 La pandemia ha demostrado cuan entrelazado está el mundo, no solo en la progresión del virus, sino también en otros aspectos tan relevantes como los suministros de materias primas, los productos semi manufacturados y los terminados.
Algunos ejemplos relevantes y del conocimiento público son, por ejemplo, los vehículos, en los cuales a nivel global hay una escasez que ha generado inclusive el aumento de precios de vehículos usados hasta en un 30%.
Para manufacturar un vehículo se requiere una cadena de suministro altamente compleja y especializada porque contiene desde pequeños tornillos, decenas de elementos eléctricos, cientos de piezas mecánicas, etc. Tomemos un ejemplo para analizar la cadena de suministros. El alternador es un dispositivo diseñado para proporcionar corriente eléctrica al vehículo y se destina a recargar la batería y a suministrar corriente a los sistemas eléctricos. Contiene cobre, zinc, aluminio, acero, polímeros, que son transformados desde su estado natural hasta llegar a ser componentes que una vez fabricados se constituirán en un alternador para ser ensamblado en un vehículo. Una falla productiva de cualquiera de los suplidores de los componentes del alternador producirá que éste no llegue a tiempo a la ensambladora. Si esa falla es concurrente en suplidores de varios equipos y componentes, tendremos como consecuencia no solamente la afectación de la producción sino también la de las ventas.
La no disponibilidad de un producto terminado, como consecuencia de problemas del proveedor en la producción o logística, se denomina disrupción en la cadena de suministros.
Imaginemos por un momento la hiper compleja cadena de suministros de la industria petrolera nacional en la que un producto terminado, como por ejemplo los vehículos, son apenas uno de los miles de equipos diferentes que se usan para producir y comercializar petróleo y sus derivados, para lo que se requiere equipos como taladros, bombas, tubos, cables, válvulas, motores eléctricos y de combustión, turbinas, calderas, barcos, equipos para control de calidad, compresores, camiones especializados, etc.
La producción masiva requiere que los suministros a la unidad productora tengan una coordinación precisa y confiable; es como una orquesta, para ejecutar a la perfección una melodía, todos los instrumentos deben estar bien afinados y sonar a su tiempo con excelencia.
En el caso de nuestra industria petrolera, la disrupción en la cadena de suministros se ha producido por varios factores y en etapas, afectando significativamente la producción. En orden cronológico tenemos en primer lugar una auto disrupción que se produjo a partir del año 2013 cuando se empiezan a diferir los pagos a proveedores, ocasionando el incumplimiento de las condiciones contractuales. La cobranza oportuna permite planificar, fabricar, reponer inventarios y mantenerlos activos para el cliente. Como consecuencia de la falta de pago, muchas empresas especializadas en manufacturas y suministros de equipos y materiales empiezan a cerrar sus puertas o a no tomar más riesgos evitando vender, generando un estrangulamiento en el suministro, consecuentemente se van cerrando pozos e instalaciones por falta de algún equipo o servicio y originando una caída progresiva en la producción.
Una segunda etapa la ocasionan las sanciones impuestas por Estados Unidos a partir del año 2015, que más allá de cuál fue su razón y si son justas o injustas, han tenido un efecto demoledor para todo el sector público y privado asociado a la producción de petróleo y derivados. Las sanciones impiden, entre otros aspectos, que fabricantes y proveedores de Estados Unidos comercialicen cualquier bien o servicio; y los proveedores de otros países del mundo han tomado distancia por temor a incumplir o a ser sancionados, lo que provoca otra disrupción acelerando la caída de la producción.
Finalmente en tercer lugar, la pandemia y todas las consecuencias que se han desarrollado a partir de la primera detección del virus en Wuhan. El cierre de ciudades, cuarentenas, suspensión de vuelos, etc., generaron una caída de los precios del crudo que impactaron los mercados petroleros durante todo el año 2020.
Dentro de este ambiente adverso se ha logrado estabilizar la caída de la producción de petróleo y se están dando los pasos que permitirían suspender parcial o totalmente las sanciones. Desde la Cámara Petrolera estamos convencidos que se retomará la formalidad y cumplimiento de las condiciones contractuales con contratistas y proveedores, subsanando los pasivos de una forma consensuada, que permita retomar la senda de una industria exitosa y referente en el mundo del petróleo y gas. El éxito de toda gran empresa depende del éxito de toda su cadena de suministro. |
