¿Tiene futuro la industria petrolera? | Capitulo ( II )

 

 

 

Estimados lectores.

Como lo menciono en mi libro “Gerencia integrada de campos de hidrocarburos”, cuando muchos colegas y amigos, influenciados por las novedades de las energías renovables, me hacen esta pregunta, vienen a mi memoria antiguas vivencias juveniles de hace medio siglo, cuando era estudiante de secundaria en el liceo Dr. Francisco Antonio Risquez, ubicado en La Asunción, Isla de Margarita en Venezuela, recordada institución educativa donde mis honorables profesores de historia, ciencias de la tierra y especialmente de geografía económica, coincidían en la línea de pensamiento de esa época, acerca de la finalización de la era de la economía petrolera en Venezuela y en el mundo. Basados en un axioma muy simple y matemáticamente innegable, sostenían que:

 

“Si las reservas probadas del país están en el orden de los 14 mil millones de barriles de petróleo y la producción en ese año de 1969 es de 3.6 millones de barriles diarios, esto es, 1.3 mil millones de barriles anuales, entonces el tiempo que le queda al petróleo sería de unos 10 años. A nivel mundial, la relación es análoga, pero con una duración aproximada de unos 30 años, al disponerse de reservas probadas de 450 mil millones de barriles para sostener una producción 15 mil millones de barriles al año”.

Este argumento, que era el que aparecía en los libros de textos y publicaciones, era irrefutable para mi edad y mis conocimientos. Ubicados en esa época, el país tendría petróleo para producir sólo hasta 1978 y el mundo hasta 1998, fechas en las que se extraerían los últimos barriles. Unido a esto, el petróleo sería reemplazado por otras fuentes de energía muy de moda en esa época como la energía nuclear. En mi perspectiva como estudiante de secundaria no tendría sentido emprender carreras profesionales ligadas a esta industria. A pesar de esa visión pesimista, no le hice caso y orienté mi carrera universitaria hacia la ingeniería geológica e ingresé a la industria petrolera venezolana en 1978, cuando ya la historia, la ciencia y la tecnología habían desmoronado aquel viejo paradigma, puesto que las reservas para ese año no se habían agotado, sino que más bien habían crecido a 24 mil millones de barriles con una industria en expansión.

Afortunadamente, esa concepción errónea de la elaboración de pronósticos no se cumplió, simplemente porque es incorrecto extrapolar linealmente en el tiempo una ecuación donde intervienen múltiples variables, manteniéndolas estáticas en el horizonte del tiempo. En este caso, intervienen dos variables principales, las reservas probadas y la producción de petróleo. Las reservas pueden ser incrementadas por factores como la incorporación de nuevos volúmenes por exploración, perforación de avanzada, revisión de los modelos estáticos y dinámicos mediante los estudios integrados de los yacimientos, mejoramiento del factor de recobro por recuperación secundaria y mejorada o uso de tecnologías más eficientes, optimización de costos de explotación y por el incremento de los precios del petróleo que hace que los recursos contingentes o no comerciales se transformen en reservas con el mejoramiento de las economías. Al mismo tiempo, la producción también estaría supeditada al incremento del consumo global, bien sea por aumento de la población mundial o al crecimiento económico de los países consumidores.

En definitiva, para dar respuesta a la pregunta cotidiana acerca de ¿cuál es el futuro de la industria petrolera?, puedo afirmar con alta probabilidad de certidumbre que este sector continuará expandiéndose para cubrir la demanda creciente de energía, por lo que los hidrocarburos  seguirán como la fuente de más amplia disponibilidad y a menor costo.

Estoy consciente que la opinión pública mundial presiona para disminuir el impacto ambiental del uso de los hidrocarburos y migrar hacia las fuentes energéticas limpias y de carácter renovable. Lo primero se puede lograr con tecnologías que reduzcan la emisión de contaminantes y las fuentes alternas de energía irán creciendo en paralelo, compartiendo el mercado a medida que se hacen más competitivas. En tal sentido, ésta es una industria con grandes oportunidades para generar valor agregado a las empresas petroleras e industrias conexas, a los países que abren sus puertas a sus actividades para garantizar su crecimiento económico y a las personas para desarrollar sus carreras profesionales y disponer de fuentes de empleos estables y crecimiento garantizado.

Según mi punto de vista, considero que existe gran potencial de la industria en las condiciones actuales y futuras. No obstante, para aprovechar esas oportunidades que se presentan, es fundamental conocer, disponer y saber aplicar las herramientas técnicas y gerenciales, con el fin de administrar exitosamente los campos de petróleo y gas.

Es oportuno el momento para reafirmar lo indicado por una leyenda urbana que se ha popularizado, en la cual se tiene la creencia de que “el primer negocio más rentable del mundo era una compañía petrolera bien administrada, y el segundo mejor negocio era una compañía petrolera mal administrada”. Eso es totalmente falso, dado que la historia reciente es muy prolífica en ejemplos de empresas petroleras privadas, públicas y estatales; grandes, medianas y pequeñas, que han perecido en el abismo de la quiebra y la causa principal es su mal gerenciamiento y la forma inapropiada de trabajar.

En lo que va del siglo XXI, la revolución tecnológica de la explotación de gas y petróleo no convencional en lutitas y areniscas apretadas, la perforación horizontal de alto desplazamiento (PH), el multifracturamiento hidráulico (MFH), la perforación en aguas ultra profundas mayor de 10,000 pies (3,000 metros), los software de procesamiento de imágenes de subsuelo, interpretación geológica y sísmica, equipos de perforación automatizados, han servido para disponer abundantemente de la oferta de este recurso.

¡Y un sinfín de inventos que han permitido que nosotros los consumidores finales podamos disfrutar del petróleo o sus derivados como la gasolina, como un producto altamente competitivo en precios!

Tan competitivo que, un litro de gasolina es muchísimo más barato que una botella de agua potable de igual volumen, o también ¡muchisísimo más barato que un litro de cerveza!

Como por ejemplo, ahora en junio 2020 en USA:

  • Un litro de gasolina: $0.615
  • Un litro de agua: $1.25
  • Un litro de cerveza nacional: $4.58

(Fuentes para la gasolina:   https://es.globalpetrolprices.com/USA/gasoline_prices/

Para el agua y la cerveza: https://preciosmundi.com/estados-unidos/precios-supermercado )

Sin duda, el petróleo seguirá el ABC de ser la fuente de energía “Abundante, Barata y Confiable”.

 

 

Julián Andrés Salazar Velásquez
Condensado de mi libro: Gerencia integrada de campos de hidrocarburos.
Disponible en digital y papel en www.amazon.com
O en http://bit.ly/GerenciaIntegradadeCamposdeHidrocarburos

 

 

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Julián Andrés Salazar Velásquez

Julián Andrés Salazar Velásquez es Ingeniero Geólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela en Caracas en 1978, con estudios de especialización técnica, gerencial y financiera en instituciones educativas como el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) en Venezuela; Wharton Business School de Philadelphia, EUA; Asociación de Ingenieros de Petróleo de México e Instituto Tecnológico de Estudios Superiores (TEC de Monterrey); junto con más de un centenar de cursos técnicos y gerenciales, en geología de exploración y explotación de hidrocarburos, caracterización de yacimientos, operaciones, supervisión y gerencia.

A la fecha cuenta con 42 años de experiencia en actividades  de exploración, explotación y gerencia: 27 años en Venezuela y 15 años en México, en las especialidades de geología, estudios integrados, exploración y explotación de yacimientos, dirección de equipos multidisciplinarios y gerencia de activos de explotación en las cuencas de Occidente y Oriente de Venezuela y en las cuencas de Sabinas, Tampico-Misantla y Burgos  en México.