Reflexiones colombo-venezolanas


 

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Jorge Zajia

Jorge Zajia | Editor in Chief

Nos permitimos reeditar el editorial publicado, con ese título, en Junio del 2012, Petroleum 269, donde ya se veían el impulso de la producción de petróleo de Brasil y Colombia, país este que en ese momento era el destino mas atractivo de las inversiones para la explotación de los hidrocarburos, y se avizoraba la declinación de la producción de México y Venezuela; las cuales, siete años después, están en caída libre; dramáticamente en este último país, que además de poseer una de las reservas de crudo más grandes del mundo, se anotaba hasta hace poco, entre los cinco mayores productores del orbe, con una producción que rozó los 3.5 MMbpd y que hoy no se sabe si está por encima o por debajo del medio millón de barriles por día.

En ese momento no se sospechaba que Argentina y sus yacimientos no convencionales de Vaca Muerta, se iba a convertir dentro de muy poco tiempo en uno de los mayores productores de gas. Guyana, el casi despoblado país al occidente de Venezuela, también se proyecta para una producción por encima del millón de bpd en unos pocos años, gracias a sus recientes descubrimientos en sus aguas del océano Atlántico…. Y que Colombia iba a desplazar a Venezuela como segundo exportador de crudo a Estados Unidos.

Venezuela, que está en los albores de cambiar su situación política y se prepara para rescatar su rol como importante productor de petróleo y gas, va a introducir una variable muy importante en la forma tradicional de realizar la explotación petrolera; pues, en un escenario de abundancia del preciado carburante, que irremediablemente presionará sus precios hacia la baja, se imponen otras formas de hacer negocio, que ya no será a costa de la renta petrolera para los grandes productores, sino al uso de energía para transformarla en bienes de capital.

Los invitamos a leer ese editorial y luego más adelante, en próximas entregas de Petroleum, seguiremos hablando de este tema que nos apasiona y tiene mucho interés para quienes vivimos del petróleo.

Petroleum 269-Junio 2012

Venezuela, con una gran ventaja, sigue siendo el país petrolero más importante de América Latina, por encima de México, que realiza grandes esfuerzos e inversiones por revertir la declinación acelerada de su producción, y Brasil, que gracias a sus acertadas y agresivas políticas en exploración y producción, está a muy pocos años de alcanzar a Venezuela en el sitial de honor como el mayor productor de petróleo de la región.

Pero hay un país que poco a poco, a fuerza de tesón y sin complejos, ha ido emergiendo como el destino más atractivo para la inversión petrolera en América del Sur: Colombia. Dos noticias recientes llaman poderosamente la atención de quienes se dedican con afán a la explotación de las fuentes del preciado oro negro: una es que el envío de crudos a Estados Unidos

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por parte de Ecopetrol se ha incrementado en 300.000 bpd en los últimos cinco años; y la otra es que la pujante petrolera estatal colombiana durante 2011 dobló las utilidades netas de su par venezolana, al registrar 8.3 billones de dólares, en comparación con los 4.4 reportados por Pdvsa, que obtuvo unos ingresos totales de 124.7 billones, contra los 30.4 billones que registró Ecopetrol. Las utilidades de Pdvsa fueron de ese orden –sensiblemente menores– debido a la carga impositiva a la que está sometida la empresa venezolana por los traspasos tributarios, los aportes al Fondo de Desarrollo Nacional, al gasto social y los elevados intereses de su deuda financiera, la cual en cinco años creció 1.097%, ubicándose en 34.8 billones de dólares al cierre del 2011, según lo reportan informaciones de prensa que citan un estudio realizado por la firma Ecoanalítica.

Todos los análisis destacan que Venezuela continúa siendo un país muy atractivo para la inversión petrolera por su potencial de producción, su infraestructura, su cultura petrolera centenaria y las cuantiosas reservas del campo Faja del Orinoco, consideradas las reservas de crudos pesados y extra pesados más grandes del orbe. Pero sus pobres resultados económicos se deben a la alta inflación, el elevado desempleo y las políticas públicas que no promueven la captación de capitales nacionales y extranjeros.

Por su parte, los expertos reconocen que Colombia es un país con petróleo, con mucho más reservas probables de las que reflejan las cifras oficiales, en virtud de la relativamente poca exploración de su territorio, pues de las 23 cuencas sedimentarias que tiene, solamente tres han sido medianamente exploradas. Lo que sí no es Colombia, todavía, es un país petrolero.

El Libertador Simón Bolívar, premonitoriamente sentenció: “Venezuela es un cuartel, Colombia una universidad y Ecuador un convento”. Con el transcurrir de los años estas palabras se han hecho más ciertas; por eso es que hoy constatamos cómo Colombia, sin tener experiencia ni pericia en materia de explotación integral de los hidrocarburos, gracias a la preparación académica y profesional de su gente, de la noche a la mañana ha dado un giro de 180 grados. También vemos que para contar con generosos volúmenes de petróleo y gas, su dirigencia política y empresarial ha implementado rápidamente acciones que le permitan monetizar en el corto plazo esa riqueza guardada en las entrañas del subsuelo.

Los primeros resultados se pueden palpar real y objetivamente, avizorándose un futuro brillante en la explotación masiva de sus fuentes de hidrocarburos. El país está huérfano de facilidades e infraestructuras para el almacenamiento y transporte de crudos; pero es una cuestión de tiempo e inversiones. El mismo aceite negro proveerá todo el dinero necesario para el desarrollo en grande de una industria petrolera poderosa, capaz de colocarse entre las más grandes del mundo.

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