inversionistas toman en cuenta los valores de posicionamiento en ESG de las empresas para tomar sus decisiones. El éxito se mide no solo en términos financieros, sino en impacto social y ambiental.
En lo personal, me entusiasma profundamente ver cómo la dimensión económica de la sostenibilidad puede convertirse en motor de transformación positiva. La prosperidad bien entendida no solo impulsa resultados, sino que dignifica, conecta y eleva a las comunidades que participan en ella.
Un ejemplo inspirador en América Latina es el caso de Greendipity, una empresa colombiana que promueve la sostenibilidad socioambiental mediante proyectos de energía solar. Su modelo no solo reduce emisiones, sino que genera empleo local y lleva energía limpia a comunidades vulnerables.
De marco ético a estándar operativo: el SDS y la evolución regulatoria
En 2023, el International Sustainability Standards Board (ISSB) lanzó los primeros estándares globales de divulgación de sostenibilidad: IFRS S1 y S2, conocidos como IFRS Sustainability Disclosure Standards (SDS). Estos estándares establecen una base común para que las empresas informen sobre riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad, incluyendo el clima. El SDS busca consolidar el “alfabeto” de marcos voluntarios de reporte (TCFD, SASB, CDSB, etc.) en un sistema coherente y comparable.
El sector energético, en su gran mayoría, incluyendo a muchas de las empresas petroleras nacionales (NOCs, National Oil Companies), ya genera reportes anuales con estos estándares y marcos generales de sostenibilidad, lo que las alinea con las expectativas globales, mejorando la transparencia y fortaleciendo la confianza de inversionistas y comunidades.
Tensiones y sinergias: ¿cómo equilibrar los tres pilares?
Uno de los mayores desafíos de la sostenibilidad es evitar que una dimensión se imponga sobre las otras.
Por ejemplo, una estrategia climática que ignora el impacto social puede generar resistencia. Del mismo modo, un enfoque económico que sacrifica el ambiente compromete la viabilidad a largo plazo. La clave está en identificar sinergias: proyectos que generen empleo local mientras restauran ecosistemas; tecnologías que reduzcan emisiones y mejoren la eficiencia operativa; modelos de gobernanza que integren las diversas voces que deben ser tomadas en cuanta en la toma de decisiones.
En este sentido, la sostenibilidad no es un destino, ni un sistema de reporte. Es un proceso dinámico de negociación, aprendizaje y adaptación con fines concretos para las dimensiones interconectadas de Gente, Ambiente y Prosperidad.
El sector de petróleo y gas: ¿parte del problema o de la solución?
Históricamente, el sector de petróleo y gas ha sido señalado como uno de los principales responsables del cambio climático. Sin embargo, muchas empresas están redefiniendo su rol, adoptando metas Net-Zero, invirtiendo en captura de carbono, hidrógeno verde y energías renovables. Pero el Net-Zero, por sí solo, no garantiza sostenibilidad. Es necesario ir más allá de la compensación de emisiones y abordar transformaciones estructurales: rediseñar modelos de negocio, reactivar de forma más integrada la relación con las comunidades y asumir una responsabilidad activa en la transición energética, en la que consumidores y generadores de energía son parte de la misma ecuación. Durante demasiado tiempo hemos asumido una narrativa que culpa exclusivamente al sector productor, sin reconocer que el desarrollo energético no fue concebido para dañar el medio ambiente. Es decir, no hubo un plan deliberado para perjudicar al planeta. Así como la humanidad pasó de la leña al carbón, y luego al petróleo, ahora avanzamos hacia las energías renovables, porque hemos comprendido el impacto ambiental de nuestras emisiones. La generación de energía a partir de combustibles fósiles ha sido, y sigue siendo, una fuente de bienestar para el mundo, que debemos mejorar en sus impactos sociales y ambientales, para que su contribución participe en las tres dimensiones de sostenibilidad. Porque la sostenibilidad no se logra con declaraciones: se construye con decisiones valientes, métricas rigurosas y una visión compartida del futuro.
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Próxima entrega: Más allá del Net-Zero
En mi próxima columna, “Más allá del Net-Zero” exploraremos cómo algunas de las compañías más importantes en el sector de petróleo y gas están evolucionando de metas técnicas a compromisos estratégicos.
Para saber más
- ODS: Sustainable Development Goals – United Nations – ONU
- Acciona: www.acciona.com
- Greendipity https://greendipity.co/
- Proyectos ecológicos de Ecopetrol: https://www.ecopetrol.com.co/wps/portal/Home/es/blog/interna/sostecnibilidad/proyectos-sostenibles
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Maria Angela Capello, PhD
Maria Angela Capello, PhD
President, Red Tree Consulting
- Dr. Maria Angela Capello is a global leader in geoscience and sustainability, known for her advocacy of sustainability frameworks in juxtaposition with geosciences. As the President of Red Tree Consulting LLC, she advances practical strategies for the energy sector.
- Her success is rooted in experiences across Latin America and the Middle East. A passionate advocate for inclusion, Dr. Capello co-chairs the UNECE’s Women in Resource Management and leads programs that engage students and educators in primary and secondary schools in conversations around energy, science, and the future of the planet.
- She is a Graduate Research Fellow of the University of Plymouth, an Honorary Member of SPE, a Lifetime Member of SEG, and an Ambassador and Board Liaison for AGI. She holds a Ph.D., an M.Sc., and was knighted with the Order of the Star of Italy.
Artículo como este enriquecen la calidad y oportunidad de la revista. Felicitaciones a la autora y al director de Petroleum magazine
Gracias, Jose.
Esperamos mantener a los lectores activos e interesados. En mi caso, me encanta compartir sobre Sustenibilidad!
Saludos
MAC