Los tiempos

están cambiando*


 

Jorge Zajia

Jorge Zajia | Editor in Chief

Nuevamente se ciernen sobre el horizonte los negros nubarrones de la incertidumbre económica. Apenas hace tres semanas – la primera de Agosto – los expertos que se ocupan del tema energético opinaban que el sector se ha “re-energizado” y que muchas compañías están aumentado nuevamente su cuota de empleos, pero que esta recuperación es dispersa y esporádica y en gran medida viene a “trancas y barrancas”.

No es un capricho que hayamos escogido esta apreciación para tratar de comprender qué es lo que está pasando en la industria petrolera mundial y cómo su comportamiento incide en la economía global y, por ende, en las expectativas de progreso de la humanidad, lo cual, más que un simple deseo o una genuina aspiración, es un instinto incontrolable que mueve al sentimiento humano en procura de lograr una mejor calidad de vida y la suma máxima de bienestar y felicidad.

Por ello, reaccionamos con angustia ante las opiniones de uno y otro signo que hablan de la situación de la economía y del ¿cómo está la “cosa”?, que se ha  convertido en un saludo generalizado que busca respuestas que nadie puede dar; pues cuando todavía está fresca la tinta en los medios que transmiten informaciones alentadoras, se difunden otras de signo contrario, que indican que la recesión se encuentra en pleno desarrollo y que aún no ha tocado fondo.

Al igual que en el dilema de la gallina y el huevo – que para la gran mayoría primero fue la gallina -, no cabe duda que la baja en la actividad económica arrastra consigo los precios de la energía y con ello los precios del petróleo y el gas natural. Pero también es una realidad, que se vive y se sufre en carne propia, que la caída de los precios de los combustibles fósiles, inciden negativamente en la industria más potente del mundo y con ello se afecta hasta los ingresos del “barbero de la esquina”, pues sus clientes han quedado cesantes, sin empleo, y ya no pueden tan siquiera pagar un corte de cabello.

Dándole vueltas al asunto, tratando de resolver la ecuación de la crisis actual que está resquebrajando los cimientos sobre los cuales se sustenta la economía mundial, nos atrevemos a afirmar que el catalizador que está acelerando la recesión mundial es el cambio de paradigma que se está produciendo en la forma de hacer negocios, a todos los niveles, en el mundo hoy día.

Este cambio genera una contracción relacionada directamente con la forma más eficiente y productiva de utilizar los recursos humanos y materiales y, así como la tecnología ha incidido decididamente en la reducción de costos, la nueva realidad ha inducido a tomar conciencia para un mejor aprovechamiento del intelecto y la fuerza laboral del hombre y en la optimización de las inversiones monetarias.

El tema es muy amplio y este espacio es corto para tratarlo siquiera someramente. Solamente queremos dejar esta inquietud en el ambiente, que –cierta o falsa- nos ayude a entender mejor la situación que estamos viviendo, en aras de lograr su ansiada solución.

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*Editorial publicado, hace una década, en Petroleum248/Septiembre 2010