Operación Libertad

 

Jorge Zajia

Jorge Zajia | Editor in Chief

Venezuela amaneció hoy encendida, respirando aires de libertad: Juan Guaidó, Presidente de la República, y el líder del Partido Político Voluntad Popular, madrugaron en el Distribuidor Altamira, un ícono de Caracas, frente a la Base Aérea La Carlota, al frente de un importante contingente de la Guardia Nacional, fuertemente armados y bien apertrechados, anunciando la Operación Libertad que, en una primera fase, va a iniciar el proceso del cese de la usurpación de quienes de forma ilegal, y por demás cruel, detentan el gobierno en Venezuela.

Ante este hecho tan importante, que repercute con fuerza no solamente en el país, sino en toda América y el mundo, hemos desechado la Nota Editorial de hoy, para advertirle a quienes han estado esperando el momento que se produzca un cambio político en ese país para participar decididamente en su reconstrucción, con el aporte de tecnología y dinero, que ya ha llegado la hora y que quienes primero tomen la iniciativa, les tocará participar de los negocios que se van a generar y de la gloria de contribuir con el desarrollo de esta gran nación y con el bienestar y la calidad de vida de sus ciudadanos.

Desde contribuir con la necesaria e inmediata ayuda humanitaria, en esta transición que se inicia hoy se deben implementar de inmediato las estrategias para el restablecimiento de las instituciones del Estado, el cambio económico y acometer la reconstrucción de toda la infraestructura física y su planta comercial e industrial, donde el sector clave es su industria petrolera.

La industria petrolera venezolana hasta hace muy poco tiempo era una de las más importantes del mundo, en base a su desarrollo tecnológico y sus niveles de producción, y estatal venezolana, Pdvsa, ocupaba el segundo lugar entre las grandes compañías del mundo, solamente superada por Saudí Aramco. Es redundante describir el estado en el que se encuentra actualmente Pdvsa. Una empresa petrolera que hace menos de dos décadas producía casi tres millones de barriles diarios de petróleo equivalente y que hoy a duras penas supera el medio millón de bpd, habla por si sola sobre su condición actual, la cual es producto de la corrupción y la ineptitud de quienes la han dirigido.

Profesionales petroleros venezolanos, de todas las especialidades, dentro y fuera de Venezuela, desde hace bastante tiempo se encuentran estudiando un amplio rango de posibilidades para e una manera objetivas y realista, detener la declinación sostenida de la producción y paulatinamente, a bajo costo, en el corto y mediano plazo incrementar su nivel. Lo mismo se ha estado haciendo con todos los eslabones de la cadena de la explotación de los hidrocarburos, desde los yacimientos hasta el tanque de gasolina de su vehículo.

Los expertos no se han quedado allí. También han analizado y estudiado los desafíos y sus riesgos de la tecnología y las inversiones a los que tendrán que enfrentarse para restaurar a largo plazo los niveles de producción, refinación y de mercadeo internacional.

Sobre la mesa está la incógnita de los recursos humanos capacitados para acometer esa tarea con eficiencia. Esto que pudiera parecer una limitación difícil de sortear, puede ser muy sencillo de resolver, porque Venezuela tiene una experiencia de más de 100 años de explotación petrolera, y esa experiencia cuenta y está disponible, al igual que le de cientos de miles de profesionales del petróleo que están en la búsqueda de oportunidades de trabajo, dado los recientes despidos de la industria petrolera a nivel mundial. En fin esto tampoco es un problema insalvable.

El nuevo gobierno de la Venezuela, desde su etapa de transición, debe avocarse de inmediato a rescatar su industria petrolera. Nadie dice que será fácil, rápido y barato; pero tampoco es imposible realizarlo en los términos deseados, sobretodo que todos los países después de una crisis que los destruye, emergen con nuevas fuerza hacia la modernidad….Y esa Tierra de Gracia, la rica y generosa Pequeña Venecia, la bendecida por Dios, será el mejor ejemplo de la reconstrucción de una nación.