VENEZUELA
se prepara para la transición


 

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Jorge Zajia

Jorge Zajia | Editor in Chief

Alrededor del mundo, entidades gubernamentales, inversionistas públicos y privados, compañías de toda índole y de los más diversos sectores de la economía, están realizando estudios y desarrollando estrategias para estar preparados ante la eminencia de la caída del actual régimen y se de inicio al deseado cambio político en Venezuela, que restablezca las instituciones y los sectores claves de su economía, para abordar con fuerza y decisión la reconstrucción del país, que posee unas de la reservas de petróleo y gas más grandes del mundo y, a pesar de estar en ruinas, cuenta con una formidable infraestructura y recursos humanos calificados, como bases para sustentar el restablecimiento del progreso.

La historia registra buenos ejemplos de países que han sido destruidos y arruinados como consecuencias de la guerra o la venalidad y corrupción de sus gobernantes, que han superado esa situación en relativamente corto tiempo y a un costo razonable y manejable, para constituirse en naciones progresistas, modernas y con inmejorable calidad de vida para sus habitantes. Venezuela tiene todas las condiciones y los recursos para transitar ese camino con éxito y en muy poco tiempo retomar la senda de su crecimiento económico sostenido.

Para ello cuenta con la formidable herramienta del petróleo, que independientemente de su rol actual, va a continuar siendo por muchas décadas más un recurso muy importante y de alto consumo por la humanidad, porque es -siempre lo decimos-, abundante, seguro y, sobretodo, barato.

El dilema y la duda que se tiene sobre cómo restaurar la producción del país en un tiempo razonable, no a los 3.5 MMBPD de finales del siglo pasado, sino a los 1.5 MMBPD que promediaba antes de las sanciones impuestas por Estados Unidos, puede ser un asunto de

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más fácil solución que lo que algunos analistas pronostican. Para ello la condición necesaria es iniciar la transición política, que conlleve al cese inmediato de las sanciones. Bajo ese escenario, el paso inmediato es crear la seguridad y la confianza suficientes para que los socios potenciales se establezcan en el país para restablecer la producción petrolera en proyectos compartidos. Detener la declinación y restaurar la producción petrolera de Venezuela, puede ser una tarea de meses o de años, dependiendo de la forma como se enfoque el negocio para atraer las inversiones necesarias; por ello quienes se están preparando para regir los destinos del país en general y en particular el destino de sus industria petrolera, deben tener una visión a corto, mediano y largo plazo, para afrontar con éxito cualquier sea el escenario del Día D+1.

Países como Kuwait, Libia, Irán y la misma Colombia (que hace poco más de una década enfrentaba la posibilidad cierta de convertirse en importador nato de petróleo, su producción actual ronda el millón de barriles diario), han logrado restaurar sus niveles históricos de producción con éxito después de haber sufrido los rigores de una guerra, luchas políticas, desinversión y erradas políticas; restablecer la producción de Venezuela va a requerir de creatividad, inteligencia e inversiones, que serán honradas (honradamente) con los recursos provenientes de la propia explotación petrolera.

La reconstrucción de Venezuela sobre la base de su riqueza petrolera, es un tema que atrae la atención mundial y prácticamente todo el mundo petrolero tiene las maletas hechas para ingresar al país, una vez que se reinicie la transición y se restablezcan las instituciones, la ley y el orden; porque todos estamos muy interesados en que las cosas vuelvan a funcionar, y estamos seguro que así como hace 100 años, nuevamente la Tierra de Gracia se convertirá en destino de las inversiones para la explotación de los hidrocarburos más atractivo del planeta.

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