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Apuntes para una historia de la Gente del Petróleo, Capítulo IX

Gente del Petróleo: Tres citas con la historia


La Gente del Petróleo ya ha tenido dos citas con la historia y se prepara para una tercera cita. Las dos primeras han sido (1), la reunión de 400 técnicos y gerentes de la industria petrolera con el Presidente Carlos Andrés Pérez en Miraflores en Enero de 1974, en pleno debate sobre el curso que tomaría la nacionalización (Estatización)  de la industria petrolera; (2), la huelga petrolera de 2003-2003, en defensa del profesionalismo y del apoliticismo en la industria petrolera.

PRIMERA CITA
La primera de estas citas le dio un vuelco decisivo a la fisonomía de lo que sería la “nacionalización” petrolera. Hasta el momento en el cual los técnicos y gerentes petroleros decidieron participar activamente en el debate petrolero la matriz de opinión estaba dominada por el sector político de izquierda a izquierda extrema, el cual pedía una nacionalización a sangre fuego, sin indemnizaciones, sin contacto alguno post-nacionalización con las ex-concesionarias y con la empresa estatal CVP como empresa matriz. El sector político de izquierda, apoyado hasta por COPEI, partido político de derecha, había arrinconado al gobierno y al partido de gobierno Acción Democrática para exigir el control total de Estado en el negocio petrolero.

Aquella reunión de los 400 petroleros con el Presidente Carlos Andrés Pérez y su gabinete y asesores fue de gran valor informativo para el Presidente Pérez, haciéndole ver que la toma de control de la industria petrolera por parte del Estado tenía aspectos complejos que el sector político y sus mismos asesores desconocían. Así lo admitió, al hablar con los asistentes al evento después de terminadas las presentaciones que se le hicieron ese día. A inicios de la década de 1970 se había comenzado a hablar seriamente de nacionalizar la industria petrolera venezolana a través del adelanto de lo que se llamó la Reversión Petrolera, lo cual tenía que ver con no esperar hasta 1983, cuando vencerían las concesiones petroleras, sino tomar el control de la industria antes de ese año. La razón esgrimida era poderosa. Se trataba de que las empresas concesionarias, sabiendo que sus concesiones terminarían en 1983 y que el gobierno venezolano no pensaba renovarlas, habían disminuido  sus inversiones a mediano plazo y prácticamente eliminados las inversiones de largo plazo. No tenía sentido para ellas hacer inversiones que no podría recuperar en el tiempo. Aunque esto era un paso lógico para ellas, la industria petrolera venezolana iba perdiendo reservas probadas  y eficiencia operacional año tras año. Una vez decidida la nacionalización a nivel político se hacía necesario ejecutarla cuanto antes. El sector político parecía pensar que el petróleo se “vendía solo” y así lo decía. Los gerentes y técnicos venezolanos de la industria petrolera sabían que esto no era cierto. Esta industria no era una simple tienda que, al cambiar de dueño, simplemente seguiría vendiendo sus mercancías a los vecinos del barrio. Era una industria internacional, la cual requería grandes inversiones que, hasta ese momento, eran aportadas por las empresas concesionarias pero que, después de la nacionalización, debían ser aportadas por el Estado. La industria petrolera requería de una constante actividad tecnológica que le permitiera mantenerse competitiva en el mercado internacional, un factor que debía desarrollarse en el país pero el cual aún no existía. Necesitaba canales eficientes de comercialización internacional, los cuales el Estado aún no poseía. Todo ello hacía necesaria una transición armoniosa y progresiva entre las ex-concesionarias y el Estado. El debate que se estructuró entre el mundo político y la Gente del Petróleo fue largo, intenso, apasionado pro, al final, representó una victoria para la Nación. Se llevó a cabo la decisión política pero ella fue moldeada por los insumos de la Gente Del Petróleo. El extremismo de izquierda sufrió una derrota y, como resultado, la nueva estructura de la industria petrolera “nacionalizada” (realmente, estatizada) permitió a Venezuela obtener grandes beneficios por bastantes años. Sin embargo, debemos apuntar, el buen desempeño de la industria petrolera estatizada comenzó a verse comprometido por una creciente tendencia a su politización. Estas señales comenzaron a aparecer en la década de los 80, tal como fue la eliminación de su autonomía financiera durante el gobierno de Luis Herrera Campíns. Cuando una empresa está obligada a ir al mundo político en búsqueda de financiamiento, como le sucedió a PDVSA, está condenada a entrar en un juego perverso de intereses partidistas o
personales, lo cual inevitablemente conduce a la contaminación política de sus procesos de decisión.

LA SEGUNDA CITA
La segunda cita de la Gente del Petróleo con la historia se presentó en los años 2002-2003, cuando el Presidente Hugo Chávez Frías, por admisión propia (oír su discurso en la Asamblea Nacional, del 15 de Enero de 2004, mencionado en:
http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2009/12/pdvsa-en-2002-violacion-protestas.htmlnombró a un presidente de PDVSA  – Gastón Parra – quien era un enemigo declarado de los gerentes y técnicos venezolanos de la industria y desconocía la complejidad de la industria petrolera y el escenario mundial en el cual PDVSA debía actuar. Esta designación, declaró Chávez, tuvo como objetivo  provocar una reacción de los gerentes y técnicos y poder así echarle mano a la empresa. No se equivocó Chávez al prever la digna reacción de la Gente del Petróleo. Reaccionaron en contra de esa designación que llevaba a la politización, mediocrización y degradación de la empresa. Se rebelaron en contra de esa designación y ello llevó a una conmoción nacional. Al extenderse la protesta de la Gente del Petróleo a los diversos sectores de la Sociedad Civil se produjo una manifestación popular como nunca antes se había visto en Venezuela. Una marcha gigantesca que partió del este de la ciudad hacia el centro produjo una reacción
violenta por parte de Chávez, la cual produjo muertes de manifestantes y una cadena de eventos que llevó a la Fuerza Armada a pedirle la renuncia a Chávez, lo cual fue aceptado por Chávez, según le comunicó al país en cadena televisiva nacional el General Lucas Rincón. La torpeza militar llevó al regreso de Chávez al poder de la mano del General Raúl Baduel. Como resultado de este evento el régimen de Chávez despidió a unos 22000 técnicos y gerentes, iniciando así el desmantelamiento de la empresa, la cual  cuenta en 2019 con 150.000 empleados para una producción de menos de un millón de barriles diarios, una tercera parte de lo que 40.000 empleados producían en 1999, a la llegada de Chávez al poder. La postura de la Gente del Petróleo en estos eventos fue cónsona con su lealtad a la institución. Se trató de una protesta eminentemente institucional, la cual llevó a la pérdida de sus carreras profesionales dentro de la empresa. La Gente del Petróleo pagó un altísimo precio por su postura honesta. Perdieron empleos, hogares, carreras, futuros, tranquilidad familiar. Muchos de ellos tuvieron que irse del país, acosados por las huestes de Chávez y han sido objeto de absurdas represalias y multas millonarias que carecen de toda validez legal. El despido de la Gente del Petróleo por parte de Chávez y la
llegada de una serie de presidentes y directivos corruptos e ignorantes ha llevado a PDVSA a la quiebra operacional y financiera. Hoy mucha de esa Gente del Petróleo despedida hace 16 años está en el exterior y se ha creado una nueva vida en diversos países del mundo. Un alto porcentaje de esa diáspora no regresará al país. Otros miembros del grupo han llegado ya a la edad del retiro y no podrán hacer aportes directos a la futura industria petrolera venezolana. Otros, en Venezuela o en el exterior, aún esperan la oportunidad del regreso. Para la Gente del Petróleo se acerca, más y más, el momento de su Tercera Cita con la historia.

LA TERCERA CITA
En medio de la inmensa tragedia venezolana, la cual nos ha afectado a todos, jóvenes y viejos, quienes se fueron y quienes han permanecido en el país, se vislumbra claramente la llegada del día en el cual la pesadilla chavista/madurista habrá terminado y comenzará la larga y penosa tarea de reconstruir material y espiritualmente el arruinado país que es hoy Venezuela.  Además de ser ciudadanos integrales y de requerirse su aporte para las labores cívicas más diversas la colaboración directa de la Gente del Petróleo será necesaria para llevar a cabo la tarea de recoger los vidrios, de agarrar los pedazos del Humpty Dumpty petrolero y tratar de reconstruirlo, aprovechando para eliminar los errores del pasado.  Esta nueva cita con la historia requerirá de la misma decisión y empeño que la Gente del Petróleo mostró cuando el debate sobre nacionalización y cuando debió rebelarse en contra del plan de Chávez de tomar el control revolucionario de la industria. La primera batalla se ganó, la segunda batalla se perdió y
ahora viene la tercera batalla por la recuperación de la industria petrolera nacional. Como el mosquito que vuela alrededor del elefante la Gente del Petróleo observa la situación de la Industria Petrolera Nacional, IPN, y piensa: “Yo sé lo que hay que hacer pero, por donde comienzo?”  Lo
que ve es dramático: campos petroleros descuidados, equipos y oleoductos corroídos bajo el sol, estatuas de Chávez arrumbadas en los pasillos de los edificios, casas abandonadas, taladros inactivos, tanques de agua o petróleo sucios y sin tapas, carreteras abrumadas por la maleza circundante, vendedores de petróleo que no tienen producto que vender, geólogos que no exploran , ingenieros que no completan pozos, refinadores que ven con impotencia o indiferencia la plantas operando a un 30% de su capacidad instalada, gerentes contrabandistas de gasolina o rateros de alto vuelo, cómplices de los contratistas, ex-presidentes de la empresa estatal fugados con millones de dólares robados y con aspiraciones presidenciales, militares dueños de compañías de servicio fantasmas que saquean lo que queda por saquear, gerentes que se endeudan con los rusos, con los chinos, con los japoneses para regalarle petróleo a Cuba, a Nicaragua, a Bolivia,  bolichicos y banqueros, todos en una criminal conspiración para exprimir hasta la última gota de petróleo de la Nación para su beneficio.  La ruina física que encontrarán es inmensa pero peor aún
es la ruina moral de quienes han usurpado el lugar de la Gente del Petróleo, desde Ciavaldini hasta Quevedo, muchos de ellos gozando impunemente de sus riquezas mal habidas. Como sucedió antes la Gente del Petróleo estará a la altura de su responsabilidad ciudadana en lo que tiene que ver con esta inmensa nueva tarea. En realidad, ya ha comenzado a actuar. Existen al menos una media docena de planes bastante detallados para guiar las
diferentes etapas de la reconstrucción y rehabilitación de la IPN. Hay, por supuesto, diferencias de apreciación sobre el tiempo y los niveles de inversión que serán necesarios para ver la producción petrolera venezolana al mismo nivel de la etapa pre-chavista pero pensamos que etas diferencia se resolverá sobre la marcha, a medida que se vaya revelando ante los ojos de la Gente del Petróleo la verdadera situación operacional, gerencial y financiera de la IPN. Existe una significativa convergencia de criterios sobre los pasos que hay que dar, un primer paso de diagnóstico y recuperación de confianza, un segundo paso – en paralelo con el primero –  de estabilización de la producción y un tercer paso de aumento progresivo de la producción. Quizás el punto fundamental de decisión para el futuro de la IPN será el concerniente al modelo de gestión que se vaya a implantar. Allí hay consensos parciales como los que existen sobre una amplia participación del sector privado y sobre la creación de una agencia reguladora de los hidrocarburos que negocie,  supervise y regule las contrataciones que la Nación haga con empresas privadas para el desarrollo del sector petrolero. Sobre lo que habrá más discusión es  si el país debe o no tener una empresa estatal de petróleo, habida cuenta de la experiencia que la Nación ha tenido con PDVSA durante sus 44 años de vida. Consideramos que lo que se decida sobre este punto determinará el éxito o el fracaso de esta nueva etapa. La Gente del Petróleo está llamada a dar su aporte sobre este tema con el mismo sentido de responsabilidad ciudadana que mostró durante sus citas anteriores con la historia. Mientras más rápidamente se pronuncie, mejor, ya que hay opiniones encontradas sobre este tema, al cual regresaremos en un capítulo posterior.

Publicado por Gustavo Coronel en 5:40 N