Jorge Zajia“Difícil e imposible comprenderlos. Pero los hechos son testarudos e implacables. Son tan torpes que hasta ellos mismos comienzan a reconocerlo públicamente. Después de 17 años en el poder, luego de gastar cerca de 800 mil millones de dólares en barajitas y espejitos, el nobel ministro de Industrias Básicas, Socialistas y Estratégicas, Juan Arias, acaba de calificar el 2016 como un año «terrible» para las empresas básicas de Guayana” (Damian Pratt, especialista en la realidad de Guayana).

Con esas mismas palabras podríamos describir la situación de quiebra moral y económica que sufre Petróleos de Venezuela, cuya realidad inocultable, que está a la vista de todos, fue reconocida públicamente por el propio Presidente de la República durante una asamblea de trabajadores convocada para designar a nuevos miembros de su Junta Directiva, donde no ahorró palabras (sintetizadas en el epígrafe de esta nota editorial), para señalar los males que aquejan “…y que tenemos que sanar” a la otrora empresa petrolera de clase mundial, hoy herida, víctima de la ineficiencia operacional y la corrupción administrativa.

La actitud asumida por el Presidente Nicolás Maduro es digna de ser respaldada por todos, pues sabido es que un acertado diagnóstico, libre de dogmas y subjetivismo, sin complejos de ningún tipo, es la condición necesaria para solucionar los problemas y el de Pdvsa es de dimensiones catastróficas. De su buena salud, de su buen desempeño económico, depende a su vez la salud de la nación venezolana que se ha jugado su destino a la única carta del petróleo, con el cual, dicho sea de nuevo, la Providencia saturó su subsuelo con desmedida generosidad.

En este mismo espacio hemos hecho referencia en varias oportunidades al trabajo de investigación realizado por Marcela Ibarra Gallegos, “Resultados de Operación 2012” publicado en la revista trimestral VISIÓN Estratégica, órgano informativo de la Región Marina Suroeste de Pemex E&P (Año 6, Vol. 4, Febrero 2003), donde la profesional mexicana publica el resultado de un estudio donde analiza el comportamiento de las principales empresas petroleras del mundo, incluyendo a Pemex, para compararlos con los resultados del desempeño de la Región Marina Suroeste de la estatal mexicana.

Ese estudio, sin editarlo, lo publicamos completo en las páginas 26 y siguientes de esta edición de Petroleum. Allí podemos apreciar con lujo de detalles la compañía petrolera de clase mundial que era Pdvsa a principio del Siglo XXI, a luz de un estudio objetivo y libre de cualquier sospecha de manipulación o alteración de los resultados, que no persigue favorecer a ninguna empresa en particular, sino mostrar objetivamente sus indicadores de desempeño en función de los costos de descubrimiento, desarrollo, extracción y producción. Lo invitamos a leer ese trabajo, apreciado lector y colega, con mentalidad abierta y proactiva, para que conozca cómo era esa Pdvsa en los tiempos de lo que se ha dado por llamar la “4ta. República” y cómo es ahora a la luz de su comportamiento público y notorio, desplazada del sitio de honor que ocupó hasta hace un poco más de una década.

“Es de sabios rectificar” y nunca es tarde cuando la dicha llega. La prosperidad y la fortaleza de la región dependen en grado supremo del desempeño de la industria petrolera más importante de América Latina. Ya han pasado dos meses desde aquel 31 de Enero cuando el Presidente Maduro llamó de viva voz –a todo gañote-, “a curar las heridas económicas y morales de la industria petrolera nacional”; por eso ya no hay excusas ni espacio para las posiciones ideológicas del pasado, que han traído ruina y miseria en nombre de la justicia social y trabajar con seriedad y eficiencia para reflotar a Pdvsa.