Los recursos humanos en la industria petrolera

 

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Jorge Zajia

Jorge Zajia | Editor in Chief

La crisis que generó la abrupta caída del precio del petróleo a mediados del 2014, tuvo todas las características de una tragedia mundial, en cuanto a lo que a la pérdida del empleo se refiere y aunque en la práctica todos los sectores involucrados directa e indirectamente en el negocio, se vieron severamente afectados por la situación, que impactó a las empresas de servicios y bienes de capital, y en menor grado a las compañías explotadoras de hidrocarburos.

Las empresas de servicios y suplidoras de equipos y productos grandes, medianas y pequeñas que viven de la actividad petrolera, han liquidado una cantidad significativa de su capital más valioso que son sus recursos humanos altamente entrenados y calificados para tareas muy específicas y, por ello, será muy difícil sustituirlos cuando la situación se revierta y se vuelvan a requerir los servicios de estos profesionales.

En aras de bajar los costos de sus operaciones ante la caída de sus ventas y sin detenerse a analizar que, a riesgo de lo que le depare el porvenir a la industria petrolera mundial, bien valdría la pena ponerse a pensar qué es más conveniente para el negocio: sacrificar su personal o sus ganancias; que dicho sea de paso, estás eran exageradamente cuantiosas, favorecidas y arrastradas por los altos precios que registraron los hidrocarburos durante diez años seguidos, desde mediados de la década pasada y tan solo interrumpidos brevemente a finales del 2008. Estas ganancias fabulosas y exageradas bien podrían haber sido objeto de unos recortes y ajustes, sin afectar sensiblemente los bolsillos y los beneficios reales de sus propietarios y accionistas.

Paralelamente, un número importante de compañías en virtud de su experiencia y pericia centenaria en la explotación petrolera, que saben que esta situación, al igual que la de precios altos, es transitoria -no estructural- y que, por lógica natural y sentido de la oportunidad, intuyeron que los buenos y mejores tiempos del petróleo están por venir. Esas son las empresas que obtienen provecho de las dificultades y que en tiempos de crisis sobreviven. Y es en ese escenario donde el dinero sobra y lo que realmente cuenta es el talento humano especializado, siempre muy escaso en esta actividad de buscar y producir los hidrocarburos.

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Quienes continúan pensando con el bolsillo y no con la cabeza, están en riesgo inminente de perder posiciones en el mercado, ahora cuando se está normalizando la industria petrolera a nivel mundial y las proyecciones apuntan a que este será un negocio más estable y también más duradero en el tiempo, que lo que pronostican quienes aseguran que el petróleo tiene sus días contados.

“Pan para hoy y hambre para mañana”. Hemos copiado esta frase, extraída del saber popular, con la intención de sacudir la inteligencia de las mujeres y hombres que tejen los hilos del desarrollo de ésta, nuestra industria petrolera, para exhortarlos a que piensen en la posibilidad cierta que ahora es cuando empieza de verdad lo que con justicia y tino se podría llamar el siglo del petróleo; un energético fabuloso, de fácil manejo, un contaminante no peligroso y controlable, seguro, abundante y barato, lo cual coadyuva a incrementar indeteniblemente su presencia dentro del cuadro del consumo de energía mundial y a desplazar a otras fuentes más ineficientes y menos nobles.

Los expertos que ejercen influencia en la opinión pública, en general, coinciden en afirmar que ciertamente la industria petrolera estuvo en capacidad de resistir ese colapso del precio del crudo y que hoy en día es evidente que el suministro abundante de petróleo y gas que, por ejemplo, experimenta Estados Unidos, es el resultado del desarrollo acelerado de nuevas tecnologías, lo cual ha sido posible porque se ha contando con la inteligencia y el talento humano necesario para ello; por lo que recurrir a las soluciones ortodoxas del pasado del despido masivo de personal calificado para encarar la crisis, no es más que cortar el hilo por lo más delgado para solucionar la situación de baja facturación.

Para decirlo en palabras sencillas y directas, y con mucho optimismo, ahora que se aquietan las pasiones y ha cedido la turbulencia que produjo el pánico de la caída o ajuste de los precios, los dueños genuinos del negocio, están tomando de nuevo el control de sus empresas para incrementar notablemente, en el corto plazo, la producción de petróleo y gas; pues además, en un ambiente de precios bajos, una opción es producir el doble y vender a la mitad del precio… y para tener éxito en ese escenario, el recurso humano especializado, preparado, entrenando y bien remunerado, es la clave.

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