Los precios del petróleo: sus tipos y su desarrollo histórico

Por: Ernesto Fronjosa Lasalle   Geol., MEng., DrCSH | Profesor Titular / Investigador | Universidad Metropolitana | Caracas, Venezuela

CITAR COMO: FRONJOSA L., Ernesto (2018). Los precios del petróleo: Sus tipos y su desarrollo histórico. Cuadernos Unimetanos. Universidad Metropolitana. Año XIII. No 40. Septiembre 2018. pp. 38-44.

 

RESUMEN

Por la importancia económica del petróleo a nivel global, la comprensión y el seguimiento de sus precios es de absoluta relevancia dentro del comercio y la economía internacional. Sin embargo, lo que se entiende por “los precios del petróleo”, no es algo que mucha gente comprenda con toda claridad, ni ha sido siempre lo mismo. La forma de definirlos, la manera como se estructuran, incluso sus tipos, han variado considerablemente a lo largo de la historia de la industria, dependiendo fundamentalmente de los grupos que en un momento dado controlan el mercado y de los mecanismos que estos grupos utilizan para operar en el mismo. Son cuatro las grandes etapas en las cuales se puede dividir la historia de estos cambios, aunque tal vez es válido afirmar que en el momento presente estamos inmersos en el desarrollo de una quinta de estas etapas.

PALABRAS CLAVE:.

Precios del petróleo, mercado petrolero, empresas petroleras multinacionales, OPEP

INTRODUCCIÓN:

Siendo el petróleo la mayor fuente de energía del mundo moderno, el comercio de este material es el negocio de mayor magnitud que se ha desarrollado en toda la historia de la humanidad, tanto por el volumen negociado como por su valor económico. En cuanto al volumen, el petróleo representa actualmente el treinta por ciento (30 %) del transporte marítimo mundial, el cual, a su vez, constituye el noventa por ciento (90 %) del transporte global de mercancías1. Fronjosa (2018) menciona que:

Los productos que siguen en importancia al petróleo en el tráfico marítimo mundial, son el mineral de hierro, con un diecisiete por ciento (17 %) y el agregado de las diferentes variedades de granos (trigo, sorgo, café, maíz,…) que acumulan el catorce por ciento (14 %) del movimiento total del comercio mundial. (p. 61-62).

Con referencia a los fondos que se manejan en este negocio, cabe mencionar el hecho de que existen países cuya economía depende únicamente de los volúmenes exportados de este producto. Estos países, aún siendo exclusivamente mono productores, poseen un PIB que supera al de otras naciones con economías mucho más diversificadas. De manera complementaria, para los países que deben importar esta materia prima, este rubro representa una carga considerable para su economía. Dentro del contexto de Arora et. al. (2016) se pueden llegar a sintetizar los siguientes datos: Los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD por sus siglas en inglés: Organitzation for Cooperation and Economic Development), en la cual se agrupan las economías más desarrolladas del planeta, llevan a cabo el 50 % de las importaciones de crudo a nivel mundial, esto representa, en promedio, el 5 % de su PIB. Sin embargo, la totalidad del comercio de petróleo en el mundo, representa el 11 % del PIB global. De allí se concluye que para la mayoría de los países menos desarrollados, no pertenecientes por tanto a la OECD, la carga sobre su PIB tiene que ser considerablemente onerosa para pasar de un PIB promedio del 5 % al 11 %. Como un detalle anecdótico, permítasenos mencionar que todo el oro llevado a España desde América en los siglos XVI y XVII, a los precios actuales de ambas mercancías, el petróleo y el oro, representan únicamente alrededor de un año y medio del valor del comercio petrolero actual.

Visto todo lo anterior, resulta evidente, que debido al impacto de los ingresos petroleros para los exportadores y de los egresos de los importadores, el conocimiento de todo lo relativo a los precios de dicho producto es un elemento de vital importancia tanto para quienes participan directamente en este mercado, como para los actores de otras actividades económicas que, directa o indirectamente, pudieran verse afectados por dichos precios. Importancia que se manifiesta, incluso, para quienes dichos precios son, simplemente, un elemento de una lógica curiosidad. Entre las personas y grupos interesados se incluyen actores tales como diferentes gobiernos, distintas empresas y una gran cantidad de particulares.

El tema de los precios del petróleo es, pues, uno de los tópicos de mayor relevancia en la economía y en el mundo de los negocios a nivel global. Sin embargo, dicho tema posee unas características que frecuentemente dificultan la obtención de esa información. En las noticias relacionadas con el tema, aparecen una considerable variedad de términos cuya definición, significado, la forma como se constituyen y la vigencia que los mismos puedan tener en un determinado momento, son desconocidos para muchas de las personas interesadas en dicha información. Así, entre otros, en diferentes momentos se ha hablado de precios de cotización y de valores de realización, o de valores de referencia y de precios ocasionales o de precios a futuro…

El objetivo de este trabajo es presentar las diferentes denominaciones que aparecen al hablar de los precios del petróleo en las distintas etapas de la historia de la industria, desde los primeros tiempos de la misma hasta el momento presente. Igualmente, explicar cuáles han sido, en cada momento, los elementos utilizados para definir dichos precios y la influencia que los mismos han ejercido en el negocio global en cada uno de esas etapas histricas.

Para cumplir con el objetivo planteado es necesario apuntar en primer lugar que, como sucede con cualquier otra mercancía, las diferencias en las propiedades de los distintos crudos así como las condiciones del mercado, dan lugar a variaciones en los precios, a los cuales se comercializa el petróleo. La oferta y la demanda de cada crudo, su gravedad2, los costos de producción, el valor de los fletes para transportarlo, las variaciones de tipo estacional en la demanda, así como los inventarios existentes en un sitio y en un momento determinado, son algunas de las causas que dan origen a las mencionada fluctuaciones en los precios de los distintos crudos. Sin embargo, independientemente de estos factores fundamentales en el caso de cualquier mercancía, a lo largo de la historia se ha hablado, en el caso del petróleo, de diferentes tipos de precios. Estas diferentes denominaciones, dependen más bien de factores ajenos a los aspectos fundamentales mencionados. Las mismas dependen de elementos tales como las relaciones de poder entre los grandes grupos que participan en el mercado. De este modo, a los fines del objetivo planteado, son cuatro, tal vez cinco, las etapas en las cuales se puede dividir la historia de la industria petrolera a nivel global.

Por alrededor de unos setenta años a partir de sus inicios, el desarrollo de los precios fue dictado casi exclusivamente por las condiciones de oferta y demanda del mercado. Por otra parte, sin embargo, no existían los mecanismos legales para evitar prácticas fraudulentas, frecuentes en aquella época, y la formación de monopolios. En una segunda etapa, un relativamente reducido grupo de las grandes empresas que participaban en el mercado, conformaron una especie de oligopolio consistente en la aplicación de mecanismos de consultas que les permitía, de manera concertada, controlar el mercado en base a los precios de oferta que ellas mismas establecían. La tercera de estas etapas es la que se desarrolla a partir de la fundación de la OPEP, organización constituida por lo principales países productores. Esta organización pasa a controlar los precios del mercado, mas no de manera directa sino a través de los volúmenes de la oferta, de la cual dicha organización representaba un muy importante porcentaje. Bajo el control del mercado por parte de la OPEP, se generan varios tipos de precios. Por una parte, una serie de valores de referencia para ciertos crudos basados en las estimaciones de algunas publicaciones especializadas. Por otra parte, aparecen los precios del mercado ocasional (spot), una modalidad comercial que se hizo posible en esta etapa al poder cualquier comprador comerciar directamente con los países productores. La dispersión en el mercado que esto originó, hizo que, en algunos casos, estos valores de referencia difirieran considerablemente de los valores de realización. Estos, por cierto, son tal vez la única denominación de los precios que no necesita aclaratorias adicionales. Por ellos se entiende, se ha entendido en todas las épocas, el precio al cual se cierra realmente cada transacción particular y es, por tanto, en cada caso, objeto de negociación entre las partes. No obstante, por supuesto, los precios de referencia siguieron teniendo una influencia determinante incluso, precisamente como eso, como referencia, dentro de las mencionadas negociaciones entre los involucrados.

La que pudiera considerarse como la última etapa de este proceso, es aquella en la cual los grandes refinadores tratan de evitar la incertidumbre que para ellos representan los valores de referencia de la de OPEP. Para ello, recurren, como un mecanismo para contar con unos precios de referencia más estables, a los valores establecidos por los contratos a futuro para el petróleo en diferentes bolsas de mercancías. El haber ignorado el carácter fuertemente especulativo de este mercado, ha dado origen a un efecto totalmente perverso: una enorme volatilidad y una mucho mayor incertidumbre en los valores de referencia resultantes. En el momento presente, da la impresión que nos encontramos en una nueva etapa que por los momentos luce bastante confusa. En ella, la estructura basada en los contratos a futuro convive con los precios de referencia de la OPEP que, a su vez, están asociados a acciones hasta cierto punto acordadas con otros países no miembros de esa organización, como es el caso de Rusia y China. A renglón seguido, vamos a revisar en algo más de detalle cada una de estas etapas, definiendo los diferentes tipos de precios y el fundamento de su configuración en cada una de las mismas.

UNA PRIMERA ETAPA: LA APARICIÓN DE LAS GRANDES EMPRESAS:

En la segunda mitad del siglo XIX, primero en el estado de Pennsylvania en los Estados Unidos (1859), luego en el mar Caspio, en el campo de Bakú (1880), se inicia la explotación del petróleo. Esta sustancia, era utilizada como materia prima para la obtención de kerosén, destinado a reemplazar el aceite de ballena en el alumbrado de las calles de las grandes ciudades del mundo. En el primero de esos sitios, los Estados Unidos, durante varias décadas, el desarrollo de la industria fue primordialmente autárquico. Aparecen nuevas regiones petrolíferas: Texas, Oklahoma, California, igualmente se constituyen nuevas empresas, unas por el desmembramiento de un gran monopolio, la Standard Oil Company, otras (Gulf Oil, The Texas Company —Texaco—), por la actividad asociada a la actividad en la costa del golfo de México en el estado de Texas.

El desarrollo que se inicia en Bakú, se extiende rápidamente hacia Rusia y, a través del mar Negro, al Mediterráneo. Algunos de los personajes asociados a esta actividad llegan, junto con otros ya residentes en ellas, a las islas de Sumatra y Borneo en el lejano oriente, donde se descubren nuevos yacimientos. Es un esfuerzo disperso y complejo que va dando origen a dos grandes empresas, la Shell Company inglesa y la Royal Dutch, de origen holandés. Estas dos empresas eventualmente se integran como una sola: la Royal Dutch Shell. Al mismo tiempo, un esfuerzo independiente en Persia, el actual Irán, da origen a la Anglo Persian Company, eventualmente la British Petroleum.

No obstante, a pesar de que el desarrollo de la industria en los Estados Unidos era fundamentalmente interno, John D. Rockefeller, fundador de la Standard Company, había establecido ya en 1866, una filial para exportar kerosén a Europa. Esta actividad se fue expandiendo paulatinamente y al final de la primera guerra mundial, el petróleo se había convertido ya, no sólo en la materia prima para la obtención de kerosén, si no, sobre todo, en el combustible indispensable para los motores de combustión interna. Antes de hacerse evidente el concepto de globalización, el petróleo aparece ya como un negocio netamente global. El negocio petrolero estaba, por otra parte, sujeto a unas condiciones de dura competencia, donde eran frecuentes las guerras de precios en diferentes mercados, así como el uso de tácticas no del todo lícitas para alcanzar el control de dichos mercados. Bajo este clima, el establecimiento de los precios era totalmente anárquico. Era ciertamente un mercado de libre competencia, en el cual, sin embargo, no existían unas reglas de juego ni los mecanismos jurídicos para proteger los derechos de los participantes. Los actores de este escenario eran siete grandes empresas que habían llegado a ser las que controlaban la totalidad del mercado petrolero y que se encontraban, como quedó dicho, involucradas en una destructiva y feroz competencia.

EL IMPERIO DE “LAS SIETE HERMANAS”:

Ante este escenario, los diferentes actores perciben la necesidad de establecer unos mecanismos de concertación que garanticen el recto funcionamiento del mercado. De este modo, Henri Deterding, Walter Teagle y Sir John Cadman, presidentes de la Royal Dutch Shell, de la Standard Oil de New Jersey3 y de la British Petroleum respectívamente, se reunieron en 1928 en el castillo de Achnacarry, en las tierras altas de Escocia. Como resultado de esta reunión, suscribieron una declaración de principios conocida como el “As is agreement” (“Acuerdo de tal como está” o de status quo) que fue posteriormente aceptado por las demás empresas. Entre sus puntos resaltantes destacaba, por ejemplo, la manera de repartir los incrementos de producción a los que diera lugar un aumento de la demanda en una determinada región. Esto se llevaría a cabo en función de la proporción del mercado que cada operador tuviera en ese sitio, de allí el nombre de “As is” (“Tal como está”). Esto aseguraba el control absoluto del mercado por parte de este oligopolio que vendría a ser conocido como “las siete hermanas” 4.

Bajo estas condiciones existía un mercado cautivo bajo el control del oligopolio constituido por estas compañías. Los precios eran establecidos de manera unilateral por cada una de las empresas que publicaba individualmente unos precios de cotización (posted prices) para los diferentes crudos que ofrecían. Estos precios de cotización eran, por supuesto, los valores de realización que se utilizaban en los contratos de compra – venta entre los oferentes, las empresas mismas, y los demandantes, sus clientes, que no tenían a otra fuente a la cual recurrir. Cuando las características de un determinado crudo no coincidían con los de otras empresas, los precios cotizados podían ser sometidos a mecanismos de consulta y eventual negociación con las demás compañías del grupo. Las empresas podían, de acuerdo a su criterio, darles descuentos sobre los precios de cotización a ciertos clientes.

Durante el período en el cual “las siete hermas” tenían el predominio del mercado, ocurre un evento de particular importancia: la aprobación de la Ley de Hidrocarburos de Venezuela del año 1943. Esté hecho, cuyo modelo rápidamente trascendió a otros países productores, principalmente los del Medio Oriente, que en ese momento estaban apareciendo en el escenario del mercado mundial del petróleo. Esta ley tuvo un notable impacto sobre los costos de operación de las empresas, elemento fundamental en la conformación de los precios. Hasta ese momento, las empresas simplemente pagaban a los países productores una especie de canon de arrendamiento a cambio del derecho a explotar las áreas geográficas que se les otorgaban en concesión. Las compañías extraían el crudo y disponían del mismo con absoluta libertad. El costo del crudo producido era simplemente el costo directo de la operación. El canon de arrendamiento era distribuido entre la totalidad del crudo producido de esa concesión a lo largo de todo el período de varias décadas de vigencia de la misma.

La Ley de Hidrocarburos de Venezuela del año 1943, establecía que las compañías debían pagar un impuesto sobre la renta derivada de los beneficios percibidos por la venta del crudo producido. De este modo, el acuerdo de concesión pasaba a ser un contrato de asociación en vez de un simple convenio de arrendamiento. El estado otorgante de la concesión pasaba a ser, a través del impuesto sobre la renta, partícipe de las ganancias de la empresa encargada de la explotación por concepto de la venta del petróleo. En el caso de Venezuela y de los países del Medio Oriente, la proporción inicialmente establecida para la repartición del beneficio de la venta del crudo entre las empresas y los gobiernos, se fijó a partes iguales, el acuerdo que llegó a ser popularmente conocido como el fifty-fifty.

Es evidente el impacto de la ley venezolana sobre el costo como elemento de configuración de los precios. Estos tuvieron que ser ajustados hacia arriba para compensar el margen de beneficio que perdían las empresas por efecto del impuesto sobre la renta a favor de las naciones de las cuales provenía la producción. Sin embargo, esto no se pudo llevar a cabo antes del final de la segunda guerra mundial en 1945. Durante la misma, existía un acuerdo entre los países aliados que establecía un valor constante para el petróleo, tomando como referencia el crudo West Texas Intermediate (WTI), cuyo precio se fijó en $ 1,19 por barril5 FOB Houston. Después de la guerra, sin embargo, continuó el absoluto control del mercado por parte de las siete hermanas. Este control más bien tendió a incrementarse al desaparecer de los mercados, durante la guerra fría, su único aunque modesto competidor: la Unión Soviética. Por otra parte, como resultado de la Ley de Hidrocarburos de Venezuela del año 1943, el ingreso fiscal pasó a tener una altísima importancia en la economía de los países productores. Dicho ingreso fiscal, era evidentemente proporcional a los posted prices. La fijación de dichos valores de cotización afectaba por tanto, de manera directa, el mencionado ingreso percibido por esos países.

SURGIMIENTO Y PAPEL DETERMINANTE DE LA OPEP:

A pesar del férreo control del mercado por parte de las empresas petroleras multinacionales, durante la década de los cincuenta del siglo pasado, comienzan a aparecer una serie de hechos, que si bien fueron adecuadamente manejados por estas, parecen apuntar hacia un posible deterioro de su control sobre el mercado petrolero mundial. Entre estos episodios cabe mencionar el intento de nacionalización de la Anglo-Persian en Irán por el Primer Ministro Mohammad Mossadegh en 1951, el regreso de la Unión Soviética a los mercados en 1955 tratando de apuntalar su marcadamente deteriorado PIB y la crisis del canal de Suez al año siguiente. En 1958, a la caída de la dictadura de Pérez Jiménez en Venezuela, el presidente Edgar Sanabria rompe la ya tradicional proporción del 50 – 50 en el reparto de las utilidades de la venta del crudo entre las empresas y el gobierno al modificar la Ley del Impuesto sobre la Renta de modo que llevó dicha distribución a un 60 – 40 a favor de la nación venezolana.

Del mismo modo, en esa época, aparecen una serie de empresas petroleras estadounidenses de menor magnitud: Penzoil, Occidental, Sun Oil, Sinclair… y otras no americanas, como la italiana ENI y la francesa CFP, que comienzan a ejercer presión en los mercados. En 1959 se descubre petróleo en Libia y su gobierno, explícitamente, establece la prohibición de negociar cualquier tipo de asociación con las grandes multinacionales para favorecer a estas nuevas “menores independientes”. Los precios del mercado, sin embargo, continúan siendo los valores de cotización establecidos por las empresas. No había otros.

Ya hacia el final de la década ocurre un evento determinante, consecuencia de una serie de hechos fortuitos ocurridos durante un período de tiempo relativamente breve. Con el retorno de las tropas a los Estados Unidos al final de la segunda guerra mundial, las familias se habían lanzado masivamente a disfrutar de las carreteras, dando con ello origen a un crecimiento explosivo en la demanda de combustibles y lubricantes, productos derivados del petróleo. Para cubrir esta gigantesca demanda, durante los años siguientes se realizaron una cantidad de nuevas inversiones en capacidad de refinación. El volumen de estas inversiones fue de tal magnitud de tal magnitud, que llegó a producir en un determinado momento un absolutamente paradójico efecto: se llegó a generar una sobreoferta de productos refinados que había llegado a superar la ya enorme demanda. La consecuencia de ello, fue la necesidad de llevar a cabo una serie de ajustes hacia abajo de los precios de cotización, con el consiguiente efecto sobre los ingresos fiscales de los países productores. Estos países, que de un tiempo a esta parte habían venido sosteniendo reuniones informales de consulta, entre el 10 y el 14 de septiembre de 1960, en la ciudad de Bagdad, Irak, constituyeron la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Es necesario hacer notar que la historia de esta organización se divide en dos etapas perfectamente distinguibles. En una primera etapa, durante trece años a partir de su fundación en 1960, la OPEP no pretendió dominar el mercado ni dio origen a otros tipos de precios fuera de los ya tradicionales posted prices establecidos por las empresas. Durante esta etapa, el papel de la organización se limitó a negociar con las grandes multinacionales petroleras los preciso de cotización que las mismas iban a publicar.

Sin embargo, este esquema cambiaría radicalmente cuando el 6 de octubre de 1973 Egipto y Siria, durante la festividad religiosa judía del Yom Kippur, invaden sorpresivamente a Israel. Ante esta invasión, el estado judío contó para su defensa, de manera inmediata, con el apoyo de los Estados Unidos y otras potencias occidentales. Como reacción, los países árabes logran que el día 16 la OPEP incremente unilateralmente los precios del crudo en un setenta por ciento, y al día siguiente, estos países declaran un embargo petrolero contra las naciones que dieron su apoyo a Israel. El desabastecimiento producido por esta medida hizo que los precios del petróleo se cuadruplicaran. Así, por ejemplo, el crudo árabe liviano, que se utilizaba como precio de referencia para el mercado petrolero a nivel mundial, pasó de $ 2,91 por barril 5 a $ 11,65.

Desde ese momento, la OPEP, que contaba en conjunto con una participación en el mercado superior al sesenta por ciento, pasa a controlar la oferta a través del volumen total de producción. Este volumen total estaba compuesto por la suma de las cuotas de dicha producción asignada a cada uno de sus miembros. Son ahora los países de la OPEP quienes venden directamente sus crudos, tal como lo hacían anteriormente las multinacionales, mediante contratos conocidos como “de largo plazo”, aunque usualmente su duración era sólo de un año, pero generalmente renovables por varios períodos adicionales.

Un elemento importante al pasar la OPEP a controlar directamente el mercado, fue la posibilidad de llevar a cabo ventas ocasionales de tipo puntual a diferentes clientes. Aparece así una nueva modalidad en el mercado petrolero, el mercado ocasional (spot market), con unos precios que eran negociados en cada operación a través de corredores (traders) que se ocupan de dicha actividad. Para 1965 esta nueva modalidad de comercialización se había establecido con plena vigencia. Los precios de cotización publicados por las empresas han perdido todo sentido. Las empresas mismas pasan ahora a ser compradoras de petróleo en vez de vendedoras.

Los precios de realización, recordemos, los valores a los cuales realmente se lleva a cabo una determinad transacción, son ahora hasta cierto punto controlados mediante su influencia sobre el volumen de la oferta, por la OPEP y no por las grandes multinacionales. Esto tanto para los contratos a largo plazo, como para el mercado ocasional (spot) que acabamos de definir. La divulgación pública de los precios no era ya llevada a cabo de manera directa como sucedía en el caso de los posted prices. Dicha divulgación era ahora llevada a cabo mediante los llamados precios de referencia: unos valores estimados por un grupo de publicaciones especializadas (Platt’s Oilgram, Petroleum Inteligence Weekly,…) para ciertos crudos marcadores (benchmarks) con base al contacto diario de sus corresponsales con los actores del mercado ocasional de esos crudos en sus mercados naturales. Entre estos crudos marcadores cabe citar el ya mencionado West Texas Intermediate (WTI), referencia para el mercado de los Estados Unidos, y cuya información se obtenía a partir de las operaciones en el puerto de Houston. Otro crudo marcador fue el Brent del Mar del Norte, transado principalmente en el puerto de Ámsterdam, para el mercado europeo. Para determinar el precio de referencia de otros tipos de petróleo dentro del área natural del benchmark, se aplicaba una fórmula predeterminada que permitía calcular el diferencial de precios entre ambos crudos. Estas formulas tomaban en cuenta los elementos fundamentales mencionados anteriormente: la diferencia de gravedad API entre ambos crudos, los diferenciales de flete dependientes de las respectivas distancias, la estacionalidad y el nivel de inventarios del comprador durante la temporada alta, el invierno.

El nuevo sistema de precios de referencia, presentaba varias características propias de carácter positivo. Por una parte, al aparecer en publicaciones de amplia circulación, tenía una mucho mayor divulgación entre el público en general que los precios de cotización definidos por las empresas. Para acceder a estos, los interesados debían dirigirse con ese propósito, a las mencionadas compañías. Esta mayor divulgación pública los convertía en una útil referencia para los actores de otras actividades económicas que pudieran verse afectadas por las fluctuaciones de los precios del petróleo.

Por otra parte, sin embargo, para los refinadores de los grandes mercados, se había introducido un importante factor de incertidumbre en el cálculo del costo de sus insumos. Los precios de referencia de la OPEP distaban mucho de poseer el grado de absoluta certidumbre que tenían para ellos de los posted prices. El que los refinadores de los grandes mercados no contaran con el mencionado grado de certidumbre, afectaba también la fijación de los precios de sus productos a los consumidores finales de dichos mercados, los cuales solían verse afectados también por considerables fluctuaciones, con el consiguiente disgusto de esos consumidores a nivel de la estación de servicio.

Lo disperso que se ha vuelto el mercado en ese momento, hace que los valores de referencia, aunque siguen estando sólidamente establecidos como eso, como una referencia, en las negociaciones particulares para las transacciones reales entre diferentes entidades, presentan, sin embargo, una serie de elementos de incertidumbre adicional a la normalmente presente en este campo. Esto, de nuevo, es válido tanto para el mercado ocasional como para la firma de contratos a largo plazo o para la renovación de los mismos. Por otra parte, la aplicación de formulas para calcular el precio de otros crudos diferentes a los marcadores dentro de un determinado mercado natural constituye, para los refinadores, un elemento adicional de incertidumbre. Ellos alegan que son muchos los elementos que pueden introducir distorsiones en los términos de dichas ecuaciones. Por supuesto, nada como la seguridad de aquellos valores de cotización que fijaban las empresas productoras asociadas a ellos.

UN REMEDIO PEOR QUE LA ENFERMEDAD:

Como acabamos de mencionar, la incertidumbre generada para los refinadores de los grandes mercados, en su mayor parte refinerías propias de las grandes empresas multinacionales, por los precios de referencia de la OPEP, era un elemento verdaderamente molesto a la hora de determinar el costo de sus insumos. Por otra parte, este es el eslabón de la cadena donde suele generarse el mayor valor agregado para el conjunto del negocio. Posteriormente al acuerdo de Achnacarry, “las siete hermanas” establecían de forma más o menos concertada los precios de cotización para los diferentes crudos. Incluso, mediante variaciones en los precios de transferencia internos, podían brindar a las refinerías precios relativamente bajos y sujetos a muy poca volatilidad, a la vez que optimizaban la carga fiscal en los diferentes países productores.

Por otra parte, estos grandes refinadores tenían muy claro que no podían esperar ningún tipo de cooperación por parte de la OPEP para alcanzar alguna solución que permitiera alimentar sus refinerías a precios más predecibles. Resultaba evidente que cualquier solución a este problema debía encontrarse al margen de los países productores. El camino para ello parecía estar en lo que se puede considerar que fue el origen de un cuarto eslabón en la historia de la conformación de los precios del petróleo. Dicha solución consistió en utilizar los precios de los contratos a futuro para ciertos crudos marcadores cotizados en las bolsas de mercancías (commodities). La idea era que estos mercados, según Verleger (1984):

Ofrecen a los consumidores, refinadores y productores la oportunidad de comprar o vender por adelantado con la finalidad de minimizar su riesgo financiero. De hecho, el desarrollo de un mercado de contratos a futuro, es la única respuesta al cambio estructural de la industria petrolera que puede llevarse a cabo sin la cooperación de los países exportadores de petróleo (p. 122).

De este modo en marzo de 1983, se empezaron a cotizar contratos a futuro para el crudo WTI (West Texas Intermediate) en el Chicago Board of Trade (CBT) y en el New York Mercantile Exchange (NYMEX). El precio por barril 5 del petróleo WTI de acuerdo a estos contratos, servía como referencia para los crudos de los Estados Unidos y el área del Caribe. Igualmente en junio de 1988 se comenzaron a cotizar este tipo de contratos en el ICE Futures de la ciudad de Atlanta, en los Estados Unidos, y el International Petroleum Exchange (IPE) de Londres para el crudo Brent del Mar del Norte. Estas cotizaciones servirían de referencia para el mercado europeo.  Hoy en día volúmenes menores de petróleo Brent se cotizan también en Nueva York y Singapur. El valor del petróleo árabe liviano, al que siempre se le había dado un carácter referencial, sigue siendo utilizado de manera formal, de acuerdo a su cotización en el mercado de Londres como el crudo de referencia para el Medio Oriente. El crudo Dubai, es utilizado como referencia para la región de Asia-Pacífico y sus contratos se cotizan en el Singapore International Monetary Exchange (SIMEX) y en el NYMEX.

Ciertamente, estos contratos, por el alto volumen de transacciones a los que se ven sujetos, parecen ofrecer una garantía de las condiciones del mercado. Sin embargo, con ello se ignora que se trata de un mercado de naturaleza totalmente distinta. Por primera vez en la historia, los precios dejan de estar vinculados a un análisis fundamental y pasan a estar relacionados con un análisis técnico. En el primer caso, los precios dependen de los elementos propios de la materia prima objeto de las transacciones que ya hemos mencionado en dos oportunidades: la oferta y la demanda del petróleo mismo, su gravedad, los fletes de transporte, la estacionalidad, el nivel de inventarios,… En el segundo caso, están determinados por los patrones a que dan lugar los gráficos de las estadísticas de la historia de los movimientos de los precios de los documentos que se negocian en las bolsas de valores o de mercancías. Entre ellos cabe citar el valor históricamente máximo y mínimos de los precios, el nivel a los que se producen puntos de inflexión en las curvas, ciertos patrones en el desarrollo de las mismas (“cabeza y hombros”, patrones de refuerzo, “montes y valles”,…), el efecto estimado de los eventos geopolíticos y ambientales sobre el precio del petróleo, la competencia de otros mercados que en un momento dado parecieran ofrecer un retorno más atractivo, el efecto estimado de las noticias de prensa y la reacción que ante las mismas se piensa que pudieran tener otros actores del mercado.

Evidentemente esto es así, pues el objetivo de los actores en los mercados de valores o mercancías es netamente especulativo, razón por la cual, tal como se dijo, estos mercados presentan un alto volumen de transacciones. Los intermediarios (traders) que operan en los mismos, así como sus clientes, no tienen ningún interés en tomar posesión física del petróleo, sino de aprovechar las oportunidades de comprar barato y vender caro de los papeles que se ofrecen en estos mercados. La cantidad de estos llamados “barriles de papel” que se transan diariamente en los mercados de contratos a futuro superan ampliamente la producción física real de petróleo a nivel mundial. Como un ejemplo de ello, solamente en el NYMEX se transan diariamente alrededor de 150 millones de barriles5, casi el doble del volumen realmente negociado de crudo a nivel mundial6, que está en el orden de los 90 millones de barriles diarios. Por lo general, se estima que, usualmente, el volumen de crudo negociado a través de contratos a futuro en las bolsas de mercancías a nivel mundial, se encuentra en alrededor de tres veces la producción física real de petróleo. Adicionalmente, este alto volumen de transacciones, que en principio se consideraba como algo deseable, viene, por su carácter especulativo, acompañada por una altísima volatilidad. Es precisamente debido a ello, que en el año 2004 se produjo un repunte en esos pecios “del petróleo”, que llegaron a una cifra sin precedentes de 130 dólares por barril, para luego, en 2014, iniciarse un desplome que llevó dichos precios a caer, en febrero de 2016, a alrededor de los 32 dólares por barril7.

Evidentemente, el remedio de utilizar el precio de los contratos a futuro como indicadores del precio del petróleo para contrarrestar las fluctuaciones propias de los valores de referencia de la OPEP, ha terminado siendo peor que la enfermedad de aceptar el nivel de incertidumbre originada por dichos precios de referencia derivados de los niveles de la oferta controlado por esa organización.

SITUACIÓN ACTUAL: UN RIO VERDADERAMENTE REVUELTO:

En los actuales momentos, los operadores del mercado, continúan cotizando el valor de sus transacciones reales con base en el precio de los contratos a futuro de los diferentes crudos de referencia para los distintos mercado del mundo. Sin embargo, desde el primero de enero de 1987, la OPEP continúa publicando, ahora por su cuenta, una serie de precios de referencia basados en su producción total que, como ya dijimos, es la sumatoria de las cuotas asignadas a cada uno de sus miembros. No obstante, esta aproximación de la organización de países exportadores, no es exactamente lo que solía ser. Por una parte, como hemos dicho, los precios son publicados por la organización misma, podría pensarse que de manera similar a los precios de cotización, que en su época, publicaban las grandes multinacionales. Esto, sin embargo, tampoco es así, la OPEP publica unos precios que están fuertemente influenciados por las condiciones del mercado, y no al revés, como era el caso de los posted prices que publicaban “las siete hermanas”, que eran los que dictaban los niveles de precio del mercado mundial.

Por otra parte, el conjunto de precios reportados por la OPEP, que son los que aparecen más frecuentemente en los medios de comunicación, no se presentan por separado, sino que están consolidados en una sola cifra, la llamada “cesta OPEP”. Esta no es más que la media aritmética del precio de quince de los crudos producidos por la organización8. Cifra única que es la que se toma como referencia y que, como hemos dicho, es la que suele aparecer en los medios de comunicación. De hecho, la influencia de las condiciones del mercado sobre el precio reportado para la cesta OPEP es tal, que dicho precio es publicado un día después que se han llevado a cabo las transacciones reales con esos crudos, es decir, cuando la organización cuenta ya con el valor real de dichas transacciones. Es entonces cuando se procede a calcular la media aritmética de las mismas. Conviene hacer notar que la influencia del mercado sobre los precios de la OPEP está afectada incluso, en buena medida, por el precio de los mercados a futuro.

Por otra parte, con relación al tema de los precios, la organización misma se encuentra dividida en dos grandes bloques: los defensores de los precios y los defensores de los mercados. Por una parte, se encuentran un grupo de países, como es el caso de Venezuela, con importantes requerimientos financieros. Estos países abogan por definir políticas, cuotas de producción y cualquier otro elemento que tenga influencia sobre los precios para que estos aumenten y poder, de este modo, satisfacer sus necesidades financieras. Son los países defensores de los precios. Estos países, ante la caída de los precios que comenzó en 2014, sueñan con un repunte como el que se inició en 2004. Esto, implícitamente, significa estar de acuerdo en que se sigan utilizando los contratos a futuro como indicadores de referencia del valor del crudo, reconociendo que estos valores son los que, eventualmente, pudieran, por su carácter especulativo, lograr una subida en los precios de esa magnitud.

Por otra parte, países como Arabia Saudita, han percibido como una amenaza real la aparición de una técnica para la extracción del petróleo y el gas de lutitas, conocida como fracking. Esta es una novedosa aplicación de viejas tecnologías utilizadas hoy en día para extraer petróleo directamente de su roca – madre, las lutitas, y no, como es lo tradicional, de su roca – yacimiento, las areniscas y las calizas naturalmente fracturadas9. Para estos países, el nivel de ingresos presente no es tan determinante como el mantenimiento de sus mercados en el largo plazo. Estos países están conscientes de lo que la aplicación de estas técnicas, aún cuando las mismas se encuentran todavía en la parte baja de su curva de experiencia, implica para países como los Estados Unidos. Con el tiempo, los países importadores netos, se harán cada vez menos dependientes de dichas importaciones.

Este grupo de países productores, para quienes el nivel actual de los ingresos no es tan determinante, son los llamados defensores de los mercados. Todas sus acciones están orientadas a satisfacer ese objetivo, lo cual incluye, entre otras cosas, sacrificar precios en aras de mantenerse competitivos en los que siempre han sido sus mercados tradicionales. De este modo, por ejemplo, Arabia Saudita se ha negado reiterativamente a aplicar cualquier acción tendiente a elevar los precios del mercado. Defensa de los precios y defensa de los mercados, evidentemente dos objetivos radicalmente antagónicos dentro de la misma organización de países productores.

Para complicar aún más las cosas, el mencionado conflicto, que no ha sido posible mantener totalmente en estado de latencia, ha llevado a reconocer la importancia de la producción de países como Rusia, que no es miembro de la OPEP, pero cuenta con un volumen importante de producción. Esto ha provocado que los dos grupos mencionados dentro de la organización, sobre todo al primero, busquen la forma de negociar con Rusia para que se solidarice con sus políticas de defensa de los precios. Como argumento básico de los “defensores de precios”, se piensa que para Rusia no estaría tampoco nada mal ver un incremento en los precios del petróleo.

Adicionalmente, no está claro aún el efecto que pueda tener la política económica que ha definido China con relación a la obtención de materias primas con las cuales no cuenta en su territorio. Dicha política consiste en otorgarles a países poseedores de esas materias primas, créditos pagaderos en especies, es decir, con un determinado volumen de la producción de dichos materiales. Este es el caso, por ejemplo, del petróleo. En tal sentido, China ha aplicado esta política a algunos países petroleros como es el caso de Venezuela y de Ecuador.

Finalmente, para quienes esperan una nueva alza de los precios provocada por los valores a los cuales se cotizan los contratos a futuro, es necesario tomar en cuenta, que ante la confusión actual, es difícil predecir cuál va a ser la reacción de los especuladores de ese mercado. Es inevitable que la percepción del futuro comportamiento del mercado petrolero afecte a estos actores de manera impredecible en este momento. Ante lo revuelto de este río, no está claro de cuales de los pescadores va a ser la ganancia.

A MODO DE RECAPITULACIÓN:

Las distintas denominaciones de precios del crudo están asociadas, en particular, a cada una de las épocas históricas de la industria petrolera y dependen de las características de cada una de esas etapas. Sobre todo, de cuáles son las organizaciones que poseen el poder para ejercer mayor influencia sobre el mercado en cada una de esas etapas. Por otra parte, en un determinado período histórico, pueden aparecer varias denominaciones para los precios. Estas, sin embargo, son perfectamente distinguibles y comprensibles dentro de la estructura del mercado y de los actores que participan en el mismo durante esa etapa histórica en particular.

Una denominación de los precios que aparece en todas las etapas históricas son, como hemos mencionado ya en dos oportunidades, son los valores de realización, aquellos a los cuales se llevan a cabo, realmente, las distintas transacciones. Estos precios, válidos en cualquier etapa histórica, rara vez son reportados públicamente. En primer lugar por su gran variación dentro de ciertos límites, pues dependen de las negociaciones entre las partes que intervienen en casa transacción en particular, pero también por que en muchos casos los mismos nunca llegan a ser conocidos fuera del ámbito de los actores que han negociado cada una de estas operaciones. Es posible afirmar también, que los valores de realización por lo general no coinciden con ninguna de las demás denominaciones para los precios, aunque estos sean una referencia importante en la negociación de aquellos. Esto es válido incluso para aquella segunda etapa histórica en la cual el mercado estaba férreamente controlado por el grupo de empresas petroleras multinacionales conocidas como “las siete hermanas”. Durante esa etapa, si bien es cierto que los valores de cotización o posted prices eran determinantes para establecer el precio de realización de la gran mayoría de las transacciones, también es cierto que era frecuente, a criterio de las empresas vendedoras, cierto grado de descuentos para algunos clientes.


 

BIBLIOGRAFÍA:

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