¿Valió la pena la nacionalización del petróleo? | Blog núm. 390


 

Hay quienes apoyan plenamente la nacionalización del petróleo de 1976, otros  consideran que fue un error que nos ha traído a este caos. Del enfoque que le demos a este tema depende en buena parte el destino de la industria petrolera, una vez superada la “revolución”.

En primer lugar hay que aclarar que no se trató de nacionalización sino de estatización. Por ley el negocio petrolero quedó íntegramente en manos del Estado. Había dos empresas de capital venezolano, que fueron expropiadas, aspecto que con los ojos de hoy se considera un gran error; pero en esos años setenta  el paradigma estatista era tal que se generó una gran discusión por el Artículo Quinto de la Ley de Nacionalización, que permitía – en casos extremos –  la participación de capital privado. La izquierda lo desaprobó y Pérez Alfonzo expresó que ese artículo convertía a la nacionalización en “chucuta”.

La nacionalización era una tendencia. En pocos años todos los países árabes la acometieron. En Venezuela ocurrió luego de sesenta años de negocio. Cuando Gómez las transnacionales habían operado con mucha libertad al extremo de aquella frase: “hagan ustedes las leyes porque son los que saben de petróleo”, que le dijo el dictador a las operadoras cuando estas protestaron porque entre otras cosas la Ley le daba prioridad para las concesiones a los propietarios del terreno. Todo ello mientras destituía al médico Gumersindo Torres, autor de esa incómoda Ley de Hidrocarburos de 1920. Para 1937, con una inversión de 360 millones de bolívares las transnacionales habían ganado Bs. 1.500 millones.

Por ello en su momento Rómulo Betancourt, Pérez Alfonzo y otros enfocaron sus esfuerzos hacia la búsqueda de mayor participación venezolana en las ganancias  del negocio. En 1943 se elaboró, con el liderazgo de Medina Angarita, la Ley de Hidrocarburos que le alargó los pantalones a la relación con las transnacionales y estuvo vigente hasta la nacionalización.  

NACIONALIZACIÓN

El incremento de la participación fue  dando paso a la propiedad del negocio. De allí  la Ley de Reversión y la posterior nacionalización, efectiva en 1976. A continuación pondremos sobre la mesa algunos de los temas que se discuten en torno al proceso de  la nacionalización entre los años 1976 y 1998. Porque el desastre que vino después y que padecemos hoy (Pdvsa quebrada por petróleo en “revolución”), es otra historia y por cierto, no es consecuencia de la nacionalización de 1976.

Analicemos los temas.  

1.- Monopolio del Estado… Está en la Constitución. Sin embargo la realidad la ha ido desvirtuando. La Apertura Petrolera – interpretación del Artículo Quinto – fue una exitosa estrategia para incorporar capitales privados. La realidad dicta que el monopolio del Estado hoy no es posible. La apertura al capital privado mediante Rondas, como se hace en toda América Latina, es una necesidad porque el Estado está imposibilitado de asumir las cuantiosas inversiones que se requieren. Como la camisa de Hulk, el estamento legal se revienta ante necesaria  captación  de inversiones,  y se requiere de  una nueva Ley de  Hidrocarburos.

2.- Manejo sistémico del negocio… La nacionalización permitió manejar este gran negocio de manera integral. En la época de las concesiones  la comercialización, que agrega mucho valor,  la hacían las transnacionales. Con la nacionalización se inició la Internacionalización: compra de refinerías en Europa y Estados Unidos a objeto de colocar sin problemas nuestros crudos pesados en los tanques de gasolina de los centros mundiales de consumo. De la vaca a la boca. Sin la nacionalización eso no hubiera sido posible.

Por otra parte, las refinerías nacionales eran anticuadas, apenas generaban 15 barriles de gasolina por  cada cien de petróleo porque Venezuela era considerada como exportadora de residuales. Con  la nacionalización  se pudo realizar el Cambio de Patrón de Refinación que permitió extraer  45 barriles de gasolina por cada barril de petróleo… 200.000 barriles de gasolina diarios adicionales sin necesidad de incrementar la producción. 

Igualmente se realizó la integración de las refinerías  de Shell y Creole en Falcón generando amplios beneficios. Así nació el CRP (Centro de Refinación de Paraguaná). Obviamente, eso no se hubiera podido realizar en época de  transnacionales.

El manejo sistémico del negocio permitió crear el Cied, que formaba desde obreros hasta técnicos de alto nivel  y fue  premiado como la mejor universidad corporativa del mundo. Y el Intevep, que fortaleció la investigación nacional en energía, destacando entre otros la Orimulsión, el HDH, etc.

Igualmente hay que nombrar el desarrollo de la Faja, Jose, Monagas y Apure, el fraccionamiento del gas y sobre todo la creación del “mejor ejército civil de América Latina”: el personal venezolano formado en apenas  20 años, que fue capaz del gran logro de transformar a Pdvsa desde una “saca tubos y mete tubos”, en una corporación energética.

Sin el manejo sistémico del negocio que dio la nacionalización, esto… no hubiera sido posible.

Vale la pena destacar que en los liberales Estados Unidos también existe un manejo sistémico del negocio. Por ejemplo en los años cincuenta crearon unas cuotas de importación que limitaban entre otras las exportaciones venezolanas hacia ellos. Esto sucedió, léase bien, para proteger la industria petrolera de Estados Unidos, ya que el costo unitario del petróleo norteamericano era muy alto y de haber decretado libre importación, hubieran tenido que  cerrar muchos pozos.  Cuando Kennedy vino a Venezuela en 1961, Betancourt tenía en agenda el planteamiento de ese problema. Igualmente en el gran país de norte, ¿más proteccionismo? no  se permitió exportar petróleo por muchos años… hasta el boom de la lutita.

3.-  Voracidad del gobierno… La idea con Pdvsa fue lograr una empresa autónoma y alejada de la política. El presidente Carlos Andrés Pérez se enfocó en ese sentido. Nombró Presidente de Pdvsa a un  gran ejecutivo, que venía de presidir la CVG, el general e ingeniero Rafael Alfonzo Ravard. Cero carnet, cero partidismo. Sin embargo, en 1982 obligaron a la empresa a trasladar a Venezuela  sus ahorros internacionales (destinados a inversiones). Luego le metieron el ojo a los dividendos. La empresa comenzó a convertirse en la caja chica de los gobiernos. Pdvsa paulatinamente fue perdiendo autonomía.

Por ello hoy existe el consenso para que la nueva Ley contemple la Agencia Venezolana de Hidrocarburos y se plantea la necesidad de reglamentar el uso de los Beneficios del Petróleo (Impuestos, Regalías, Economía Conexa, Responsabilidad Social, etc.) a objeto de minimizar la discrecionalidad del gobierno.

4.- ¿Baja de la producción de petróleo?… La máxima producción nacional de petróleo ocurrió en 1970 (3,7 millones de barriles por día). Ante las expectativas de la Reversión en 1983, las transnacionales dejaron de invertir en exploración y la producción comenzó a declinar. Pdvsa producía en sus inicios unos 2,3 millones de barriles (con las transnacionales había declinado 1,4 – 37 %- millones en seis años). Esta producción continuó a la baja durante unos diez años por dos razones: la primera por tiempo de creación, estudios y resultados de  los nuevos equipos de exploración, y la segunda por acompañar a los miembros de la OPEP en su baja estratégica de producción a objeto de incrementar los precios. La OPEP llegó  a tener 14 millones de barriles cerrados. En 1987 Venezuela comenzó a incrementar la producción llegando a 3,4 millones de barriles en 1998 que in crescendo, se enrumbaban hacia la cifra nunca alcanzada de casi 6 millones de barriles por día. Es decir, con el petróleo nacionalizado, creció  la producción.

5.- Petroestado y mal manejo de la renta… He allí el problema más grande que ¿generó la Nacionalización? Veamos: El manejo discrecional de los beneficios del petróleo devino en un Estado ultra poderoso que deformó la rutina del país desde los paradigmas hasta la productividad. Realmente este fenómeno comenzó en los albores de la industria. La renta fácil paulatinamente fue sustituyendo a la agrícola. Entre 1908 y 1934 las exportaciones bajaron en los siguientes términos: café de 40 millones de Bs. a 29, cacao de 18 a 6, cueros de res de 7 a 0,6. Comenzó a mermar la ya escuálida agricultura y los venezolanos a vivir del petróleo. A la muerte de Gómez hubo una reacción positiva en los nuevos liderazgos y el PIB de Venezuela empezó a crecer durante décadas al mayor ritmo del mundo. El país se transformó. En los años setenta éramos una moderna sociedad que no tenía nada que ver con aquella palúdica y analfabeta que nos legó Juan Vicente Gómez.  Sin embargo, la moneda dura y el Estado Papá, que algunos llaman proteccionismo, corroían al sistema desde adentro. Jamás logramos romper la alta dependencia del petróleo. Y que conste, estamos reflejando un país donde el negocio petrolero estaba en manos de las transnacionales. Eso no impidió la falta de sustentabilidad del modelo.

En los años setenta  se multiplicaron por cuatro los precios del petróleo. El último presupuesto de Caldera fue de 14.000 millones de bolívares y el primero de Carlos Andrés Pérez 42.000 millones. Los aumentos de precio se siguieron multiplicando. Nos “enriquecimos” súbitamente. Y paradójicamente en medio de ese espectacular  boom…. nos hicimos más pobres. ¿Recuerdan apenas cinco años después a Luis Herrera Campíns recibiendo un “país hipotecado”?

Ya el sabio Pérez Alfonzo lo había pronosticado con su Efecto Venezuela. Nos explicó que los ingresos por encima de nuestra capacidad de gastar iban a crear un país descompensado. “Como un indigente que se gane el premio gordo de la lotería  y comience a comer siete veces al día”.

Los gigantescos ingresos coincidieron con la nacionalización. Y en medio de los logros empresariales de Pdvsa, nos empobrecimos en veinte años. Se exacerbó el petroestado, se incrementó la inmigración hasta más allá de la capacidad de los  servicios públicos, la pobreza creció y en buena parte se convirtió en marginalidad, se aflojaron los resortes morales, a la dependencia del petróleo se agregó la esperanza (casi fe) de que los jeques árabes estornudaran para que subieran nuestros ingresos, los liderazgos en boga no dieron paso a las nuevas generaciones y los partidos tradicionales disminuían al ritmo que crecía la antipolítica. Los gobernantes hacían proyectos basados en el alza perpetua de los precios del petróleo. Cuando CAP trató de revertir la tendencia al desastre cuya génesis estuvo en su primer gobierno, no supo comunicar el “paquete”. Los esfuerzos de Caldera y Petkoff resultaron tardíos. El país en lugar de buscar un modelo perfectible, se fue tras un Mesías. Y llegó el comandante Chávez y mandó a parar. Y a la larga se ha hecho realidad la frase de Uslar Pietri de que cuando bajen los precios del petróleo, Venezuela se convertirá un caso de la Cruz Roja Internacional. Desastre Habemus.

Una decadencia ocasionada por el mal manejo de la abundancia. A primera vista se puede determinar como consecuencia de la Nacionalización que le dio mucho dinero al gobierno. Pero yo pregunto: ¿si en lugar de nacionalización hubieran seguido las transnacionales, el estado no hubiera tenido igualmente una gigantesca renta? La respuesta es obvia, claro que la hubiera manejado y no hay por qué pensar que hubiera sido diferente el Efecto Venezuela, o la dependencia del petróleo y de los jeques árabes.

Hay que ir a la causa del problema para no repetir errores. La causa no es la Nacionalización, sino el mal manejo de los recursos generados por el petróleo. Culpar a la nacionalización del desastre de los noventa es imitar al turco que vendió el sofá.   

La nacionalización, ¿valió la pena?… Claro que sí valió la pena y llevarla como se llevó fue un gran logro de la democracia. Los éxitos de la nacionalización se pueden observar en el aparte 2.-   de este artículo.

Entonces, ¿Cuándo esta “revolución” sea superada, tendremos que volver a ese esquema?… ¡No!.. la realidad es diferente y la positiva inercia gerencial heredada de las transnacionales, hoy se ha transformado en un desastre inercial insuperable.

Hay que rehacer una industria petrolera (lean que no digo una Pdvsa que debe ser una empresa más) con muchas empresas de  capital privado (concesiones, ganancias compartidas, servicios, empresas mixtas),  y totalmente autónoma del gobierno.  Pero no se puede obviar el manejo sistémico que nos permita a los venezolanos el manejo del negocio. Porque los dueños del negocio somos los venezolanos, ojo no el Estado, y si no lo manejamos nosotros, lo hará otro.  

La meta sigue siendo desarrollar una industria petrolera pivote de  una Venezuela sustentable que no dependa del petróleo.

 

 

CURRICULUM VITAE / RAFAEL GALLEGOS CASTRO

Ingeniero de petróleo, Consultor Gerencial Independiente, Facilitador de talleres a empresas y columnista semanal en la prensa nacional. Ha dictado alrededor de 400 talleres de Gerencia y de Petróleo. Consultor Gerencial.

Profesor invitado en el Programa Internacional de Gerencia de Hidrocarburos en el IESA. Profesor invitado en programa de CENDECO Entorno Social, en la Universidad Metropolitana. Coordinador De Diplomado “Diplomacias, Petróleo y otras formas de Energía”, en la UCV. Coordinador Del Diplomado “Venezuela Energética” en la UCAB. Charlista de “El entorno como componente estratégico del negocio” ante ejecutivos de PEMEX en Villahermosa, México.

Trabajó 23 años en PDVSA donde se desempeño como operador en los campos petroleros e ingeniero de yacimientos y de planificación en las áreas de Oriente, Zulia y Barinas y Apure. Fungió Jefe de Planificación de Operaciones en Corpoven Barinas, Consultor Gerencial de Mejoramiento Continuo de Corpoven, Líder de Inversión Social de PDVSA EyP, Gerente de Asuntos Públicos de PDVSA SUR, Gerente General de AC Voluntariado de PDVSA y líder de proyecto de microempresarios del CIED ( COFIE oriente).

Coautor (en conjunto con Eddie Ramírez) del libro: “Petróleo y gas, el caso Venezuela”, año 2015. Ha sido coautor de libros/compilación de diversos autores acerca de Gerencia y Responsabilidad Social. Columnista semanal del Diario 2001 desde el año 2005 hasta el 2011. Actualmente publica artículos semanales en su Blog “Petróleo sin Reservas”, que son reproducidos en los periódicos digitales de Estados Unidos: Informe21, Diario de Caracas y El Punto News.

Se graduó de Ingeniero de Petróleo en la UCV en 1979 y realizó estudios parciales de postgrado en Finanzas en la misma universidad en los años 1983 y 1984.

Es miembro del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV), de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo (SVIP), del sindicato de trabajadores petroleros Unapetrol, miembro Fundador del Centro de Orientación de Energia (COENER), y miembro del Equipo Coordinador de Gente del Petróleo.