Jorge ZajiaSeguramente por la mente de este insigne venezolano de pensamiento universal, reconocido como Padre de la OPEP, jamás privó la idea que sus palabras eran el presagio de lo que años más tarde se convertiría en el flagelo que hoy carcome a algunas de las petroleras estatales latinoamericanas. No a todas, pero si a las más grandes y poderosas.

A objeto de deslastrarme de la carga subjetiva que supone tocar este tema, me voy a apoyar en las opiniones de dos personas muy reconocidas en el ambiente petrolero de la región: nuestro colaborador de muchos años, el boliviano Director de Gas y Energía Latinoamérica, Álvaro Ríos Roca; y el Exministro de Energía y Minas de Venezuela, José Ignacio Moreno León.

Álvaro Ríos, en su acostumbrado artículo de Última Página (Febrero 2017, Petroleum 325) dice que “Nos avergüenza la corrupción que ha corrido y corre por las venas de América Latina, pero por otro lado nos enorgullece lo que acontece en Brasil. Es sin duda un ejemplo de lo que debe ocurrir en los sistemas judiciales de otros países en nuestra región”, y agrega que la corrupción es una de las más execrables lacras que azota a la humanidad, ya que hace que la riqueza se concentre en pocos y la pobreza en muchos y desvirtúa los valores fundamentales como el estudio y el trabajo honesto.

Continúa: En el sonado caso Lava Jato, la justicia brasilera tiene investigados y presos a intocables empresarios, a poderosos políticos y a directivos y ejecutivos de Petrobras. Esta investigación profesa daños muy profundos para Petrobras y la economía brasilera y se encamina a buscar los tentáculos de esta corrupción, porque “…si queremos empresas de energía estatales estratégicas, robustas y pilares de nuestras economías, debemos sacarlas del circuito vicioso de la corrupción”. Lo que se puede lograr blindándolas del poder político de turno.

Ríos no ahorra las palabras: “Al escándalo Petrobras, se suma otro en Petroecuador, donde su otrora Presidente está prófugo y su Gerente General fue descubierto con dinero oculto en su domicilio. Pdvsa es un mar de corrupción donde nada ya asombra y en Pemex también es común esta práctica. Hay también serios indicios de corrupción en Ancap e YPFB. Muy poco se escucha de actos de corrupción masiva en Enap, Ecopetrol y Petroperú”.

José Ignacio Moreno León, en un artículo reciente titulado “ODEBRECHT: Corrupción, cáncer de la democracia” dice que la corrupción representa una de las más escandalosas manifestaciones de la quiebra de valores y principios que sufre la sociedad del siglo XXI.

Moreno León evoca lo que condujo a la quiebra de Enron en el 2001 y la crisis financiera de finales del 2008 que llevó al colapso a entidades bancarias como Citigroup y Goldman Sachs con grandes pérdidas para los accionistas de la primera y los ahorristas de las segundas. “Pero el caso Odebrecht es la demostración más evidente de cómo el cáncer de la corrupción se ha expandido en América Latina, dañando a más de 10 países de la región y de cómo esta lacra social se ha potenciado al impulso del gran capital privado”.

Luego de desmenuzar los detalles del caso Lava Jato, con la distribución de los US$788 millones en sobornos repartidos en 12 países, pone de manifiesto los peligros que corre la democracia cuando se manipula la gestión pública y la actividad política.

Por último se lamenta que en Venezuela queda pendiente cuál va ser la posición de las autoridades y de la dirigencia política –de ambos bandos-, ante los graves señalamientos de sobornos promovidos por Odebrecht.

Con Álvaro Ríos Roca, también decimos que “Es tiempo de reflexionar sobre lo que acontece en Brasil. Empresarios, políticos y funcionarios públicos deben entender que la corrupción nos hace daño y que las consecuencias pueden ser muy adversas para todos más adelante. Una vez más debemos agradecer por la señal moralizadora que nos lanza la justicia desde Brasil”.