Sep 05, 2022

El gas natural y la transición energética

Después del hallazgo de gas natural en La Guajira y en el pie de monte llanero, las dos principales fuentes de suministro del gas del país, que ya están en franca declinación, no ha habido otro descubrimiento de su importancia

Por Amilkar D. Acosta


 

Por Amilkar D. Acosta*/Guía del Gas-Colombia

Las reservas de gas natural con que se cuenta el país de 3,1 giga pies cúbicos (GPC), a duras penas alcanzan para 8 años, de allí la urgencia de explorar aún más para recuperarlas, ya que desde hace una década pasamos de la abundancia a la escasez de gas, poniendo en riesgo el autoabastecimiento.

Por fortuna, en los últimos días se ha anunciado por parte de Ecopetrol descubrimientos muy importantes y esperanzadores que pueden alejar el fantasma de las importaciones de este energético. De todos modos se cuenta con una planta regasificadora de la Sociedad Portuaria El Cayao, localizada en Cartagena, para importarlo cuando el parque de generación térmica así lo requiera.

Este es el escenario que enfrenta Colombia en medio de la crisis energética a nivel global que ha exacerbado la invasión rusa a Ucrania y las sanciones impuestas por EEUU y sus aliados de la Unión Europea a Vladimir Putin, que ha elevado sensiblemente la cotización del gas, superando los US$8 el MMBTU, incrementando exorbitantemente los precios y las tarifas de energía, atizando de paso la inflación global.

Ello ha venido a interferir la marcha de la Transición Energética en dichos países, obligándolos a dar marcha atrás en su avance, en pos de garantizar la seguridad y sobre todo la soberanía energética.

Es en este contexto en el que tendrá que avanzar la administración Petro en la hoja de ruta de la Transición Energética en el país, que tiene sus propias peculiaridades. Empezando porque mientras en los EEUU y en la UE el 73.2% de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provienen del sector energético, en Colombia este sólo contribuye a ellas con el 30%. Adicionalmente, al tiempo que en el resto del mundo el sector eléctrico genera el 35% de dichas emisiones, en Colombia sólo el 5%.

En Colombia, a diferencia de los demás países, la principal fuente de emisiones de GEI, con el 45%, es el cambio de uso del suelo, la agricultura, la ganadería y sobre todo la deforestación, que el año pasado registró la alarmante cifra de 174.103 hectáreas, creciendo el área devastada por segundo año consecutivo.

Planta regasificadora de El Cayao

En Colombia, como en el resto del mundo, el gas natural está llamado a servir de combustible puente de la Transición Energética y así lo catalogó el parlamento europeo, integrándolo a su matriz energética con el sello verde, dándole el mismo tratamiento de las energías renovables.

Colombia requiere del gas natural para avanzar en una transición gradual, como tiene que ser y responsable. Y dado que nuestras reservas de gas son tan precarias es imperativo continuar con la exploración del mismo, pues sólo se encuentra si se busca, para así garantizar una transición tranquila. Una de las lecciones aprendidas de la tragedia que vive la UE es que la Transición Energética no debe poner en riesgo la seguridad y la soberanía energética.

Quienes desestiman la importancia del gas natural en la fase en la que estamos de la Transición Energética, como Jésica Arias, del equipo de energía de Transforma y Ph.D en Transición Energética, afirman que “en la generación eléctrica tenemos todo el potencial para suplir nuestra demanda a mediano plazo con fuentes renovables”. Ello es absolutamente falso, tanto más en cuanto que los principales proyectos de energía eólica que se están instalando en La Guajira sólo entrarían al sistema interconectado nacional (SIN), si no se presentan más demoras, el 1º de Abril de 2024, después del aplazamiento dispuesto por el Ministerio de Minas y Energía en su Resolución 40181 de mayo 23 de este año.

Además, las fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER), dada su intermitencia, requieren contar con el respaldo de la energía firme que sólo puede garantizar el parque térmico, que cuenta con 5.400 MW de potencia instalada y este requiere para operar del gas natural. No podemos cometer la misma insensatez de los europeos de apagarlas asumiendo el riesgo sistémico subsiguiente.

Del gas natural, al igual que del petróleo, podemos decir que es mejor tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo, y peor aún depender de sus importaciones. Ello fue lo que llevó al Congreso de la República a expedir la Ley 2128 del 2021, tendiente a promover “el abastecimiento, continuidad, confiabilidad y cobertura del gas combustible en el país”, y la masificación de su uso, “se declara de interés nacional y estratégico para el desarrollo económico, social y ambiental”.

Exponer al país a tener que importar gas natural contraviene esta Ley. Ello sería impensable.

 

*Exministro de Minas y Energía y miembro de Número de la ACCE