VENEZUELA

100 Años de la Ley de Hidrocarburos

Luis Xavier Grisanti*, Presidente de la Asociación Venezolana de Hidrocarburos, AVH, y Presidente de la Junta Directiva Asociación Amigos de la Universidad Simón Bolívar (USB), en una serie de 5 Capítulos que publicamos a continuación, nos relata su evolución con motivo de cumplirse un Siglo de la Ley de Hidrocarburos de Venezuela.

@lxgrisanti


Cipriano Castro y el petróleo

Septiembre 26, 2020 

Al cumplirse el centenario de la promulgación por el General Juan Vicente Gómez de la primera Ley de Hidrocarburos de 1920 (durante el ejercicio del Dr. Gumersindo Torres como ministro de Fomento), es necesario recordar los antecedentes de esta histórica decisión, comenzando por la primera reglamentación de la explotación petrolera emitida por el presidente Cipriano Castro (1899-1908).

Las relaciones de Venezuela con Norteamérica y Europa durante la dictadura del general Castro se descompusieron por múltiples razones. El temperamento impulsivo del dictador tachirense fue una de ellas. El desmejoramiento tuvo lugar a pesar de las relaciones básicamente amistosas, con marchas y contramarchas, que se desarrollaron durante el siglo XIX. Durante la última década, se estrecharon los lazos con los Estados Unidos, cuando el presidente Grover Cleveland brindó total apoyo a Venezuela, en 1895, en su disputa con el Reino Unido por el rescate de la soberanía nacional sobre la Guayana Esequiba y emitió un ultimátum al Imperio Británico.

El académico de la Historia y diplomático, Simón Alberto Consalvi, explica que, a finales del siglo XIX, se había operado una modificación considerable en las relaciones económicas internacionales de Venezuela: “la relación económica con el mundo exterior, desde 1830, se había orientado hacia Europa. Ingleses, franceses, italianos, pero sobre todo alemanes, se establecieron en Maracaibo, y desde allí negociaban con los productos andinos, estableciendo fuertes vínculos…La demanda de café en los Estados Unidos determinó que se fuera convirtiendo con relativa rapidez en el principal mercado de Venezuela.”

Con Cipriano Castro comienza la etapa de regulación legal del petróleo propiamente dicho por parte del Estado. El 23 de enero de 1904, el general andino promulgó una reforma del Condigo de Minas (que databa de 1854 con varias reformas). La palabra petróleo apareció por primera vez en la legislación venezolana. El 21 de junio, el Ministerio de Fomento (despacho del ramo), emitió la primera reglamentación relativa a la “adquisición y explotación de las minas de asfalto, petróleo, betún, brea bituminosa y sustancias semejantes,” apunta el también académico de la Ingeniería y geólogo, Aníbal R. Martínez. El 14 de agosto, Castro firmó el ejecútese a una Ley de Minas y el 23 de febrero de 1906, a su Reglamento.

En la reforma del Código de Minas el caudillo de Capacho se subrogó la potestad de otorgar y administrar las concesiones de minas e hidrocarburos sin la aprobación del Congreso Nacional; hecho que abrió un cúmulo de problemas indeseables que en el futuro mancharían, salvo excepciones, la legitimidad del régimen de concesiones. El 4 de febrero de 1904, previa declaración de caducidad de 293 concesiones mineras y 17 contratos de minas, el general Castro procedió a adjudicar poco más de quince (15) concesiones petroleras y contratos de asfalto y otros combustibles naturales, ajustadas a Derecho sí; pero favoreciendo básicamente a sus amigos y áulicos políticos, quienes las cedían a empresas internacionales con el capital, la competencia y las destrezas técnicas para operarlas.

Durante la dictadura castrista el desempeño económico de Venezuela fue pobre. La economía venezolana era predominantemente agropecuaria. En los años pico de producción (1899 y 1905), la agricultura y la cría representaron en promedio el 60% del producto nacional (aproximación al PIB; Baptista, 2006). El valor del producto nacional total (aproximación al PIB) era de sólo US$ 321 millones de bolívares en 1899, a precios de 1936. Bajó a $ 305 millones en 1901 y se recuperó un poco, a $ 345 millones en 1908. El petróleo todavía estaba lejos de convertirse en el principal sector de la economía nacional.

En nuestra próxima entrega nos referiremos a la política petrolera implantada por el General Juan Vicente Gómez durante sus 27 años de gobierno (1908-1935).

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1908-1918: Pax Gommica y reactivación económica

Octubre 03, 2020

Se cumple el centenario de la primera Ley de Hidrocarburos, aprobada por el general Juan Vicente Gómez, siendo su ministro de Fomento, el Dr. Gumersindo Torres. Por primera vez se incorporó en su articulado el principio de que la explotación del petróleo debía servir al desarrollo económico de Venezuela (ver nuestro Cipriano Castro y el petróleo, RCL, 26.09.20).

La Ley fue promulgada el 19 de junio de 1920; pero fue precedida de una reforma de la Ley de Minas, de fecha 27 de junio de 1918; la creación de la Dirección de Minas del Ministerio de Fomento, el 1 de julio; y el primer Decreto Reglamentario del Carbón, el Petróleo y Sustancias Similares, el 9 de octubre, ambos en 1918; y el segundo Decreto Reglamentario, fechado el 17 de marzo de 1919 (Aníbal R. Martínez, 2005). Todos propiciados por el honesto médico coreano, quien fue titular de Fomento en dos oportunidades.

La Ley de Minas de 1918 y sus Reglamentos registraron mejoras sustanciales respecto de las anteriores, al incorporar un articulado especial para el sector petrolero: 1) Sólo el Estado federal tendrá la facultad de otorgar concesiones; 2) Los yacimientos del subsuelo pertenecen a la Nación; las concesiones sólo otorgan a los particulares el derecho de explotación de las áreas asignadas; 3) El período de explotación del concesionario pasó de 50 a 30 años; 4) La regalía se fijó entre 8% y 15% (un incremento sustancial, en función de las distancias entre los campos de producción y los terminales de embarque); 5) El impuesto superficial variará de acuerdo con los volúmenes de producción; 6) Las áreas asignadas que no sean explotadas deben ser revertidas a la nación antes de tres años; y 7. Se introdujeron novedosos criterios técnicos para la conservación de los yacimientos.

Fue en la segunda década del siglo XX cuando se inició en Venezuela la explotación intensiva de los hidrocarburos, con el gran descubrimiento del pozo Zumaque-I en 1914 (Shell). La economía venezolana inició durante el gobierno del general Gómez un largo período de crecimiento sin precedentes que se prolongó hasta la bonanza petrolera de los años 70 del siglo XX. La expansión del producto nacional y de la extracción de crudo sólo fue interrumpida, temporalmente, por factores externos, como la Primera (la Gran Guerra, 1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y más tarde, por la guerra de precios del petróleo de 1986.

El valor de la actividad económica (aproximación al PIB) aumentó de Bs. 345 millones en 1908, a Bs. 412 millones en 1914 (a precios de 1936, Asdrúbal Baptista, 2006). Descendió a Bs. 401 millones en 1916, por la Gran Guerra; se recuperó a Bs. 468 en 1918, y siguió creciendo hasta Bs. 521 millones en 1920, ya ligeramente apalancada la economía por el petróleo, aunque todavía la actividad productiva seguía siendo agropecuaria en un 47% del producto nacional para este último año. La agricultura y la cría continuaron siendo los factores dominantes de la economía en la segunda década del siglo XX. El valor de su producción se expandió de Bs. 185 millones en 1908, a Bs. 285 millones en 1917 y Bs. 244 millones en 1920 (132%). No en balde el Benemérito había sido un próspero ganadero antes de su incorporación (1899) a la triunfante Revolución Restauradora de su compadre, el general Cipriano Castro.

La expansión económica, agrícola y extractiva que tuvo lugar durante la primera década de la administración gomecista es atribuible a la pacificación del país, lograda por el caudillo tachirense después del fracaso de la Revolución Libertadora en 1903 (Pax Gommica, Manuel Caballero, 2010). Pero, además, se generó un ambiente propicio para las inversiones extranjeras por el esmero del general Gómez en cumplir con los compromisos contractuales y de deuda externa del país, la búsqueda de relaciones amistosas con todos los países del mundo y la percepción de una mayor seguridad jurídica por parte de los inversionistas nacionales e internacionales.

Así lo atestigua el profesor inglés Brian McBeth, el más acreditado especialista en el período del general andino: “Durante los primeros años del régimen de Gómez, el gobierno se esforzó por atraer inversionistas extranjeros al país. Al frente de esta campaña entre 1909 y 1922, estaba la promulgación de varias leyes de hidrocarburos y mineras…Después de la Primera Guerra Mundial, (hubo) un gran aumento de la actividad petrolera por compañías americanas y británicas, atraídos por el potencial del país, la relativa estabilidad política y los benignos términos de explotación.”

Durante la etapa que concluye con la nueva Ley de Minas y los Decretos Reglamentarios de los hidrocarburos de 1918 y 1919, y la primera Ley de Hidrocarburos de 1920, la administración gomecista otorgó ocho concesiones; dos de ellas, las más importantes, al venezolano Rafael Max Valladares. La primera (1910), concedía derechos de explotación por 49 años, más 3 de exploración, en la península de Paria, el distrito Benítez del estado Sucre y el municipio Pedernales e islas adyacentes de Delta Amacuro. La segunda (1912), abarcaba los estados Anzoátegui, Carabobo, Táchira, Monagas, Mérida, Lara, Trujillo y Yaracuy, además de varias localizaciones en Falcón, Sucre y Zulia.

Las concesiones Valladares, por su inmensa extensión, fueron las más polémicas que registra la historia del petróleo en Venezuela, criticadas por diversos sectores de la vida política y económica nacional, particularmente por Rómulo Betancourt en su clásico libro Venezuela, política y petróleo. Aunque concedidas legalmente, la crítica se centraba en la adjudicación sin licitación a amigos y allegados del caudillo de La Mulera, sin calificación para explotarlas, quienes las traspasaban, también conforme a la Ley, a empresas internacionales que, si contaban con el capital, la tecnología, las destrezas técnicas y los recursos humanos para explorar y producir hidrocarburos.

Hubo varios hitos productivos en el período 1908-1918. Como apunta el académico de la Ingeniería, Aníbal R. Martínez, se exportaron 15 toneladas métricas de asfalto, por un valor de Bs. 970.000 durante el primer semestre de 1912. Ese año, las ventas de exportación de la concesionaria General Asphalt ascendieron a $10 millones, una suma considerable si se considera que ese año el valor de las exportaciones agrícolas y pecuarias se ubicó en Bs. 53 millones ($15,8 millones al cambio de entonces).

Entre fines de 1912 y 1913, la Caribbean Petroleum Company, filial del grupo Royal Dutch Shell, adquirió el control accionario total de la General Asphalt, con lo cual se afianzó el predominio anglo-holandés sobre el estadounidense en la naciente industria de los hidrocarburos. Previamente, el 27 de noviembre de 1912, el reconocido geólogo, Ralph Arnold, había presentado su informe preliminar a la Caribbean Petroleum, sugiriendo la perforación perentoria de un pozo exploratorio en el gigante campo Mene Grande, que será, nada menos y nada más, el Zumaque-1. Arnold también recomendó la selección de 87 lotes de 500 hectáreas cada uno en los estados Anzoátegui, Falcón, Monagas, Nueva Esparta, Sucre, Trujillo y Zulia. La historia de Venezuela cambiaría para siempre.

En la siguiente entrega analizaremos la segunda etapa petrolera del gobierno del general Juan Vicente Gómez (1918-1935).

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Gumersindo Torres o el nacionalismo eficaz

Octubre 10, 2020

El 17 de setiembre de 1917, Gumersindo Torres fue designado ministro de Fomento, bajo la administración del general Juan Vicente Gómez. A partir de su designación, a tenor de Ley de Minas y el primer Decreto Reglamentario del Carbón, Petróleo y Sustancias similares de 1918, y de la Ley de Hidrocarburos de 1920 y sus Reglamentos, comenzó a ordenarse mejor el otorgamiento de concesiones petroleras y la administración de la naciente industria de los hidrocarburos El 1ro. de julio de 1918, el ministro Torres creó la Dirección de Minas del Despacho de Fomento, antecesora del futuro Ministerio de Minas e Hidrocarburos (ver nuestros: Cipriano Castro y el petróleo y 100 años de la Ley de Hidrocarburos (I), RCL, 26.07.20 y 03.10.20).

La nación inició una larga etapa de procura de una participación fiscal justa y equitativa para el Estado, la cual concluirá, gradualmente, el 29 de agosto de 1975, cuando el Congreso Nacional sancionó la Ley que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos (Ley de Nacionalización), propuesta por el presidente Carlos Andrés Pérez.

El Decreto Reglamentario de 1918 introdujo por primera vez el concepto de reversión en las concesiones petroleras. Una cláusula determinó que sólo la mitad del espacio de la concesión fuese explotada por el concesionario privado, mientras que la otra mitad debía constituir una reserva nacional a revertir en el futuro. Otro artículo estipulaba que al caducar la concesión “el Gobierno no estará obligada al pago de las mejoras de ninguna especie, sino que recibirá la mina con todos sus edificios, maquinarias y obras anexas.” Este principio será invocado en la Ley de Bienes Afectos a Reversión de 1971, iniciativa del entonces diputado Álvaro Silva Calderón, cuando faltaban doce años para la extinción en 1983 de las concesiones concedidas conforme a la Ley de Hidrocarburos de 1943.

Los instrumentos legales interpuestos por el ministro Torres van a estar presentes en todas las siguientes leyes de hidrocarburos y sus reformas a partir de entonces, así como en la propia Ley de Nacionalización, a saber: la propiedad por parte de la nación de las riquezas del subsuelo; el principio de que la explotación del petróleo debe contribuir al desarrollo económico e industrial del país; la búsqueda de una participación fiscal justa (regalía, impuesto sobre la renta y otros tributos); la necesidad de preparar cuadros técnicos y gerenciales compuestos por venezolanos; la remuneración justa a los trabajadores y técnicos de la industria, incluyendo los beneficios sociales y derechos a la cesantía y jubilación; la conservación de los recursos naturales no renovables y la protección del ambiente.

El geólogo y Académico de la Ingeniería, Aníbal R. Martínez, refiere que, a partir de la Ley de Minas y del Decreto Reglamentario de 1918, y a la luz de los descubrimientos de yacimientos petrolíferos en Venezuela, se desplegó una intensa competencia entre los inversionistas de los Estados Unidos y el Reino Unido. El presidente estadounidense, Woodrow Wilson, apoyó a sus connacionales, e inclusive su Legación en Caracas comenzó a prestar “la ayuda legitima” a los “ciudadanos confiables y a los intereses responsables de Estados Unidos” en Venezuela, entre los cuales estaban los representantes de la empresa Maracaibo Oil Exploration, quienes recibieron diversos títulos en lo sucesivo.

El 30 de mayo de 1920 se funda en Delaware, Estados Unidos, la Creole Petroleum Corporation, filial de la Standard Oil of New Jersey. El 20 de agosto se registra en Canadá otra filial de la Standard OilCanada International Corporation. En las décadas siguientes, la Creole pasará a ser la mayor productora de hidrocarburos de Venezuela. En 1921, se incorpora la Standard Oil Venezuela y en 1922 se añade la Sinclair en Delaware.

El 22 de diciembre de este último año, la norteamericana Venezuelan Oil Concessions perfora el pozo Barrosos-2 en el área La Rosa en el gigantesco Campo Costanero Bolívar (Bolivar Coastal Field – BCF, denominación que van a tener en lo sucesivo los crudos de diferentes gravedades). Las dimensiones del campo serán tan espectaculares que la economía venezolana mostrará una expansión descomunal a partir de este hallazgo. En marzo de 1923, se formó la Venezuelan Gulf Oil, también en Delaware y la Lago Petroleum, filial de la Standard Oil. Se fundó también la Compañía Venezolana del Petróleo, cuyos accionistas serán los miembros de la familia Gómez y sus amigos.

Después de la promulgación de la Ley de Hidrocarburos de 1920, se va a desencadenar una oposición por parte de las empresas concesionarias que a la postre dará lugar a una reforma de la Ley en 1921 y la salida de Gumersindo Torres del Ministerio de Fomento (será restituido por Gómez como ministro entre 1929 y 1932). La reforma de la Ley introdujo normas más atractivas para los inversionistas, aunque la regalía máxima se mantuvo en 15% y se introdujeron otras mejoras, a saber: la regalía puede recibirse en efectivo o en especie y se deben tomar precauciones para evitar daños físicos, incendios, desperdicios y perdidas de cualquier índole.

Tirios y troyanos han considerado al Dr. Gumersindo Torres (1875-1947) no sólo como uno de los ministros más competentes y honestos en los gabinetes del general Gómez, sino uno de los más destacados de nuestra historia republicana; tanto, que el presidente de la transición democrática, general Eleazar López Contreras, lo designará primer contralor general de la República al crearse la institución en 1938.

@lxgrisanti

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Con atentos saludos, les invito a leer el segundo artículo sobre el centenario de la Ley de Hidrocarburos. Copio también el primero: Cipriano Castro y el petróleo (RCL, 26.09.20).

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1920-1929: se quintuplica el PIB, el petróleo desplaza a la agricultura

Octubre 17, 2020

Venezuela va a percibir en la década de los años 20 una fenomenal bonanza petrolera; la primera de tres que va a experimentar en el siglo XX (años 70) y principios del XXI (2003-2014). El producto interno bruto (PIB) se va más que quintuplicar entre 1920 y 1929, elevándose de Bs. 7.261 millones a Bs. Bs. 31.732 millones (a precios de 1984, Asdrúbal Baptista, 2006), con su multiplicador expansivo sobre los demás sectores de la economía. La construcción, por ejemplo, se sextuplicó, subiendo de Bs. 802 millones a Bs. 4.929 millones; el comercio y las finanzas y el gasto público gubernamental se triplicaron, de Bs. 708 a Bs. 2.229 millones, y de Bs. 436 a Bs. 1.396 millones en igual lapso, respectivamente (ver nuestros: Cipriano Castro y el petróleo y 100 años de la Ley de Hidrocarburos I y II, RCL, 26.09.20, 03.10.20 y 10.10.20, respectivamente).

Juan Vicente Gómez, próspero ganadero y cauteloso administrador agropecuario, no desperdició la bonanza minera y la aprovechó para construir obras públicas como la carretera trasandina y para cancelar la totalidad de la deuda externa del país en 1930, en conmemoración del centenario de la muerte del Libertador. El general tachirense, en conocimiento del financiamiento crediticio de los alemanes a las cosechas andinas durante su etapa de hacendado, sabía que Venezuela debía rescatar su crédito externo y forjarse una reputación de buen pagador ante los acreedores internacionales. El Benemérito sabía que el acceso al crédito internacional era un instrumento esencial para el crecimiento y el desarrollo de la economía de cualquier país; no en balde fue su ministro de Hacienda, el Dr. Román Cárdenas, quien reorganizó y modernizó las finanzas públicas durante su mandato.

La agricultura y la cría, que pierde para siempre su primacía en la formación del producto nacional en 1926, comenzó a rezagarse en su crecimiento y soló subió de Bs. 2.470 millones en 1920, a Bs. Bs. 3.150 en 1929 (+27%). El petróleo desplazó a la agricultura y la cría como primer componente de las exportaciones y de la generación de divisas, así como de los ingresos fiscales. El desplazamiento de las actividades de bienes transables por la bonanza externa de un recurso natural será objeto de análisis por el entonces joven economista y agricultor merideño, Alberto Adriani (1898-1936), quien escribió a principios de los años 30 sobre el fenómeno de la sobrevaluación de la moneda y su incidencia contractiva sobre la producción de bienes transables, particularmente los agropecuarios; fenómeno que será denominado Enfermedad Holandesa a partir de los años 70 del siglo pasado.

El Crack de la Bolsa de Nueva York, el 29 de octubre de 1929, interrumpió la descomunal expansión de la economía venezolana; pero se va a reanudar su curva de ascenso a partir de 1932 (y no se va a detener, salvo pocas situaciones puntuales, hasta los años 80 del siglo XX). La Gran Depresión de los años 30 provocó un desplome mayúsculo en los precios de las materias primas, cuando Venezuela todavía era un exportador importante, no sólo de petróleo (en 1928 el país pasó a ser el primero del mundo), sino de sus productos tradicionales, como el café y el cacao. En efecto, el PIB se contrajo un 20,7% entre 1929 y 1932; el petróleo un 16,5%, la construcción un 49% y el comercio y las finanzas un 29%.

Reanudado el crecimiento, apalancado por el petróleo, el PIB alcanzó la cifra histórica más alta hasta ese momento: Bs. 33.292 millones en 1935 (último año del gobierno del general Gómez), al frente de la cual estaba el PIB petrolero (Bs. 14.365 millones), que había subido ¡78 veces!, elevándose a la antedicha cifra desde Bs. 184 millones en 1920. Venezuela pasaba de ser un país rural y agropecuario, a ser una economía petrolera y urbana; proceso que se va a afianzar en las décadas siguientes, sin retorno.

Los Estados Unidos se convirtió en el primer socio comercial e inversionista extranjero de Venezuela. Las empresas estadounidenses continuaron aumentando sus inversiones y haciendo hallazgos en sus concesiones petroleras. En 1925, la Lago Petroleum (ExxonMobil, a partir de los años 90), construyó una pequeña unidad de refinación en La Salina, estado Zulia, y la Venezuelan Atlantic Refining Company se registró en Delaware.

En 1926, la Venezuela Occidental realizó sus primeros levantamientos sísmicos y la Lago Petroleum adquirió las concesiones de la British Equatorial Oil y perforó con éxito el primer pozo en Lagunillas, Costa Oriental del Lago de Maracaibo. En 1927, la Caracas International Petroleum compró la South American Oil & Development y Creole Syndicate; esta última consolidará los activos de la Standard Oil de New Jersey en Venezuela, convirtiéndose en el mayor productor del país el año siguiente (Aníbal Martínez, 2006).

El vertiginoso desarrollo de la industria venezolana de los hidrocarburos en los años 20 trajo consigo las primeras protestas de los trabajadores del petróleo, los señalamientos sobre el desmejoramiento del ambiente y el reclamo por la incorporación de venezolanos en las posiciones técnicas y gerenciales. El ministerio de Fomento, en la persona del inspector general de Minas (responsable de los hidrocarburos), Ing. Luis F. Calvani Grisanti, reaccionó positivamente a estos planteamientos.

No fueron siempre color de rosas las relaciones entre el gobierno del caudillo de La Mulera y las compañías aceiteras británicas y norteamericanas, pese a la determinación de su gobierno por promover la inversión extranjera y afianzar la seguridad jurídica. El 16 de setiembre de 1929, Gumersindo Torres fue designado, por segunda vez, ministro de Fomento. Asistido por el Ing. Calvani, las decisiones del Ministerio van a reforzar las medidas de conservación, cumplimiento de compromisos sociales, obligaciones fiscales, ambientales y sanitarias. El 30 de junio de 1930, se creó el Servicio Técnico de Hidrocarburos.

Las empresas concesionarias van accediendo y cumpliendo con las resoluciones del Ministerio, y siguieron invirtiendo. En 1934, se registró la empresa Socony, filial de la Standard Oil de Nueva York. En nuestra siguiente entrega, nos referiremos a las actuaciones del Dr. Torres y el Ing. Calvani en su entre 1929 y 1932.

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Luis F. Calvani en Minas

Octubre 24, 2020

Quinto y último artículo sobre el centenario de la primera Ley de Hidrocarburos (1920). Esta vez, el autor aborda la gestión del Ing. Luis F. Calvani G al frente de la Dirección de la Sala Técnica de Minas (1923-1931) y al regreso de Gumersindo Torres al Ministerio de Fomento.

La asombrosa expansión de la industria de los hidrocarburos y el surgimiento de Venezuela como primer exportador mundial de petróleo en 1928, dieron origen a las primeras protestas de los trabajadores de la industria, quienes reclamaban salarios y beneficios sociales justos. Se escenificaron los primeros reclamos a favor de la conservación ambiental y se inició desde el Estado un esfuerzo por capacitar e incorporar profesionales venezolanos en las posiciones gerenciales de la industria. El ministerio de Fomento, en la persona del Ing. Luis F. Calvani, inspector general y director de la Sala Técnica de Minas entre 1923 y 1931 (responsable de los hidrocarburos), respondió favorablemente a estos desarrollos (ver nuestros: Cipriano Castro y el petróleo, 100 años de la Ley de Hidrocarburos I, II y III, RCL, 26.90.20, 03.10.20, 10.10.20 y 17.10.20).

En 1924, señala el eminente geólogo y académico de la Ingeniería, Aníbal R. Martínez, el Dr. Luis F. Calvani planteó la realización de un estudio comparativo entre los trabajadores de Texas y Oklahoma y los de los estados Falcón y Zulia, a objeto de perfeccionar sus condiciones laborales. En 1925, el inspector general de Minas solicitó a las compañías concesionarias la garantía del suministro de agua potable a las comunidades zulianas, al advertir los primeros indicios de contaminación en el lago de Maracaibo. Por primera vez, se convocó a licitación el otorgamiento de concesiones.

En 1928, se sancionó la primera Ley del Trabajo. En 1925, 1928 y 1930, Martínez señala que Calvani propició reformas de la Ley de Hidrocarburos, instituyendo mejoras en la participación fiscal. En 1930, el también presidente del Colegio de Ingenieros de Venezuela (1927-1928) comisionó a un grupo de ingenieros venezolanos a cursar, por primera vez, especializaciones en petróleo en la Universidad de Tulsa, Estados Unidos.

El 16 de setiembre de 1929, Gumersindo Torres fue nombrado, por segunda vez, ministro de Fomento en la administración del general Juan Vicente Gómez. Asistido por el Ing. Calvani, las decisiones del Ministerio reforzaron las medidas de conservación, cumplimiento de compromisos sociales y obligaciones sanitarias, ambientales y fiscales. El 30 de junio de 1930, se creó el Servicio Técnico de Hidrocarburos, antecesor del Ministerio de Minas e Hidrocarburos. En 1933, destaca el Dr. Martínez, regresaron de Oklahoma los ingenieros enviados por Calvani, con sus especializaciones en ingeniería de petróleo, y fueron nombrados inspectores de hidrocarburos en las áreas operacionales de Coro, Maracaibo y Maturín.

Los diversos reparos fiscales incoados por el ministro Torres y el inspector Calvani y la presión ejercida por algunas personalidades nacionales y extranjeras, indujeron al general Gómez a remplazar a su ministro de confianza, quien será asignado a otro destino, al igual que su colaborador Calvani, quien fue designado cónsul general de Venezuela en Ginebra, Suiza, y más tarde en Amberes y Bruselas, Bélgica.

Luis Francisco Calvani Grisanti nació en Río Caribe, estado Sucre, en 1873. Hijo y nieto de inmigrantes de la isla de Córcega por su lado paterno y materno, se graduó de Agrimensor Público en 1891 y Doctor en Filosofía e Ingeniería Civil en la Universidad Central de Venezuela en 1894. Inició su carrera como inspector de Minas del Ministerio de Fomento en el Gran Estado Bermúdez (1896), ascendiendo en 1923 a la más alta posición técnica dentro del ministerio. Afirma el historiador petrolero Martínez que, durante su ejercicio, logró que las compañías petroleras internacionales incrementaran en un 15% los salarios de los trabajadores y concedieran a las comunidades de Zulia y Falcón beneficios sociales similares a los brindados a sus trabajadores en Texas y Oklahoma.

Fue iniciativa de Calvani enviar a la Universidad de Tulsa, el primer contingente de ingenieros venezolanos para realizar posgrados en geología e ingeniería de petróleo. Fue delegado de Venezuela ante la Sociedad de las Naciones en Ginebra (1931-1932) y al Congreso Perolero de Tulsa (1929). Culminó su limpia trayectoria de servidor público como senador por su estado natal durante la administración del general civilista y presidente de la República durante la transición democrática, Isaías Medina Angarita. Murió en Caracas en 1962 y publicó los libros: Nuestro principal problema, Reminiscencias y Centenario del Dr. y Gral. Juan Pietri.[1]

La larga presidencia de Juan Vicente Gómez (1908-1935), se vio favorecida por la primera bonanza petrolera de los años 20 del siglo pasado. La táctica del Gral. Gómez de combinar mayores tributos y mejores salarios y beneficios sociales a los trabajadores exigidos a las empresas concesionarias, con políticas incentivadoras para los inversionistas bajo reglas claras dictadas por el Estado, parece haber dado beneficios tangibles para la nación.

No puede soslayarse que principalmente durante las gestiones del ministro Torres y del director de Minas Calvani, se promulgaron las primeras Leyes de Hidrocarburos, se mejoró la participación fiscal, se incrementó la regalía a un 15% y se efectuaron los primeros esfuerzos por reorganizar el régimen de concesiones, en tanto que ingresaron al país enormes capitales, los cuales determinaron una expansión considerable en la producción petrolera de Venezuela, que pasó de sólo 1,37 mil barriles diarios de petróleo en 1920, a 372,6 mil b/d en 1929; moderándose el crecimiento por la Gran Depresión de los años 30, pero reanudándose para 1935 y las siguientes décadas.

Es este el quinto y último artículo que hemos preparado en conmemoración al centenario de la primera Ley de Hidrocarburos (1920).

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[1] Casado con su paisana cumanesa, doña Teresa Silva Carranza, Luis F. Calvani G. es el padre de los hermanos Calvani Silva (Arístides, canciller de la República; Erasmo, arquitecto; y Graciela, esposa del destacado abogado, Dr. Manuel Reyna).

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*Luis Xavier Grisanti, venezolano de origen Corso, Presidente de la Asociación Venezolana de Hidrocarburos, que incluye 22 empresas, y presidente de la Junta Directiva Asociación Amigos de la Universidad Simón Bolívar (USB), donde ejerce la docencia en el postgrado de Geopolítica Petrolera y Mercado Internacional de Gas Natural. También imparte clases en la Universidad Central de Venezuela. Egresó de la Universidad de George Washington, Washington, D.C. en 1977, como licenciado en Economía, y que tiene un postgrado en Negocios Internacionales, Economía Internacional, Finanzas Internacionales, Gerencia de Negocios, Derecho Internacional de la Universidad de Georgetown; así como dos máster de la Universidad Libre de Bruselas: uno en Administración, Gerencia Financiera, Planificación Estratégica, Análisis de Entorno, Desarrollo Organizacional; y otro de Relaciones Internacionales, Relaciones Económicas Internacionales, Comercio e Integración, Política Internacional. Es columnista de opinión. A mediados de los años noventa, fue embajador extraordinario y plenipotenciario, Jefe de la Misión de Venezuela ante la Unión Europea. Integra desde el 20 de Enero del 2016 el Consejo Nacional de Economía Productiva.