¿Hacia dónde va el precio del petróleo?


 

Jorge Zajia

Jorge Zajia Editor in Chief

Quien tenga la respuesta acertada pertenece a un grupo muy exclusivo, a una minoría privilegiada, porque el pronóstico del precio del petróleo es la variable más importante para el desenvolvimiento de esta poderosa industria; ya que traza la ruta para que quienes dirigen este negocio puedan planificar las estrategias de exploración y producción. El precio de petróleo a futuro le permite a los hombres que manejan este negocio visualizar las oportunidades para las inversiones de capital con un grado de certidumbre sobre su rentabilidad.

Si esta variable es tan importante, la más importante para la planificación de las actividades, por qué las predicciones del precio a futuro de los hidrocarburos son tan poco confiables y varían casi que caprichosamente. Los analistas más acuciosos reconocen que la tendencia a la baja del precio del oro negro, genera pesimismo en el mercado de capitales; por lo que es vital tener una visión lo más realista posible con respecto a su evolución.

La debilidad de los pronósticos del precio del crudo a largo plazo, se debe a que “las teorías erradas y los malos modelos, producen predicciones inexactas”; de allí que los analista más calificados siempre hablaron de un aumento gradual del precio, totalmente contrario a lo que sucedió en la realidad, cuando a mediados del 2014 se produjo una caída brusca y dramática de la cotización del crudo. Esta situación sorprendió al mundo entero y los ejecutivos se dieron cuenta que los datos sobre las operaciones a nivel mundial con la que alimentaron los modelos para predecir el desarrollo del negocio resultaron ser falsos.

En estos tiempos, que ha surgido un imprevisto de dimensiones catastrófica, el Covid-19, que ha llevado a un descalabro sin precedentes a la actividad económica y cuyo pronóstico más inmediato indica que todo va a cambiar sobre la faz de la tierra y que ya nada va a volver a ser igual. Para hacerle frente a esta realidad y paliar sus efectos negativos, la industria petrolera ha recurrido a lo que tradicionalmente ha sido una práctica en la actividad comercial, que es la reducción de las inversiones y los gastos; lo cual siempre impacta “brutalmente” el nivel de empleo y hoy se cuentan por cientos de miles los ejecutivos, profesionales y técnicos de la industria petrolera mundial que deambulan sin empleo, ni trabajo.

Si bien el negocio petrolero está pasando por una situación estructural -de cambio radical de la forma cómo se venía manejando la industria-, la situación del mercado es coyuntural y muy pronto se empezarán a ver los síntomas de su recuperación, pues es bien sabido que el ciclo de la oferta y la demanda es un círculo virtuoso que se repite cada cierto tiempo. Al cerrar la producción se produce un déficit en la oferta, que hace crisis cuando la actividad económica se reactiva y se genera un pico en la demanda de energía. En ese momento -irremediable y afortunadamente-, se incrementan la producción y los precios…. y así sucesivamente.

Predicciones de la evolución del mercado petrolero como los de ExxonMobil y BP, que han demostrado un grado aceptable de certidumbre, apuntan a que el crecimiento demográfico y el aumento sostenido del nivel de vida de la población, coadyuvarán también al crecimiento sostenido del consumo de energía y que los combustibles fósiles van continuar aportando el mayor porcentaje de ese crecimiento.

El sentido común y la lógica elemental obligan a los dirigentes de la industria petrolera a pensar muy bien y actuar responsablemente a la hora de reducir costos, y tienen que tratar de impactar en el menor grado posible el nivel de empleo, pues ese personal especializado y con experiencia es el que van a necesitar a muy corto plazo para el aumento de la producción de hidrocarburos que se ve venir.