La Ley de Hidrocarburos: 100 años

Francisco Arias
Presidente del Capítulo Anzoátegui de la Cámara Petrolera de Venezuela

Francisco Arias

Empezamos a hacer historia y esta se remonta unos tantos años más atrás de 1920, cuando en 1829 el Libertador Simón Bolívar promulgó en Quito un Decreto que consta de 38 artículos, el cual afianzaba y garantizaba la propiedad a las nacientes repúblicas sobre “las minas de cualquier clase”, incluidas las de hidrocarburos. Es aquí, cuando se establece el primer vínculo jurídico que a través de tiempo, permitiría a Venezuela mantener la propiedad y control de los recursos del subsuelo.

Ciertamente, una muy incipiente explotación de este recurso era llevada a cabo, pero desde entonces, los hidrocarburos comenzaban a posicionarse como un recurso del cual se necesitaba reglamentar su uso y adjudicar la propiedad de este, a la Nación.

Ya para el año de 1904, el gobierno de Cipriano Castro realizó una reforma a la Ley de Minas de 1854, dando al Ejecutivo toda la facultad de administrar y otorgar concesiones sin necesidad de contar con la aprobación del Congreso de la República. Asimismo, Castro añadió una resolución que regulaba específicamente la explotación de los hidrocarburos (asfalto, petróleo, alquitrán, etc.).

Producto de un acelerado crecimiento del negocio petrolero en el mundo y dados los interesantes hallazgos conseguidos en Venezuela, serían muchas las inversiones en el país. Por ello, se hacía cada vez más necesario tener un marco jurídico más específico, que permitiera tener un mayor control sobre la explotación de este mineral en nuestro territorio.

A razón de todo este desarrollo e inversión realizados en el país, para el año de 1920, durante el gobierno del General Juan Vicente Gómez y en manos del entonces Ministro de Fomento, Gumersindo Torres, se elabora y promulga nuestra primera Ley de Hidrocarburos, en donde se fijaba un mínimo de regalías del 15%. Asimismo, se estableció la figura de reservas nacionales, donde luego del periodo de explotación, la mitad del área sería revertida a la Nación. Además, se redujeron las áreas de concesiones y se reafirmó la propiedad del Estado sobre los yacimientos. Este es, sin dudas, un hito histórico importante y un punto de transición entre el Código o Ley de Minas y una Ley específica, que separaba a los hidrocarburos de las actividades mineras en el país.

Una ley bastante nacionalista que, de alguna manera, nos daba un justo trato en el naciente negocio petrolero del país. Esto creó incomodidad en las transnacionales que operaban en Venezuela y de manera inmediata protestaron la recién promulgada Ley, ante el propio General Juan Vicente Gómez, quien ante la presión de estas empresas cede. En 1921 se realiza una primera reforma a esta Ley de Hidrocarburos, en donde estas transnacionales fueron corredactoras, haciendo una ley bastante condescendiente para sus intereses particulares.

Una segunda reforma a esta Ley fue sancionada en 1922, haciéndola aún más permisiva y acto seguido, el Ministro Gumersindo Torres es removido del cargo. Aun y cuando fue muy acontecido este periodo de tres años entre la primera y segunda reforma a la Ley, esto marcaría el inicio y primer paso para las siguientes leyes, que hasta la actualidad tenemos.

Fueron muchas las reformas a esta primera ley: 1921, 1922, 1925, 1928, 1935, 1936 y 1938, hasta llegar a la Ley de Hidrocarburos de 1943. Una ley mejor estructurada y que le daba al Estado un mayor control sobre el negocio petrolero, concesiones de 40 años y además obligaba a las transnacionales a refinar parte de la producción de petróleo aquí en Venezuela, promoviendo así una mayor oportunidad de trabajo para los venezolanos. Esta Ley tuvo dos reformas en 1955 y 1967, hasta llegar a la actual Ley 2001, con solo una reforma en el año de 2006.

Ha sido largo el camino que en materia jurídica hemos recorrido en estos 100 años, hasta llegar a la Ley que actualmente tenemos. Todas, en esencia, buscan adaptar nuestras leyes y reglamentos a los cambios que exigen los momentos y circunstancias políticas, económicas y energéticas que podamos tener en el país.

Como hemos visto, nuestra Ley de Hidrocarburos se mueve y transforma conforme a las necesidades propias del dinámico negocio petrolero del país, para que todos los actores que en ella participan, tengan unas reglas claras de cómo funcionar.

Como venezolanos y ante cualquier escenario, siempre será necesario, promover espacios de sana y productiva interacción académica, para abordar todas las áreas de atención del negocio petrolero en el país y de los cambios que dentro del marco jurídico tengamos que realizar, para que a través del contenido y participación nacional, se genere la transformación e industrialización del país, que sería la verdadera base de nuestro desarrollo.

“Las leyes siempre estarán evolucionando, para adaptarse al momento