Sep 26, 2022

La Transición energética en Colombia

La transición energética ha suscitado diferentes debates en torno a cómo debería ser y en cuanto tiempo. Como lo hemos dicho desde siempre, la transición energética es “sui géneris” para cada país, pues todos son diferentes en cuanto a sus fuentes primarias de energía, economía, situación fiscal, cultura, nivel de desarrollo etc.

La Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos, Acipet, y, en general la Industria de Hidrocarburos, estamos comprometidos en avanzar hacia esa transición energética, pero de manera responsable a nivel social, ambiental y económico, además de que debe desarrollarse en forma paulatina y segura, sin traumatismos. Esta transición no significa eliminar del todo las fuentes actuales de nuestra matriz energética, al contrario, significa que esa canasta la debemos ampliar y diversificar con otros tipos de energías más limpias, como las renovables y en especial las no convencionales (eólica, solar, geotérmica, entre otras), siempre de la mano de energías tradicionales como el gas natural, que garanticen su eficiencia, confiabilidad, asequibilidad y precios justos en el suministro.

El gas juega un papel fundamental en esta transición, pues se espera que para el 2050 este tenga una participación del 22% en nuestra matriz energética, una de las más limpias del mundo, pues entre el 70%-80% de esta, son energías limpias y de origen renovables, además que, en el escenario actual, gracias a todos los energéticos con los que contamos internamente, nos podemos dar el lujo de gozar de nuestra soberanía energética. Esto es sin lugar a dudas el bien económico más preciado que tienen los países del mundo en la coyuntura de política global actual.

Colombia aporta el 0.42% de Gases de Efecto Invernadero a nivel mundial y de esta mínima cantidad, el 14% proviene de la Industria Energética. No obstante, con algunos anuncios que se hacen a diario desde diferentes sectores, se pretende acabar con una industria -la de hidrocarburos, que es casi la mitad de la economía colombiana y de la cual depende, en gran medida, el futuro de todos sus ciudadanos.

Las consecuencias económicas que generaría precipitar la transición energética (que requiere de mínimo 30 años para que sea segura y sostenible en el tiempo) serían muy desafortunadas, pues el petróleo en Colombia significa más del 40% de la inversión extranjera directa del país, más del 30% de la capitalización bursátil, más de 40% de la generación de divisas y más del 20% de ingresos corrientes de la Nación.

Imaginémonos por un instante si Colombia tuviera que importar todos sus energéticos porque no tiene autosuficiencia y soberanía energética. El país incurriría en USD $6,000M de costos adicionales anuales, pagaría $60 billones de pesos anuales por el combustible requerido internamente, la factura del gas incrementaría su precio hasta en 8 veces y el galón de gasolina podría llegar a costar entre $30,000 COP y $40,000 COP, pues sería muy difícil para país desarrollar mecanismos de mitigación de la volatilidad de los precios y estabilización de los mismos.

¿Y qué pasa con las reservas? No las podemos agotar, pese a que contamos con reservas de petróleo para 7.6 años y de gas para 7.7 años, debemos seguir explorando, buscando recursos que nos permitan sostenernos social y económicamente como país y seguir garantizando nuestra soberanía energética.

Necesitamos los Proyectos Piloto de Investigación Integral (PPII), pues estos nos sirven para saber con certeza si podemos utilizar a nivel técnico, económico, ambiental y social una manera de aplicar una técnica, el fracturamiento hidráulico multi-etapa en pozos horizontales en forma intensiva y sostenible en el país.

Como país, estamos en toda la capacidad de ser autosuficientes, sin dejar de avanzar hacia la transición energética. Un compromiso del sector de hidrocarburos y de todos sus profesionales.