Jorge ZajiaVenezuela, al cierre de esta edición el 24 de Julio, tenía pendiente el desenlace de dos escenarios: la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, ANC, –criticada negativa y mayoritariamente en los ámbitos nacional e internacional- y la amenaza del gobierno de los Estados Unidos de suspender las importaciones de petróleo mediante el rompimiento de toda relación comercial con este país que ha sido históricamente uno de sus principales suplidores del preciado energético.

El gobierno de “La Tierra de Gracia” –como la bautizó Colón al contemplar por primera vez las costas del nuevo mundo en el Delta del Orinoco-, está obligado a prestarle atención a esta posición del gigante del norte para corregir sus políticas, a riesgo de ver más destruida su alicaída economía en aras de un “socialismo del siglo 21” que solo ha generado la peor crisis de la historia republicana del país.

Vale la pena repasar algunas de las sanciones, petroleras y financieras, que contra Venezuela propone el gobierno norteamericano, si el gobierno sigue adelante con la elección de una ANC, que a decir de todos es ilegal, pues con ella se pretende reescribir una nueva constitución que liquidaría la República.

La Casa Blanca anunció que prohibirá la importación de crudos venezolano y la exportación de crudos livianos y refinados desde USA hacia Venezuela; además impondrá sanciones financieras a Pdvsa y otras empresas americanas que operan en el país y la limitación de firmas estadounidenses en caso de hacer negocios en Venezuela. También propone eliminar el sistema de pagos en dólares, lo que paralizaría las transacciones internacionales del país que se ha jugado su futuro a la única carta del petróleo.

Esta situación ha generado una tormenta de opiniones encontradas, entre los que sostienen que estas medidas –de implementarse- afectarán muy negativamente al gobierno venezolano y aquellos que piensan, por el contrario, que le darán oxígeno cuando proceda a culpar al gobierno de Washington de los males que aquejan al pueblo de Venezuela, que en su mayoría y desde hace mucho tiempo está padeciendo escasez, hiperinflación, desempleo y contracción económica a niveles catastróficos.

El prestigioso analista Moisés Naín, desde su perspectiva, tiene un punto de vista que merece ser citado. Al referirse a las sanciones que el gobierno americano ha anunciado que podría aplicar a Venezuela, Naín dice que hay tres razones por las cuales esta podría ser una mala idea: la experiencia demuestra los bloqueos económicos “hacen sufrir más a la población pero no afectan a los gobiernos y a las élites que los apoyan.”; el bloqueo petrolero es innecesario, pues sus terribles efectos los sufre ya Venezuela; y la tragedia venezolana tiene responsables muy claros, por lo que un bloqueo petrolero “…sería una maravillosa y oportuna tabla de salvación” para el régimen.

Hoy Venezuela – La Pequeña Venecia de Américo Vespuccio- está atravesando uno de los momentos más aciagos de su historia; mucho menos trágica –si a ver vamos-, que la ruina y la desolación en la que quedó hace doscientos años, después de los 14 años de la cruenta guerra que libraron contra España los Libertadores de América a fin de darle la libertad a medio continente.

La Pequeña Venecia es una nación de gente alegre y creativa, inteligente, generosa y trabajadora; por lo que no dudamos en anunciar lo que ya se avizora en el horizonte, que esta Tierra de Gracia, cual Ave Fénix resurgirá de sus cenizas y su renacer vigoroso y generador de riquezas será de nuevo un ejemplo valioso para la humanidad, para mayor Gloria de Dios.